2.11.08

Separar grano y paja

Me hallo últimamente más embebido de lo que me gustaría en el apasionante mundo del tratamiento de la diabetes; aparte de lo que esto me aporte en lo relativo a conocimientos sobre esta enfermedad, estoy aprendiendo mucho más en torno al funcionamiento comercial/terapéutico de las grandes enfermedades (diabetes, hipertensión...en general todo lo que tenga que ver con los factores de riesgo cardiovascular).
En los últimos años el arsenal terapéutico en estas enfermedades está creciendo a marchas forzadas; de estas novedades, se pueden contar ocn los dedos de una mano las que pueden tener utilidad real para algún paciente; un ejemplo de esto es el de la famosa insulina inhalada; cuando ésta se comercializó los medios de comunicación se hicieron eco de su salida al mercado, viéndola como un gran avance que haría que los diabéticos pudieran dejar de pincharse diariamente (cosa que tiene que ser ciertamente molesta, sin duda); lo que no se contaba en ningún sitio era que la administración de esta insulina tenía bastantes condiciones para poder ser realizada (no haber patología pulmonar, ajustar la dosis cuando hubiera algún resfriado,...)...unos meses después de su comercialización, la casa comercial (Pfizer) anunció la suspensión de la fabricación de esta insulina por motivos exclusivamente comerciales (malos resultados económicos)...unas semanas después se conocían los datos de un estudio que correlacionaba el uso de esta insulina con el aumento de cáncer de pulmón en los pacientes tratados con ella...
Esto no es sino un ejemplo de cómo fármacos novedosos se introducen en el mercado de forma apresurada, sin que haya una suficiente evaluación de su perfil riesgo/beneficio...
...y mientras tanto tendremos que seguir buceando en la insondable maraña de nuevos fármacos para que no se nos escapen aquellos que puedan aportar algo a los pacientes que puedan beneficiarse de ellos (y también para proteger a nuestros pacientes de la introducción y el uso prematuro de fármacos no estudiados suficientemente).

3 comentarios:

  1. Fármaco nuevo no es igual a mejor, es igual a precaución porque se tiene menor experiencia de uso. No olvidemos que como bien reconocen las propias empresas farmacéuticas, son empresas, no ONGs, y cumpliendo con la normativa vigente de aprobación de fármacos, sigue quedando una fase de estudio, fase 4 o de farmacovigilancia, en la que la detección de efectos adversos menos frecuentes recae en el uso del fármaco sobre nosotros, la población general. Entonces, salvo que haya demostrado una amplia reducción de mortalidad y mejoría en la calidad de vida (dos variables que me parecen bastante relevantes) respecto a los fármacos de referencia, su uso debe de de ser muy discutido.

    Es difícil separar el grano de la paja. Lo más fácil y a la vez más peligroso es dejarlos mezclados, haciendo una harina de mala calidad con potenciales efectos adversos biológicos sobre el paciente y/o económicos sobre el Sistema Nacional de Salud.

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  2. Un buen médico debe CONOCER lo último y RECETAR lo penúltimo.

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  3. Es evidente que hay que andar con mucho ojo con los nuevos farmacos. Afortunadamente, parece ser que las autoridades competentes estan lanzando bastantes alertas de farmacovigilancia para que todos los médicos (que bien sienta poder incluirse, por fin, en este grupo!)andemos con bastante precaucion ante los nuevos tratamientos.
    Esto no quiere decir que no vayan a salir o esten saliendo nuevas especialidades farmaceuticas que serán magnificas, pero eso sólo el tiempo lo dirá.

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