Empiecen disculpándome el ladrillo y el, como siempre, exceso de carga personal en lo que hoy vengo a contarles. Padilla interpretará, no sin parte de razón, que lo que quiero es hablar de mi pastillero ahora que hace mucho que no hablo de mi libro. Igual es eso.
Les propongo un juego si se hallan (o han hallado) en el curso de un tratamiento mental, uno que no (sólo) se de a pacientes que oigan voces: mencionen la palabra psiquiatría en cualquier contexto perimédico y en menos de 30 segundos, con una p<0,05, su interlocutor habrá mencionado el tratamiento que usted toma a cuenta de la indicación por la que lo toma, y dirá que tanto prescribirlo como tomarlo es una gilipollez.
Proceso entonces: “presuponer que ese tratamiento, por el hecho de que se recete a mansalva y lo consuma mucha más gente de la inicialmente calculada, es erróneo, sí que es una gilipollez”. O a lo mejor presuponerlo no es una gilipollez, pero a mí me irrita. Porque a cada uno que le he escuchado que qué chorrada tomar pastillitas para los problemas de la vida me habría gustado saltarle los dientes y que después me gangoseara la respuesta a qué hacer y como apañármelas sin ellas más allá de tontiletanías como "déjate de tonterías, blablabla". Porque, amigos jugadores, les va a resultar complicado encontrarse alguien que no critique que los psiquiatras den tantos fármacos y sin embargo se callarán como putas si les preguntas a bocajarro qué se supone que tienes que hacer en vez de tomarlos. Si acaso, les soltarán un par de dedicatorias de carpeta, de las del colegio. Chachi, e hipercientífico.
“La psiquiatría está muy empastillada” me ha dicho hoy un profesor, el doctor C, a mi pregunta tangencial sobre salidas profesionales. No es cuestión de confundirse, profeso auténtica admiración por este hombre, de mayor quiero ser como él y hacía tiempo nadie me cautivaba tantísimo en un aula. Y sin embargo zas, mencionar "psiquiatría", 30 segundos y perlas del tipo “la psiquiatría está empastillada”, “a cualquiera por cualquier gilipollez le mandan ____ (¡bingo!)” blabla. ¿es que acaso tienes algo mejor para mí, gilipollas?
Y divago y no puedo sino acordarme de lo que me muy irrita escuchar “la tontería esa de no comer se la quitaba yo de dos hostias a esa niña” escuchado másqueamenudo en contexto médico y no médico respecto a la anorexia. Y el consiguiente “y tú qué coño sabrás, imbécil” que me surge. Y el chirriar de los dientes de escuchar a quien no tiene puta idea de lo que habla. Y el agradecer las muchas horas de leer blogs de anoréxicas (en vez de horrorizarme y denunciarlos a sus servidores para que los cierren como hacen (hacéis) la mayoría) hasta intentar entenderlas, y de leer las conclusiones de no-médicos-pero-buenos-observadores al respecto como las de Diana Aller (les muy recomiendo les echen un ojo). Hasta haberme preocupado antes por contextualizarme y empatizar que de hacer mi juicio de valor con mi superioridad moral de “eso son tonterías, tonterías que yo no haría nunca porque soy demasiado inteligente”.
Y entonces el silogismo sigue solo, el muy cabrón, y me recuerdo una y mil veces diciendo algo (que, bytheway, sigo pensando): la fibromialgia no existe. Y es cierto que basta con haber visto a x fibromiálgicas en consulta para reconocer la actitud, la cara, el discurso, el lenguaje corporal, el entorno corresponiente, y todo. Y entonces me pregunto si no debería preguntarme que quién soy yo para negar y dar por hecho, y solo por un gold standard ridículo (que lo es), ridiculizar el servicio que pueda estar haciendo.
La psiquiatría está empastillada y es una mierda, bien, ¿tengo algo mejor que ofrecer, más allá de repetir letanías vacías y dedicatorias de carpeta? No, ¿no? igual mejor cierro la boca.
La fibromialgia no es una enfermedad sino una caja garantizada para laboratorios, y es una mierda, bien, ¿tengo algo mejor que ofrecer? No, ¿no? igual mejor cierro la boca.
Me patea el hígado que los laboratorios hagan cajas astronómicas con aquello que no se maneja bien, que es difuso, que depende tanto y más de percepciones subjetivas. Me patea Mucho el hígado. Pero hasta qué punto tengo derecho a hacer prevalecer que me patee el hígado a que haya gente que se siente mejor gracias a ese empastillamiento, gente a la que yo no tengo nada que ofrecer a cambio, más allá de mi exquisita moralidad de sillón, sin una vida de mierda que se me transforme en dolores crónicos como a esas pesadas cuya enfermedad no existe, etc etc.
Nos quejamos, y seguiremos quejando de la walmartización de la salud, del convertir la salud en un negocio, de cómo y cuánto afectan las modas a algo que debe ser guiado exclusivamente por la ciencia y cuyo fin es el bienestar. Pero me pregunto si en nuestro común camino nos paramos a ver cuántas incoherencias (como las del sistema del que nos quejamos) cometemos. Porque ¿y si esa walmartización, esos términos del negocio con el que unos pocos se están lucrando, esas modas, son mejores que lo que nosotros estamos ofreciendo, purismo, palabrería y toneladas de paso-de-comprender-algo-tan-tonto-como-lo-tuyo?
No es esta la conclusión que quiero sacar, pero en ciertas ocasiones no puedo evitarlo. Convénzanme, ruego. Este lado del espejo no me gusta.
jo-der, pero ladrillo ladrillo.
ResponderEliminarUhm...
ResponderEliminarPues no me ha quedado muy claro tu punto de vista. No escribes demasiado claro...
Opinas que la fibromialgia no existe como enfermedad? Entonces que es? Dolores psicosomaticos? Eso no es tambien una enfermedad?
No entiendo...
en efecto fidel, no te has enterado de nada. te recomiendo que esta vez te leas el texto entero, o que te abstengas por completo de leerlo. las lecturas parciales no suelen ayudar.
ResponderEliminarDisculpe ud, pero esta frase:
ResponderEliminar"Y entonces el silogismo sigue solo, el muy cabrón, y me recuerdo una y mil veces diciendo algo (que, bytheway, sigo pensando): la fibromialgia no existe."
No es precisamente muy clara, porque la frase dice CLARAMENTE que el autor piensa que la fibromialgia no existe. Sin embargo, mas adelante dices: "gente que se siente mejor gracias a ese empastillamiento", luego da a entender que esa gente tiene "dolores", aunque sean inventados, pero eso sigue siendo un desorden psicologico, no?
He leido varias veces el texto, y sigo encontrandolo confuso.
Parto de la base de que no soy (ni de lejos) Psiquiatra.
ResponderEliminar¿Sobremedicación en Psiquiatría? me parecería demasiado atrevido emitir un juicio al respecto sin ser Psiquiatra (o en su defecto residente en formación de Psiquiatría), al igual que no podría decir si hay un exceso de tornillos en el motor de un coche. No creo que haya mayor sobremedicación, o en muchos casos mejor dicho "mal-prescripción", que en otras especialidades, entre otras cosas porque tal y como se espero que se haga conmigo, parto de la presunción de inocencia hasta prueba de contrario.
Sobre vanalizar o ironizar las enfermedades psiquiátricas es una tendencia generalizada y preocupantemente extendida. Hace no muchos años poca gente reconocía una enfermedad, digamos "orgánica", porque se presuponía una debilidad intrínseca al individuo. Hoy en día nadie se avergüenza de tener una colitis ulcerosa (por ejemplo), una diabetes, etc. Es más, tenerla desencadena por lo general en las personas cercanas al paciente una reacción de ayuda que supone un factor decisivo en la aceptación social de enfermedad-enfermo, y en hacerse llevadero el proceso de tratamiento, recuperación, etc. Sin embargo, nos falta hacer ese "click" social en el caso de las enfermedades/procesos psiquiátricos.
Sobre atribuir diagnósticos erróneos o tratar enfermedades inexistentes, forma parte de la mala praxis, y ni en Psiquiatría ni en ninguna otra especialidad debería suponer un descrédito en primer lugar para los pacientes, y en segundo lugar para el resto de profesionales de su especialidad.
Siento haberme enrollado, pero me parece un tema interesante, a parte de parecerme una de las pocas especialidades médicas que requiere vocación para poderse realizar correctamente.
Un saludo a todos!