7.2.10

un arma terrorista cargada de futuro

- ¿tú también quieres ******ía? [rápida mirada en escorzo]¿y qué número tienes?

- Peor que el tuyo, tranquilo- rió.

- Bueno, te lo cuento de todas formas. El sitio es la rehostia. Fíjate que las residentes estuvieron dos horas conmigo por la mañana, me presenté sin avisar, ¡y pudieron sacar dos horas! Es el sitio perfecto si quieres que en tu vida haya más cosas además de la medicina, además son gente muy agradable. Y lo mejor: tú puedes librar la guardia, pero si no quieres librarla, te quedas currando y acumulas los días, de modo que puedes sacarte una o dos semanas enteras de vacaciones extra. Es el puto paraíso.

Tienes 24 años, pensó ella. 24.

Le salió un poco de angustia en el anular izquierdo y algo de penita en el corazón, que pudo sofocar rápido pensando en su propio número, una perfecta auto-mordaza (francamente auto-mordaz).

Al llegar a casa en su bandeja de entrada pudo leer “asunto: problema MIR”, donde tras la exaltada denuncia de un advenedizo exaltado, gmail le dejó ver cómo unos cuantos espontáneos debatían acerca del cupo para extranjeros (y como tres mil euros lo desvanecen) y de la fuga de cerebros.

Hacia un sistema de formación más justo, fue a pensar.
Pero la mordaza le apretaba y decidió dejar la idea suelta en el aire.

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