2.4.11

¿Y si las cosas sirvieran para algo? Llamémoslo Villabona

No sé en qué momento perdieron las gafas, pero cuando les vi ahí dentro ninguno las llevaba.
Ignoro si es la buena visión la que te lleva a entrar a la cárcel o es que en el entorno en el que se mueven llevar dos ojos accesorios te predispone a llevarte hostias como panes...

Por lo visto ahí dentro tampoco les dejaban llevar armaduras, y de repente te encontrabas hablando con un preso (de los que te hacen cambiarte de acera al cruzarte con ellos un sábado por la calle Betis) acerca de la importancia de un abrazo en el momento oportuno mientras que el de al lado continuaba su discurso (sin interrumpirse, sublime respeto) analizando la importancia de asumir las responsabilidades y confrontar los problemas y errores.

Y entonces es cuando uno se acuerda de que en España todo el mundo tiene una opinión formada sobre 5 temas: 1) medicina, 2) fútbol, 3) energía nuclear, 4)el-conflicto-vasco (todo-junto) y 5) reinserción de presos... todo el mundo opina sin problemas sobre la utilidad de la cárcel como sistema de reinserción social, la cárcel como castigo, la carcblablablabla... pero tú estás ahí y tienes la sensación de que eso Sirve para algo, que aborda los problemas desde perspectivas poco habituales... desde las causas, no desde las consecuencias, que es por lo que están allí. El preso como habitante de una vida sin estructura, no el preso como malvado individuo poseído por satán... y eligen la horizontalidad como cuerda floja que hacer segura.

Tú piensas que no habrá quién deshaga el nudo que te tejieron dentro, y alguien decide que es la hora de asistir al “taller de salud”... y ahí es cuando te dan ganas de meter a esos hombres en una facultad de medicina y pedir que enseñen algo a los demás... gente que vive en una celda y que ahí estará durante sus próximos 6 años te habla de la importancia de atender a lo psicosocial como complemento a lo puramente físico, y desarrollan el modelo de determinantes sociales de salud como si Marmott se hubiera infiltrado en sus venas (aunque quizá no sea su mejor vía de contagio comunitario)...

Entras con prejuicios y sales con postjuicios. Entre medias han pasado 10 años mentales y 4 horas reales. Hoy Creo en una cosa más.

3 comentarios:

  1. Valoro positivamente tu sensibilidad, sin duda. Pero creo que debe matizarse el valor de lo que nos pueden o deben enseñar personas que están ahí por traficar con sustancias que causan muerte o que directamente han propiciado la muerte a su mujer o su pareja, por ejemplo. Tal vez nos deban hablar de cómo entraron en esas espirales, cómo profundizaron en ellas y qué sentimientos albergan respecto al mal - sí mal - causado. No sé, mis sentimientos son confusos: odio las prisiones, pero imaginas lo que debe sentir la víctima - si vive para contarlo - al ver al agresor en rápida y pronta libertad?
    http://tontosantajusta.blogspot.com/

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  2. -Federico: ¿cuando hablas de la víctima, te refieres al otro desgraciado que le compraba la mierda? porque como bien has dicho al principio, la insultante mayoría están ahí por traficar con sustancias... y sin embargo, luego hablas de víctimas equiparando (inconscientemente, imagino) preso y asesino.

    -Javi: que hayas visto humanidad en la cárcel no quiere decir que la cárcel sea humana. Como institución, como instrumento de poder es abominable y podertosa. Sirve, claro que Sirve, pero para otras cosas (esconder nuestras vergüenzas, acotar los "fallos").
    En el principio, no es en la cárcel donde debería estar esa gente hablando de humanidad.


    Gracias por hablar de esto!

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  3. No hay víctimas en el delito imaginario de tráfico de drogas, sólo los que van a la cárcel por ello. Y lo de Villabona no se puede llamar "rehabilitación", a menos que consideremos como "reeducación" lo que se hace en Corea del Norte y similares

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