Por Rafa Cofiño y Javier Padilla
El próximo domingo se celebran en nuestro país elecciones generales. A través del siguiente post y haciendo referencia a diferentes publicaciones del ámbito de la salud, trataremos de señalar cómo la orientación del voto hacia una ideología conservadora puede producir un aumento de las desigualdades sociales, de la pérdida del protagonismo de las instituciones públicas como garantes de esta igualdad y un debilitamiento de los sistemas de sanidad y educación públicos. Queríamos compartir y difundir dichas reflexiones para que ayuden a la toma de decisiones en la intención del voto del próximo 20 de noviembre.
- En el año 2009, Nancy Krieger del Departamento de Sociología de la Universidad de Harvard, realiza una revisión de la evidencia disponible sobre cómo afectan los determinantes políticos en las desigualdades en salud. Entre las conclusiones del artículo agrupa cuatro grandes factores políticos: 1. la transición a una economía capitalista; 2. la estuctura neoliberal; 3. los estados de bienestar (welfare states); 4. la incorporación política de grupos raciales/étnicos, indígenas o de genero que habían permanecido discriminados. La evidencia, según la revisión de Krieger, indica que los dos primeros puntos probablemente incrementan las desigualdades en salud, el tercero está asociado de forma inconsistente y que el cuarto las reduce.
- Albert Espelt de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, señalaba en el año 2.000 que “La salud de las personas, igual que otros aspectos de su calidad de vida, está relacionada con las políticas y leyes que establecen los partidos que gobiernan en su país . De este modo, el partido que gobierna un país durante un largo período de tiempo será determinante para el estado del bienestar del país, reflejándose entre otros indicadores en indicadores de desigualdad social y de salud”. En dicha revisión se comparaban diferentes indicadores de bienestar según distintos modelos políticos (socialdemocrata, liberal, cristianodemócrata, democracia tardía), concluyéndose que “los indicadores de estado de bienestar, de mercado de trabajo y de riqueza de país, son mejores en los países que han tenido mejores políticas retributivas”.
- Este mes de mayo los economistas Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón han publicado el libro “Hay alternativas”, donde se proponen medidas para afrontar la crisis económica desmintiendo que las políticas de recorte y austeridad social sean la única salida posible.
- Vicenç Navarro (nuevamente) publicó el día 14/11/11 en su blog un artículo sobre los efectos de los recortes en la sanidad pública, donde -entre otras frases- se puede leer: “No hay -repito, no hay- ninguna evidencia de que el sector público sea más ineficiente que el sector privado, o que tenga más despilfarro. La evidencia existente muestra precisamente lo contrario. Uno de los sistemas sanitarios más ineficientes es el estadounidense, donde la mayoría de la financiación es privada. Es el sistema más caro del mundo, representa ni más ni menos que el 16.7% del PIB norteamericano, y en cambio el 68% de la población está enormemente insatisfecha. ¿Quieren aplicar aquel sistema a España?”.
- Por supuesto, en estos modelos anteriores se contempla la perspectiva de los elementos socioeconómicos (ingresos, desigualdades) y educativos como determinantes de la salud de la población. Es decir, un sistema de recortes y austeridad en políticas educativas y sociales tendría repercusiones inmediatas en la salud. Esta comprobación se ha realizado muy recientemente desde fuera de nuestras fronteras y con una perspectiva más general y epidemiológica. Stuckler, Basu y McKee han publicado en el British Medical Journal un artículo sobre los efectos de las políticas de recortes sociales sobre la salud de las poblaciones. Un magnífico comentario al artículo se puede encontrar (en castellano) en la página de “Salud Pública y algo más”, a cargo de Javier Segura.
- Siendo esto lo que dicen diversos profesionales del estudio de las desigualdades sociales y el trabajo para su reducción, ¿qué dice la población que se moviliza reclamando una forma distinta de hacer política, más horizontal y cercana a la gente, invirtiendo la pirámide de las decisiones?
En el artículo “Why occupying Wall Street can make the U.S. healthier” publicado en la web “Healthy Policies for a healthier world”, se puede ver cómo las conclusiones relatadas en los artículos anteriormente citados coinciden con las percepciones, análisis y propuestas realizados por los grupos sociales en las movilizaciones que están teniendo lugar en los E.E.U.U y que van en alta sintonía con muchas de las reivindicaciones que se han hecho más visibles en nuestro país desde el 15 de mayo de este año.
En un tiempo en el que se reivindica la supresión de las ideologías para realizar una toma de decisiones más aséptica, es necesario incidir en que no todas los escenarios posibles responden de la misma manera a las necesidades de los mismos grupos de población y es por ello importante hacer uso de nuestra condición de “ser político” para elegir qué prioridades consideramos que ha de tener un Estado a la hora de gobernar y gestionar sus servicios públicos y la salud y el bienestar de su ciudadanía.
El próximo domingo se celebran en nuestro país elecciones generales. A través del siguiente post y haciendo referencia a diferentes publicaciones del ámbito de la salud, trataremos de señalar cómo la orientación del voto hacia una ideología conservadora puede producir un aumento de las desigualdades sociales, de la pérdida del protagonismo de las instituciones públicas como garantes de esta igualdad y un debilitamiento de los sistemas de sanidad y educación públicos. Queríamos compartir y difundir dichas reflexiones para que ayuden a la toma de decisiones en la intención del voto del próximo 20 de noviembre.
- En el año 2009, Nancy Krieger del Departamento de Sociología de la Universidad de Harvard, realiza una revisión de la evidencia disponible sobre cómo afectan los determinantes políticos en las desigualdades en salud. Entre las conclusiones del artículo agrupa cuatro grandes factores políticos: 1. la transición a una economía capitalista; 2. la estuctura neoliberal; 3. los estados de bienestar (welfare states); 4. la incorporación política de grupos raciales/étnicos, indígenas o de genero que habían permanecido discriminados. La evidencia, según la revisión de Krieger, indica que los dos primeros puntos probablemente incrementan las desigualdades en salud, el tercero está asociado de forma inconsistente y que el cuarto las reduce.
- Albert Espelt de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, señalaba en el año 2.000 que “La salud de las personas, igual que otros aspectos de su calidad de vida, está relacionada con las políticas y leyes que establecen los partidos que gobiernan en su país . De este modo, el partido que gobierna un país durante un largo período de tiempo será determinante para el estado del bienestar del país, reflejándose entre otros indicadores en indicadores de desigualdad social y de salud”. En dicha revisión se comparaban diferentes indicadores de bienestar según distintos modelos políticos (socialdemocrata, liberal, cristianodemócrata, democracia tardía), concluyéndose que “los indicadores de estado de bienestar, de mercado de trabajo y de riqueza de país, son mejores en los países que han tenido mejores políticas retributivas”.
- Este mes de mayo los economistas Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón han publicado el libro “Hay alternativas”, donde se proponen medidas para afrontar la crisis económica desmintiendo que las políticas de recorte y austeridad social sean la única salida posible.
- Vicenç Navarro (nuevamente) publicó el día 14/11/11 en su blog un artículo sobre los efectos de los recortes en la sanidad pública, donde -entre otras frases- se puede leer: “No hay -repito, no hay- ninguna evidencia de que el sector público sea más ineficiente que el sector privado, o que tenga más despilfarro. La evidencia existente muestra precisamente lo contrario. Uno de los sistemas sanitarios más ineficientes es el estadounidense, donde la mayoría de la financiación es privada. Es el sistema más caro del mundo, representa ni más ni menos que el 16.7% del PIB norteamericano, y en cambio el 68% de la población está enormemente insatisfecha. ¿Quieren aplicar aquel sistema a España?”.
- Por supuesto, en estos modelos anteriores se contempla la perspectiva de los elementos socioeconómicos (ingresos, desigualdades) y educativos como determinantes de la salud de la población. Es decir, un sistema de recortes y austeridad en políticas educativas y sociales tendría repercusiones inmediatas en la salud. Esta comprobación se ha realizado muy recientemente desde fuera de nuestras fronteras y con una perspectiva más general y epidemiológica. Stuckler, Basu y McKee han publicado en el British Medical Journal un artículo sobre los efectos de las políticas de recortes sociales sobre la salud de las poblaciones. Un magnífico comentario al artículo se puede encontrar (en castellano) en la página de “Salud Pública y algo más”, a cargo de Javier Segura.
- Siendo esto lo que dicen diversos profesionales del estudio de las desigualdades sociales y el trabajo para su reducción, ¿qué dice la población que se moviliza reclamando una forma distinta de hacer política, más horizontal y cercana a la gente, invirtiendo la pirámide de las decisiones?
En el artículo “Why occupying Wall Street can make the U.S. healthier” publicado en la web “Healthy Policies for a healthier world”, se puede ver cómo las conclusiones relatadas en los artículos anteriormente citados coinciden con las percepciones, análisis y propuestas realizados por los grupos sociales en las movilizaciones que están teniendo lugar en los E.E.U.U y que van en alta sintonía con muchas de las reivindicaciones que se han hecho más visibles en nuestro país desde el 15 de mayo de este año.
En un tiempo en el que se reivindica la supresión de las ideologías para realizar una toma de decisiones más aséptica, es necesario incidir en que no todas los escenarios posibles responden de la misma manera a las necesidades de los mismos grupos de población y es por ello importante hacer uso de nuestra condición de “ser político” para elegir qué prioridades consideramos que ha de tener un Estado a la hora de gobernar y gestionar sus servicios públicos y la salud y el bienestar de su ciudadanía.
gracias por el post, muy bueno!!
ResponderEliminarA mí hechos, no palabras. Parece mentira que a estas alturas del cuento sigamos con las divisiones maniqueas de "izquierda" y derecha", y más mentira parece aún que nos las creamos. Yo sólo veo cómo está el panorama tras 8 años de gobierno de unos, los que se dicen "de izquierdas", y no creo que se hayan hecho las cosas bien. ¿Eso significa no votar a " los otros" por miedo a lo que puedan o no hacer? De verdad, ¿alguien se sigue creyendo lo de izquierda y derecha?
ResponderEliminarBULBUL lo de derechas e izquierdas lo has dicho tú; a día de hoy la importancia radica más en el papel que se le otorgue a los servicios públicos y el rol del Estado en el mantenimiento de los mismos, así como su papel en el mercado en general, desde el intervencionismo hacia el laisser-faire, laisser-passer (con todos sus grises).
ResponderEliminarSi lo que propugnas es la abolición de las ideologías (al más puro estilo UPyD), eso es, como dijo Althuser, una ideología en si misma; Nadie ha dicho aquí que el gobierno que hemos tenido haya sido de izquierdas; privatizaciones variadas y la forma de afrontar la crisis así lo atestiguan.
...lo que no vamos a creer ahora es que "todos son lo mismo", porque los datos (y esto no es "la opinión de javithink") demuestran variaciones en términos de desigualdades sociales que se correlacionan con determinadas ideologías y formas de gobierno -otra cosa es que la equidad no sea un objetivo de gobierno, claro-
Un saludo!
Por supuesto que creo que el tiempo de las ideologías ha pasado, yo quiero propuestas que se concreten en hechos y punto. Y del mismo modo quiero que los responsables de la gestión pública sean evaluados por el pueblo y reemplazados por otros si así lo desean los ciudadanos. Pero lo de presuponer unas actitues a unos y a otros también se ha demostrado que luego no tiene nada que ver con la realidad. ¿O acaso los recortes sociales que estamos viviendo estaban en algún programa electoral o son congruentes con lo que uno esperaría de una opción política "de izquierdas"?
ResponderEliminarPor lo tanto, menos vender la moto y más ponerse manos a la obra a cambiar la situación actual. El encargado de este cambio será el que la gente decida, y no me parece muy aconsejable asustar al electorado con argumentos que, al menos hasta ahora, no se soportan en hechos consumados.
Pero como todo, esto es sólo mi opinión...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPor fin algo coherente respecto a la salud y el voto.Tanto miedo a decir que si tienen que ver lo uno con lo otro.Pues claro. LLevo más de 40 años en esto de la salud y lo tengo claro desde los 20 años
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