El año que nos deja se despide con varios focos de enfrentamiento sanitario abiertos... algunos encuadrados dentro del deterioro general de los servicios públicos y otros con unas características más puramente sanitarias, herencia de la trayectoria de nuestro sistema de salud en los últimos lustros...
Hemos realizado una selección de 5 aspectos que podrían ser causa de movilizaciones, disputas y desplantes durante el próximo año (tanto sectoriales como globales).
1. La limitación de horarios o prestaciones de algunos centros sanitarios.
La sanidad es un instrumento político muy jugoso. Todo municipio quiere alojar un centro sanitario con todo tipo de prestaciones pero desde un punto de vista de racionalidad en la gestión eso no es posible; la política irresponsable en materia de centros sanitarios llevada a cabo en la última década es la que hizo que en Madrid proliferaran los hospitales como setas sin que esto se viera justificado demográficamente. Ahora, en época de restricción presupuestaria nos encontramos conque hay quien intenta recortar con mayor o menor sentido común. Uno de los objetos de estos recortes suelen ser las urgencias de los centros de salud que se encuentran en poblaciones más rurales; hay que ser cuidadoso al llevar a cabo la evaluación de coste-beneficio de mantener estos centros abiertos o cerrarlos porque hay variables como la de la dispersión geográfica o la edad media de la población que habita esos pueblos que en ocasiones pueden ser complicadas de incluir en las ecuaciones que frecuentemente se manejan para la toma de decisiones; por otro lado, hay que ser conscientes de que hay factores políticos y de modelo de municipios y sistemas productivos que pueden influir en estas decisiones; por ejemplo, el cierre de un centro de atención continuada en un pueblo pequeño y mal comunicado de otros municipios más grandes puede ser un incentivo para su abandono por parte de la población que perciba un mayor riesgo para su salud si permanecen viviendo en ese lugar.
Las épocas de crisis son malas para la toma de decisiones complejas porque no se cuenta con el músculo económico para revertirlas, incluso cuando se lleva la razón como fiel compañera. Vaticinamos que esto puede ser un punto de fricción en múltiples regiones, especialmente aquellas con un mayor índice de ruralidad y dispersión geográfica.
2. El despido masivo de trabajadores sanitarios eventuales.
Desde hace unos meses diversas comunidades autónomas están adoptando políticas de contratación cero (no cubrir bajas o jubilaciones, no renovar contratos de trabajadores eventuales de larga duración, reducción de la duración de los contratos renovados y paso de jornada completa a jornada parcial,...); se espera (como ya adelantaban en un artículo de La Razón) que el año 2013 sea el del adelgazamiento del capítulo de personal.
Muchos se llenan la boca con los supuestos privilegios del funcionariado que trabaja en la sanidad pública, pero parecen olvidar que hay servicios donde más del 75% de sus trabajadores son eventuales (muchos de ellos con contratos que se renuevan mes a mes). La política de gestión de profesionales en la sanidad pública española va unos kilómetros por detrás de la calidad de los servicios que prestan dichos profesionales y un despido masivo de trabajadores eventuales podría suponer un verdadero mazazo para la calidad de la asistencia sanitaria a la vez que reactivaría de forma imprevisible las movilizaciones en las calles y centros de trabajo, minando un poco más la necesaria confianza entre administraciones y trabajadores sanitarios.
3. La privatización de la gestión de muchos centros sanitarios.
La privatización de la gestión de 6 hospitales y 27 centros de salud en Madrid podría encontrar eco en otras comunidades autónomas (presumiblemente en aquellas gobernadas por el PP, que son casi todas). Mucho hemos comentado en este blog al respecto de lo hecho en Madrid y de los modelos de gestión privada en general. En el caso de Madrid la oposición de todos los colectivos implicados ha sido sonada (trabajadores sanitarios y población general)... ¿será igual allá donde se intenten imponer estos modelos? ¿los políticos que pretendan tomar estas decisiones en otras comunidades autónomas mostrarán un argumentario más rico y científicamente sólido que sus homólogos de la comunidad de Madrid?
Hasta el momento las protestas de Madrid quizá sean las que han logrado una mayor implicación de todos los colectivos implicados... esperemos seguir caminando por salir del medicocentrismo que siempre nos caracterizó como colectivo.
4. La instauración de nuevos copagos (o el aumento de algunos de los ya existentes).
En 2012 se modificó el copago de medicamentos, se instituyó una tasa de 1€ por receta en Cataluña y Madrid, se introdujeron copagos en las ambulancias no urgentes, medicamentos hospitalarios de consumo ambulatorio, ortesis,...
En algunos lugares ya se habla de cobrar una cantidad fija por día de ingreso, la comida, la posibilidad de que se quede a dormir un acompañante,... La mayoría de estas medidas no van destinadas a diminuir el gasto total, sino a traspasar gasto público a gasto privado, gravando a los usuarios de la sanidad; muchos de estos copagos son, además, un impuesto que grava la enfermedad, afectando con más fuerza a quienes más enfermos están (y que son, en general, los que menos tienen)... pero la política de introducir copagos en todo lo copagable no puede ser infinita, especialmente en una situación en la que el 25% de la población activa está en paro y la población en riesgo de pobreza aumenta mes a mes.
5. El deterioro de la formación especializada.
Durante 2012 se han vivido varios conflictos entre las administraciones y los especialistas en formación (EIR -MIR, en caso de los médicos-); en Madrid todo quedó en una amenaza de huelga, en Andalucía estuvieron dos semanas de huelga y en Asturias aún siguen enfrascados en movilizaciones (en este último caso de forma conjunta MIRes y especialistas). Dentro de la escala jerárquica de los trabajadores sanitarios aquellos que se encuentran en formación acaban siendo el eslabón más débil, tanto desde el punto de vista salarial como desde el punto de vista de la docencia que no reciben debido a la falta de profesionales que les briden dicha formación o porque tengan que encargarse de desempeñar tareas que en condiciones normales (extra-crisis económica) están destinadas a trabajadores que ya han terminado su periodo formativo.
Las diferencias autonómicas en las retribuciones y en las condiciones laborales de estos trabajadores no son sino un punto más de fricción que favorece las movilizaciones... veremos como comienza el año, pero prevemos que la tendencia será a la unión con otros trabajadores sanitarios así como con la población general (lo prevemos y, además, lo esperamos).
6. Los recortes en servicios no sanitarios pero con una influencia capital sobre la salud.
Recortes en educación, disminución del subsidio de desempleo, modificación a la baja de las pensiones, eliminación de algunos tramos de la ley de dependencia, el incremento del paro hasta llegar a los 6 millones, la precarización laboral,..., todos esos son factores que también influyen en la salud de la población y ante las cuales los sanitarios no debemos permanecer ajenos (ni como ciudadanos ni como trabajadores sanitarios).
La suma de movilizaciones, la generación de pensamientos y propuestas conjuntas que diseñen un concepto de salud amplio con una sanidad que pueda trabajar de cara a la sociedad, la horizontalización y colectivización de las movilizaciones,..., es previsible y deseable que caminemos hacia ese modelo de rechazo de la realidad impuesta y planteamiento de alternativas de futuro.
En estas previsibles luchas sanitarias para el año entrante estaremos con vosotros, desde aquí y
en la calle
codo a codo
somos mucho más que dos.
Gran final de Benedetti para cerrar un año inigualable? de médicocrítico. Gracias por el trabajo, chicxs.
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