Durante los dos últimos años se
han perdido28.500 empleos en sanidad según una estadística
publicada por el Ministerio de Hacienda; estadística tramposa porque no
tiene en cuenta a los trabajadores eventuales ni a los contratados por empresas
privadas que prestan servicios a la sanidad pública (desde personal de limpieza
hasta médicos que trabajan a sueldo de empresas como Ribera Salud o IDC –el-artista-antes-conocido-como-CAPIO-).
Si bien siempre decimos que la
financiación es la responsable de la sostenibildad externa del sistema y que es
conditio sine qua non para dicha sostenibilidad, la existencia de una plantilla
de profesionales suficiente en número y capacitación es una condición
imprescindible para que ese sistema sanitario funcione en el día a día.
Más allá de lo que arrojan estos
números –que en su magnitud son más anecdóticos que informativos porque no nos
muestran más que una parte muy sesgada del universo sanitario-, hay un dato que
nos parece alarmante porque puede suponer una gran amenaza para el futuro a
medio plazo del sistema público de salud: la falta de relevo generacional.
Con la llegada de las
restricciones en la contratación de personal una de las cosas que ha ocurrido
es que se ha agrandado aún más la dualidad (que no es dua, sino trina) de los trabajadores sanitarios:
estatutarios con plaza megafija – interinos más-o-menos-asentados – eventuales convertidos
en eternos eventuales.
Esto que se podría ver
simplemente como un freno en el desarrollo profesional de los jóvenes médic@s,
enfermer@s, auxiliares,…, teniendo que esperar más tiempo para poder seguir
escalando en la línea sucesoria de la
aristocracia sanitaria, puede tener efectos tan dañinos para dichos
profesionales como para el sistema en su conjunto.
Decía recientemente Ulrich
Beck en una entrevista publicada en eldiario.es, acerca de los políticos
actuales:
“Esta generación de políticos en su mayoría se crió en un mundo seguro. No piensan en el cambio, son pragmáticos. No hay tantas diferencias entre los distintos partidos, de hecho no hay mucho debate sobre las alternativas. Y sí, ellos no saben lo que es sufrir para empezar de nuevo. Pero esto no es solo acerca de los políticos, los científicos sociales tienen el mismo problema también. Todos ellos se adhieren a temas muy específicos y no ven que todo el entorno está cambiando. Este es un problema muy importante.”
Lo que quiere decir Beck, y que
es aplicable también al mundo de la sanidad, es que los que ostentan los puestos
de responsabilidad en nuestra sociedad no entienden cómo funciona la sociedad
actual. Justo en el momento de mayor rapidez de cambio en las dinámicas
sociales –e individuales en lo relativo a la posición del individuo en la
sociedad y consigo mismo- nos encontramos con una ralentización de los procesos
de relevo en las instituciones (políticas, universitarias, sanitarias), de modo
que podemos llegar a la situación de que los que nos guíen por las aguas del
cambio sean los que en condiciones normales estarían más ahogados.
Este hecho me parece especialmente
relevante en la organización de la sanidad y en la práctica de la
medicina/enfermería (normal que me parezca especialmente relevante… ceguera
cognitiva se llama); la relación entre el individuo y la salud/enfermedad es
reflejo de las pautas sociales de interacción con el entorno y los demás, por
ello, la falta de comprensión del cambio constante que se produce en estas
interacciones puede llevarnos a analizar con marcos obsoletos problemas que se
mueven de otra forma.
¿Un ejemplo? Cuando la sociedad
muestra signos de querer incrementar su nivel de participación en los procesos
de toma de decisiones, establecimiento de prioridades,…, cuando la sociedad
pide que su voz –politonal- se escuche y se le dé importancia por parte de las
instituciones, surgen iniciativas como la creación de comisiones de participación
dentro del Servicio Andaluz de Salud, consistentes en la elección por sorteo
(participación obligatoria por sorteo, podríamos definirla) de unos
interlocutores ¿representativos? Para que expongan la voz del pueblo dentro del sistema sanitario. La creencia de la
época de la cultura-de-la-transición según
la cual mientras a la población se le oferten los servicios ésta no va a exigir
mayores espacios de participación y deliberación es muestra de que hace falta
un recambio urgente.
[cuando hablamos de recambio
generacional no siempre aplicamos el criterio cronológico para establecer la
generación, sino que nos referimos a la presencia de las ideas y visiones que
acompañan a generaciones y que no tienen que pertenecer de forma unívoca a las
personas nacidas en una u otra década]
Muy bien blog y escribo super informaciones differente por la tema y tu trabajo que escribiste muchas cosas todos son muy buenas y interasantes
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