24.10.10

No fumar, beber agua, escribir y pasear.

Hoy me apetece fumar, no lo haré para no joder las 5 semanas que llevo sin hacerlo. En sustitución de ello, limpiaré la cocina, pasearé , beberé agua (mucha, hasta la poliuria) y quizá suelte algún mal genio.Obvio, esto no tiene nada que ver con mi entrada, pero yo tampoco tengo nada que ver con una entrada.

Yo con nula-subnula experiencia clínica empiezo a oler ciertos matices que no, no me gustaría repetir y despachar en el que fuera-fuese mi acto médico futuro. No escribo para abrir ojos a nadie, pues, presiento que ya muchos olisteis antes que yo. Escribo para poner unos bytes por testigos de lo que hoy reniego ( tenéis licencia para recordarme en algunos años lo que quería ser-no ser); para fomentar técnicas de introspección (la escritura) y sobre todo para limpiar y pasear menos .

Cuando nos acercamos a un paciente, solemos disponer del "motivo de consulta", es como la primera miga de pan que perseguimos. Tiraremos, tiraremos de esta cuerda hasta llegar a lo que buscamos: el diagnóstico. Acto seguido cuan receta de cocina aplicamos nuestra terapeútica.
Sin embargo, esto, se hace muchas veces turbio y complejo. No tenemos una cuerda que seguir o tenemos un bosque lleno de lianas. Algunas firmes, claras, llenas de luz; otras se rompen nada más cogerlas; y algunas nos alejan del motivo de consulta e incluso nos alejan de lo que podemos (a priori) considerar medicina (éstas da miedo seguirlas).

En la facultad, se nos presenta esta linealidad impecable. Cuan protocolo: motivo-anamnesis-dx-tto. Pocas veces se nos transmite la complejidad del proceso:

- El motivo de consulta expresado inicialmente no es el que preocupa al paciente.
- El que más preocupa al paciente, es el que menos nos preocupa a nosotros (y viceversa).
- No encontramos un diagnóstico. (¿ Acaso es siempre necesario?)
- Hay cien diagnósticos. ( ¿ Todos necesarios?)
- No tenemos una terapeútica adecuada (bien por lo ya dicho o bien porque no existe, o porque no hay quien la pague).
- El problema sobrepasa lo puramente médico ( tantas veces que cuestiona la existencia de "lo puramente médico").

Cuando estas circunstancias ocurren, el sistema de razonamiento del médico falla. Se bloquea. Entonces, puede ocurrir que adaptemos la realidad del paciente a nuestro protocolo de actuación. Buscamos un diagnóstico, obviamos otros motivos de consulta, o recetamos empíricamente fármacos que empíricamente no valen para nada.
Un poco por aquí (obvio un síntoma para él importante) , otro por allí ( doy importancia al que yo considero) y la paciente ya encaja en mi esquema (tengo dx t tto).

- Bueno Rosa, todo está bien vuelva en 6 meses. (tras evaluar T.A.C. con masa neoplásica, analítica, Y-grafía y preguntarle por sus dolores).
- Doctor, pero es que mi gran problema es... es que no duermo bien.
- Bueno Rosa, no se preocupe por esto. Con lo que usted ha pasado la veo muy bien.
- Ya doctor pero es que duermo dos horas al día.
- No se preocupe Rosa, eso es lo que usted cree. Seguro que duerme bien.
- Bueno, será eso. (mueca mientras el médico ya se ha levantado, le ha estrechado la mano o lee la siguiente historia). [El médico piensa: "que bien, está aguantando con el tumor bastante; pobre desgraciada, la verdad."]

Por un momento los ansiosos, los enfermos somos nosotros; los prescriptores, los diagnósticadores, lo galenos y pregalenos.

Quizá es necesario que seamos nosotros los que nos encajemos a la lógica del paciente, de su proceso y momento vital. Quizá en ocasiones hay que renunciar a ser diagnósticadores, terapeutas, porque esto sólo será una chapuza.

Quizá ser médico implique ser muy poco médico, o al revés. O yo qué se ya qué es ser.

PD: *Cualquier parecido con la realidad se considera pareidolia; consulte con el psiquiatra más cercano:adrastea (Adrastea espero me pagues un congreso, te hago más publi que..).

1 comentario:

  1. Todo lo que has comentado se resume en una palabra: empatía.

    Ponerse en el lugar del otro.

    Sí, falta bastante, la verdad.

    ;)

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