[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

24.5.11

Y aunque tonta del todo no soy, más allá del dedo sólo alcanzo a ver carpo.


[Interior. Noche] Se dibujan en la pantalla banderas azules de un equipo de la liga politiquerobancaria. “Esto es democracia y no lo de Sol”, bailan los aficionados del estadio Génova. A mi lado alguien profiere en gris desdé(n-r)rota un “tenemos que asumirlo, son más”. Paladeo esa idea con un rictus de asco y sin embargo...

Ellos ganan los partidos de fútbol-papeleta, es un hecho; se llevan los gobiernos en una perversa familia-real-saudí-de-corruptos que pudre las instituciones, alternan periodos de ventilación entre análogos perros de PPSOErecido collar; como nos hemos hartado de decir, son siempre los mismos.

Y sin embargo.

Me cuesta vislumbrar qué dirán las codificaciones de Historia de dentro de 500 años sobre estas décadas que me tocaron. Aparte de plantearme si los ipads son el equivalente a los códices medievales y demás tontadas tecnológicasen esta jornada de descomposición del intestino nacional me planteo que quizá en los registros de Historia ni se mencionen las formas de lo que nosotros entendemos por gobiernos, porque en verdad quienes rigen nuestras vidas no tienen nada que ver con quienes ostentan títulocargos. Quizá se hable de ellos como un tipo de ricos, y los gobiernos, estén en otro sitio; quizá eso sea un bosque obvio que no vemos por estar saltando entre los árboles.

Esta memez me viene porque si comparo un día cualquiera con el de hace diez años o el de hace 20; cualquiera diría que ganamos nosotros. Empieza a ser extraño ocultar la orientación sexual, a nadie le sorprende que un niño tenga padres divorciados, se asume globalmente que el juez Calamita y su caterva son una vergüenza social anacrónica, los maridos no pegan “lo normal”, un tal erasmo ha vuelto ridículo el “como en España no se vive en ningún sitio”, las misas se vacían, el extrarradio llena la universidad y la libertad sexual es tan evidente que ya no se la nombra. Nos hemos desenroscado la boina y aireado algo la caspa, ya no resulta tan descabellado considerarnos Europa; un veinteañero moderado de hoy lleva la vida por la que batallaba a diario un revolucionario de la generación de sus padres.

Alguien a mi lado comenta que sea quizá que vamos a la cabeza de un grupo que avanza en nuestra dirección, aunque los portavoces se repartan entre el pelotón y la retaguardia. Ellos son el grueso, son más y por eso ganan, sin embargo el movimiento nos pertenece y aunque no quieran nos siguen. Entonces ellos se llevan la batalla principal y la guerra la vamos ganando nosotros. 

Y sin embargo.

Si comparo un día cualquiera con el de hace diez años o el de hace 20, cualquiera diría que el estado de bienestar se ha ido evaporando poco a poco en beneficio de capital privado, convertido en la religión de un pueblo hasta el culo de opiáceo, esclavizado a la banca, secuestrado en empresas, anestesiado por multinacionales que tienen partidos, periódicos, suelo y rozan la llave final del control de colegios y hospitales, en un mundo donde la ciencia todavía prevalece porque sus multinacionales venden más, pero se retirará de las universidades (convertidas en centros de formación de esclavos empleados) cuando las magufadas copen las superventas.

Han ganado entonces ellos, mejor dicho una parte de ellos, mercantilizando nuestras batallas ganadas para hacerles ganar su guerra. Me falla la visión espacial para entender cómo puede ser que hagamos avanzar a un grupo que en verdad se mueve en una dirección completamente distinta; físicos, a mí. Seamos quizá entonces burros y los avances sociales que conquistamos pura y simple zanahoria, por muy avances que sean.

Si es así, como sospechamos, la liga politiquerobancaria de elecciones olímpicas carece de sentido porque el enemigo no sólo no está ahí, sino que ni se le parece. 

¿Pero entonces?

Se avecinan años tristes. Y sin embargo nuestro inconsciente colectivo ha hecho algo extraño en Sol, algo que no alcanzamos a entender y no estamos sabiendo manejar pero está ahí. Algo pasa. Algo queremos, algún movimiento preparamos, pero no sabemos qué.
Sea esto quizá el tréma previo al brote psicótico social que traiga un sistema nuevo, no llegaremos a saber si para bien. 
O no.

¿Pero entonces qué es?

1 comentario:

Jesús A. Barea dijo...

Y algo nos falla cuando atacamos a los bancos desde ipad, iphone y facebook. A ver si en este de alienar nos han dado una vuelta virtual. A ver si ahora nos callan vendiendonos pequeñas revoluciones ya enlatadas y por ellos fabricadas. A ver si esto es un gran show de truman y la cúpula de nuestro mundo es azul mar. A ver, si a nadie le da miedo sol, porque nadie está dispuesto a hacer temblar al de arriba. Al final para hacer temblar al de arriba hay que rechazar su lógica, su lógica de que tener más es ser más. Hemos dado el paso de romper esa lógica?
Yo no.