[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

13.5.09

Ahora que va a pasar un año...

A 7 días de terminar el primer año de residencia, aquí copio un extracto de la reflexión que ha cerrado mi cuaderno del residente:

Estudié la carrera de medicina con la sensación de que el “hospitalismo” reinante en ella y esa forma de enseñar las patologías yendo de la etiqueta al síntoma (y no al revés) no me convencía; demasiado tiempo entre las paredes del hospital y muy poco en la tan repetida “base del sistema sanitario”.

Durante la carrera me intenté adentrar en el mundo de la Medicina Familiar y Comunitaria mediante la lista de distribución electrónica MEDFAM-APS y con las rotaciones por centro de salud de las que mi hospital disponía.

Terminé la carrera y me preparé el MIR, ya sabiendo que mi destino sería la Medicina Familiar y Comunitaria (latiguillo que a muchos se les olvida ¿inconscientemente?). La escogí y empecé a ello. Tuve la suerte de caer con un tutor que estimulaba mi inquietud con creces, todo comenzaba bien.

El año ha transcurrido como lo esperaba, sin cesar la actividad ni un momento, con multitud de proyectos abriéndose paso cada día, con días en los que parece que la medicina de familia es inabarcable y otros en los que se traza el camino para ir conociéndola y aprendiéndola poco a poco.

Aún así tengo un regusto agridulce; tengo la sensación de que desde el colectivo de médicos de familia se asume (asumimos, va siendo hora de quedar incluido) con total naturalidad que la medicina de familia sea una especialidad que no quiera casi nadie, porque aunque suene algo duro decirlo, un porcentaje muy (Muy ) alto de la gente que la elige lo hace porque no le da la nota del MIR para otra cosa; esta falta de preferencia inicial no es óbice para que posteriormente se vean atraídos por la medicina de familia, por supuesto. Desde organismos representativos se aduce que es que la medicina de familia es muy difícil y la gente prefiere especialidades con el ámbito de acción más acotado, sin tanta amplitud de miras, pero el problema (no hablo simplemente de experiencias personales, sino que sobre esto se ha publicado en revistas de salud pública, principalmente) es que nadie puede escoger lo que no conoce.

Se les muestra a los residentes de otras especialidades lo que es la medicina de familia una vez ya han escogido otras ramas, pero los estudiantes terminan la carrera sin haberse formado de verdad en un centro de salud; la carrera de Medicina tiene en su objetivo principal el “formar médicos generales”, y lo más parecido a esto es lo que puede encontrarse en los centros de salud, viendo la cara de los pacientes, no sólo con una formación teórica en medicina Familiar y Comunitaria.

Excluyendo la inquietud que me causa el futuro inmediato de la especialidad y de sus especialistas, la Medicina de Familia y Comunitaria me ha confirmado en este año que es la especialidad que yo quería hacer, tal vez la única en la que me vería de todo el plantel que conforman la formación sanitaria especializada (junto con la Salud Pública, la verdad); y no sólo por el contenido médico que tiene esta rama, sino principalmente porque en ella se esconde un potencial humano con unas características especiales en lo referente a ser emprendedores e inquietos, lo cual posibilita que se pueda mejorar constantemente.

1 comentario:

Trice dijo...

Afortunados los dos de haberos encontrado. Qué bonito...

Un abrazo Javi.