Hace 10 días Lola Montalvo, enfermera, publicó en su blog un post llamado "Yo sufrí acoso sexual en el trabajo"; en él describió magníficamente esas realidades que cualquiera que haya trabajado en un entorno sanitario puede reconocer sin mucho problema, el uso de las estructuras de poder (el jerárquico de los hospitales -digo "hospitales" porque las estructuras verticales son muchísimo más acusadas que en los centros de salud- y el patriarcal de la sociedad) como marco para el acoso sexual a las mujeres.
Niña, a mi hijo le encantarías, dame tu teléfono que te va a llamar. Con lo guapa que eres ¿no has pensado en ganarte un dinerito de otra forma? Pues eres muy simpática, a ver si nos tomamos algo al terminar la consulta. Y una chica tan guapa como tú...¿tiene novio o disfruta de la vida? Es que venís con esas faldas y no hay quien se concentre. Mira los días que tengo yo guardia y te pones conmigo, bonita.
Esto son tan solo algunos ejemplos que yo, hombre/cis/heterosexual, ha podido escuchar entre las paredes de un hospital.
Hoy leí otro artículo, a raíz de que Mónica Lalanda lo tuiteara, titulado "Cirujanas obligadas a hacer favores sexuales, muestra un informe" (en este caso hablamos de Australia) en el que se cuenta cómo cirujanas sufren agresiones sexuales (llamarlo "favores sexuales"... en fin...) que se ven amparadas en relaciones de poder (cirujanos varones con mayor escalafón jerárquico) y en una estructura que invisibiliza este tipo de agresiones.
Va siendo hora de que desnaturalicemos estas prácticas. El colectivo médico reúne tres características específicamente importantes para que el trato vejatorio (y sexualmente agresivo) hacia las mujeres sea una cosa frecuente y omnipresente en todos los centros sanitarios:
- La estructura laboral hospitalaria -especialmente- es fuertemente jerárquica y se fortalece con una tasa de precarización laboral creciente en los últimos años.
- A pesar de ser un colectivo muy feminizado, la mayoría de los cargos de poder los siguen ostentando hombres-en-torno-a-los-50-años.
- El médico es, por definición, honorable. Cada poco tiempo nos llenamos la boca con lo de "la profesión más valorada por la sociedad", tenemos una alta credibilidad ante la sociedad, SALVAMOS VIDAS y todas esas cosas. Al médico se le da la razón, se asiente con la cabeza y se calla, y por mucho que eso pueda ir cambiando (esperemos que a marchas forzadas, por favor) a nivel social, en el ámbito de lo gremial estos cambios van mucho más lentos.
La intersección de diferentes ejes de desigualdad equilibrados siempre hacia el mismo sitio es un factor favorecedor perfecto para que nos encontremos de forma frecuente con cosas como las que Lola comenta en su post, las frases que yo pongo arriba o cualquiera de las que nos puedan contar compañeras de trabajo.
No son rarezas estadísticas. Rareza estadística es que una jefa de servicio acose sexualmente a un residente varón. De lo que hablamos es de algo que está tan presente en la sociedad como en el interior de los centros sanitarios y con lo que colaboramos cómplicemente cada vez que reímos la machistada de turno justificándola con un "es que es un cuñao". No, no es un cuñao (perdón, no solamente es un cuñao), es un machistaco asquerosamente baboso, al igual que ese "Con lo guapa que eres ¿no has pensado en ganarte un dinerito de otra forma?" no es un piropo, sino una agresión sexual.
Tenemos unas tecnologías modernísimas, unos modelos organizativos en constante cambio, medicamentos a la vanguardia de la innovación, y una estructura jerárquica y relaciones sociales intraprofesionales que en demasiadas ocasiones huelen a chorrito de Brummel, puro medio fumado y moneda de 1 euro golpeando contra la barra del bar al grito de "niña,-cóbrate,-que-hoy-vienes-muy-guapa".
Podríamos dedicar unos párrafos a hablar de la homofobia-de-cuarto-de-médicos o la joder-ya-me-ha-tocado-el-machu-pichu, pero eso lo dejaremos para otras entradas.
[por cierto, la búsqueda en pubmed sobre "healthcare proffessionals" AND "sexual harrassment" da un poco de vergüenza, pero no queríamos pasarnos de tecnificación del post, que hay cosas que no se merecen ciertos abordajes.]
6 comentarios:
Sólo con tener que aguantar que te digan niña, nena, señorita, etc...mientras a tus compañeros siempre les llaman doctores...ya me parece violencia. Y lo demás, que también he tenido que oírlo, aún peor.
Sólo con tener que aguantar que te digan niña, nena, señorita, etc...mientras a tus compañeros siempre les llaman doctores...ya me parece violencia. Y lo demás, que también he tenido que oírlo, aún peor.
Genial, Javier. Tienes una empatía enorme. En mi opinión, la empatía se demuestra cuando eres capaz de sentir el machismo, el racismo y la homofobia cuando NO ERES una mujer, un peruano o un hombre gay. Sentir más allá de tus problemas. Sentir los problemas del otro/a.
No dejes de publicar esos artículos sobre la homofobia y el racismo en tu centro de trabajo. Son muy necesarios.
Un saludo.
Muchas gracias, Javier, por hacer referencia a mi entrada. Me costó mucho escribirla, pero creí que era necesario... ¡¡¡no deja de asombrarme tanto silencio, tanto mirar hacia otro lado con algo que todos sabemos que existe!!! De todos modos, en mi puesto actual, salvo ciertos detalles perfectamente consolidados de «micromachismos» no siento acoso de este tipo ni de ningún otro. Escribir con la perspectiva que dan los años ha resultado algo más fácil, qué duda cabe. Quizá si lo estuviera sufriendo ahora no me habría resultado... ¿quien sabe?
No es fácil trabajar en el mismo sitio y con las mismas personas que te agobian de esta forma, que te toman y que te miran como algo suyo o como algo con lo que pueden jugar a un juego malvado y soez... porque estas cosas, en demasiadas ocasiones, surgen entre compañeros. Me pasaron muchas cosas más, pero para qué ahondar más, creo que todos nos hemos hecho una idea aproximada.
Muchas gracias y sigamos trabajando para que estas cosas acaben... ¡no más acoso sexual en el trabajo!
Besos miles
Gracias Javier por dar visibilidad a una realidad que merece la consciencia, atención y sensibilidad de la sociedad para hacerla frente.
Un saludo!
Raquel Franco
www.facilitacionsanitaria.blogspot.com.es
Gracias por ser valiente. Claro que es necesario.
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