Adrastea y yo enviamos en el día de ayer la siguiente carta al director que no sabemos si será publicada, pero por si acaso dejamos aquí lo escrito:
El real decreto ley 9/2011 (del cual hablan en su artículo “Lo que queda de los visitadores médicos”, EL PAÍS 09/09/11) que impondrá la prescripción por principio activo y que entrará próximamente en vigor puede tener muchos puntos criticables, como, por ejemplo, el escaso dinero que reportará a las arcas del Estado y el hecho de no resolver problemas de fondo como la sobreutilización de medicamentos sin clara indicación; lo que no creemos que suponga un empeoramiento del sistema sanitario ni de la atención recibida por la población española es la desaparición de los representantes farmacéuticos.
La interacción del representante farmacéutico con el médico (casi siempre en el horario laboral que el médico debería dedicar a los pacientes) es nociva para el paciente -porque desvía la atención del médico de la formación independiente y lo lleva hacia una ¿in?formación sesgada por el afán de aumentar las ventas-; es nociva para el sistema sanitario -porque desplaza la prescripción hacia medicamentos más nuevos, aunque no aporten ventajas pero cuesten mucho más, además de tener unos efectos secundarios aún no demasiado claros por su corta experiencia de uso-; y es nociva para la ciencia -porque selecciona los medicamentos en el mercado según técnicas de mercadotecnia y no sólo por las ventajas reales que ofrecen a la población-.
En una época en la que internet nos brinda infinitas herramientas de aprendizaje independiente y teje redes para que los distintos profesionales puedan trabajar de forma colaborativa, afirmar que los representantes farmacéuticos son un pilar fundamental en la formación médica suena irreal, anticuado e interesado.
Resumiendo, con suerte este Real Decreto servirá para aligerar el presupuesto de márketing de las empresas farmacéuticas y les permitirá volver a centrarse en lo que mejor saben hacer: Investigar e Innovar, actividades que caracterizan a una industria farmacéutica demasiado centrada de un tiempo a esta parte en la publicidad y la promoción.
2 comentarios:
Clara y acertada reflexión.
Necesitamos una ley de "conflictos de intereses" como la que tienen los altos cargos públicos para deslindarlos de intereses privados. Así probablemente se acabaría la formación "patrocinada" y los bolígrafos con la marca que nunca debieramos usar y menos delante de nuestros pacientes ni los trabajos de investigación financiados por la industria y un largo etc.
En USA desde 2013 se expondrá publicamente en Internet los médicos que reciban contrubuciones de la industria en dinero o equivalente mayor de 100$. Nuestros pacientes tendrían que conocer que médicos pueden incurrir en conflictos de intereses. Esto es mejor que la prohibición.
Una visita médica honesta es positiva. El médico decidirá con todos los recursos técnicos lo mejor para sus pacientes.
Excelente articulo. Espero que os publiquen la carta. Entre todos tenemos que tratar que la ciencia se vuelva mas abierta y la practica medica menos sesgada.
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