"La salud es un bien privado" decía hace no mucho tiempo el consejero de sanidad de Cataluña, convirtiéndose en la cabeza visible de aquellos que creen que la salud se ha de tratar como un asunto exclusivamente del individuo en cuyo empeoramiento no entran factores colectivos/comunitarios/sociales.
En la trastienda de ese pensamiento se encuentran diferentes grados de individualismo, desde los que piensan que deben existir sistemas públicos (en mayor o menor medida) de salud con el objetivo de que los pobres (y cuando dicen pobres también quieren decir irresponsables) puedan seguir ejerciendo su función de fuerza de producción para la sociedad, hasta los que piensan que los sistemas sanitarios deberían responder sólo de aquellos que aportan dinero para mantenerlos (y que deberían responder en mayor o menor medida según el dinero aportado).
Es el discurso de que las condiciones en las que uno vive pueden ser salvadas por el esfuerzo individual, que los hábitos de vida son el mayor determinante de salud, que papá Estado no puede estar ahí para responsabilizarse de aquello de lo que tú no te responsabilizas... lo que viene siendo el discurso de la película yanqui estándar (américan dream, si-ese-niño-huérfano-coreano-al-cual-pegaban-en-la-escuela-puede-llegar-a-presidente-de-los-EEUU-cualquiera-puede).
Ya hemos hablado en este blog (y en otros) en ocasiones anteriores de la influencia de los determinantes de salud sobre la enfermedad (y la mortalidad), aludiendo a algunas lecturas clave al respecto; generalmente solemos referirnos a estudios realizados en población adulta, estudios que se prestan mucho a que los defensores de los argumentos arriba citados se agarren a los hábitos de vida para intentar luchar contra las pruebas arrojadas por la ciencia al respecto de las desigualdades sociales en salud; pero en el día de hoy queremos comentar un artículo titulado "Socio-economic factors associated with infant mortality in Italy: an ecological study" (Dallolio et al. International Journal for Equity in Health. 2012;11:45. Enlace a texto completo).
Los investigadores de este trabajo estudiaron la relación entre las tasas de mortalidad infantil en 20 regiones italianas entre los años 2006 y 2008 con diversos indicadores de desigualdad social (coeficiente de Gini de la renta del hogar -índice más comúnmente utilizado como marcador de desigualdad de renta que, aunque imperfecto es bastante simple y útil-, renta media por hogar, porcentaje de mujeres con al menos 8 años de estudios, porcentaje de desempleados entre 15 y 64 años). Los resultados que obtuvieron fueron los siguientes:
En la trastienda de ese pensamiento se encuentran diferentes grados de individualismo, desde los que piensan que deben existir sistemas públicos (en mayor o menor medida) de salud con el objetivo de que los pobres (y cuando dicen pobres también quieren decir irresponsables) puedan seguir ejerciendo su función de fuerza de producción para la sociedad, hasta los que piensan que los sistemas sanitarios deberían responder sólo de aquellos que aportan dinero para mantenerlos (y que deberían responder en mayor o menor medida según el dinero aportado).
Es el discurso de que las condiciones en las que uno vive pueden ser salvadas por el esfuerzo individual, que los hábitos de vida son el mayor determinante de salud, que papá Estado no puede estar ahí para responsabilizarse de aquello de lo que tú no te responsabilizas... lo que viene siendo el discurso de la película yanqui estándar (américan dream, si-ese-niño-huérfano-coreano-al-cual-pegaban-en-la-escuela-puede-llegar-a-presidente-de-los-EEUU-cualquiera-puede).
Ya hemos hablado en este blog (y en otros) en ocasiones anteriores de la influencia de los determinantes de salud sobre la enfermedad (y la mortalidad), aludiendo a algunas lecturas clave al respecto; generalmente solemos referirnos a estudios realizados en población adulta, estudios que se prestan mucho a que los defensores de los argumentos arriba citados se agarren a los hábitos de vida para intentar luchar contra las pruebas arrojadas por la ciencia al respecto de las desigualdades sociales en salud; pero en el día de hoy queremos comentar un artículo titulado "Socio-economic factors associated with infant mortality in Italy: an ecological study" (Dallolio et al. International Journal for Equity in Health. 2012;11:45. Enlace a texto completo).
Los investigadores de este trabajo estudiaron la relación entre las tasas de mortalidad infantil en 20 regiones italianas entre los años 2006 y 2008 con diversos indicadores de desigualdad social (coeficiente de Gini de la renta del hogar -índice más comúnmente utilizado como marcador de desigualdad de renta que, aunque imperfecto es bastante simple y útil-, renta media por hogar, porcentaje de mujeres con al menos 8 años de estudios, porcentaje de desempleados entre 15 y 64 años). Los resultados que obtuvieron fueron los siguientes:
- El índice de Gini y la tasa de desempleo total mostraron una fuerte correlación positiva con la mortalidad infantil (r=0.70; p<0 .001=".001" li="li" p="p" r="0.84;" respectivamente="respectivamente" y="y">
- La renta media por familia mostró una fuerte correlación negativa (r=-0.78; p<0 .001=".001" li="li">
- El tiempo de formación de las mujeres mostró una débil correlación negativa (r=-0.45; p<0 .05=".05" li="li">0> 0> 0>
Los autores concluyen el artículo señalando que el factor socioeconómico que han encontrado asociado con mayor fuerza a la mortalidad infantil en la zona estudiada es la tasa de desempleo... de la población (no de los niños... en Italia, aún, no trabajan los niños).
Y es que, hay que ver qué cosas, los niños (más) pobres tienden a eligir morirse antes que los (un poco) menos pobres...
Algunas de lecturas recomendadísimas a las que ya hemos aludido en este blog, sobre desigualdades sociales en salud:
- Notas de Rafa Cofiño para su presentación en el congreso sobre enfermedades crónicas de Alicante. 2012. Blog Salud Comunitaria.
- Curso de Desigualdades Sociales en Salud. Javier Segura. Blog Salud Pública y algo más.
- Lynch J, Smith GD, Harper S, Bainbridge K. Explaining the social gradient in coronary health disease: comparing relative and absolute risk approaches. J Epidemiol Community Health. 2006;60:436-41
No hay comentarios:
Publicar un comentario