[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

28.7.15

¿Por qué nadie nos ha enseñado a drogarnos?

[Texto de Juan Cervera, médico de familia y ahora currando de urgenciólogo en Reino Unido.]




No saber vivir sin drogarse de una manera que ello afecte perjudicialmente a cualquiera de los ámbitos bio-psico-social del ser humano, es la base del no saber "no drogarse" que me planteaba un amigo el otro día a raíz del estudio de Juan Moros; o lo que es lo mismo, la descripción del “drogarse mal”. Me explico, el problema no es drogarse o no drogarse, la diferencia radica en el uso que hacemos de la droga, en cómo gestionamos los tiempos y los efectos de ésta en relación a nuestra vida.
Hay evidencias  del uso de sustancias psicoactivas desde hace más de 15 mil años, mucho tiempo antes que los sistemas de leyes escritas que miles de años después derivación en su prohibición. Y su descubrimiento y uso se considera parte integral del proceso de hominización. Su mala fama es debida al abuso/mal uso de la moderna “sociedad de la adicción”, así como a la política y la propaganda de los gobiernos en su contra.
Los Homo sapiens sapiens nos drogamos, y es raro encontrar hoy día al individuo que no consume drogas casi a diario, sin ser ello dañino. Muchos toman un café o té por las mañanas, a veces un ibuprofeno para el dolor de cabeza, una pastilla para dormir en el avión, una botella de vino para lubricar una cita, o un porro a medias después del coito; y ello no es prejudicial para la salud.
Sin embargo no es infrecuente la cefalea crónica por abuso de analgésicos, estas personas convirtieron el paracetamol y el nototil en su droga de abuso (o lo que es lo mismo de "mal uso"), es lo que mi amigo llamaba "no saber no drogarse". En vez de usarla como sustancia que alivie su dolor, lo toman abusivamente y ello genera daños que acaban afectando a los tres pilares de la salud que describe la OMS y mencioné anteriormente. Esta persona pasa a ser una enferma por abuso de sustancias y necesita tratamiento y apoyo, no necesita multas, ni cárcel, ni castigo ni marginalización. Esto lo podemos extrapolar al éxtasis o a la cocaína, al tabaco o al alcohol.
No hay nada malo en tomar sustancias que interactúen con tu psique, consciencia, organismo o percepción, pero sí hay que reconocer que tiene sus riesgos (como conducir o comer hamburguesas del McDonalds). La cantidad, la frecuencia, los efectos y los momentos son los principales factores a tener en cuenta, donde debemos educar a la población para disminuir riesgos, como se hace con la educación vial o la educación física-nutricional. Si el detrimento de alguno de estos valores genera daño en el triángulo organismo-mente-entorno, lo estás haciendo mal. Si por el contrario genera beneficio, placer, conocimiento o alivio y ello se explaya temporalmente más allá de la duración de los efectos de la sustancia, lo estás haciendo bien.
La política de “Guerra contra las drogas” la inició EEUU en 1920 con la “Ley seca” prohibiendo el consumo, venta y producción de alcohol, y poniendo la alfombra roja a la clandestinidad, el mercado negro, la delincuencia, y la Mafia: Al Capone. Desde entonces el gasto en la guerra contra las drogas no ha dejado de crecer, mientras que el consumo de psicoactivos a escala mundial se mantiene constante desde hace décadas.
La inversión de los gobiernos en políticas “anti-droga” solo es superada por el crecimiento de la corrupción y la delincuencia asociada a su elaboración y venta, así como de la tecnología y armamento destinado a su tráfico internacional. Las bandas organizadas disparan la criminalidad por todo el mundo y los grupos armados asociados a la producción y distribución de droga a nivel mundial, convierten países enteros en “territorio comanche” donde la vida del ciudadano de a pie está amenazada y/o coaccionada, encontrándose la población entre la espada y la pared, entre la DEA y el cartel.
En muchos casos los beneficios del trafico de drogas subvencionan grupos terroristas directa o indirectamente y otras acciones criminales como la trata de personas o el tráfico de armas. La ilegalización del consumo y la venta al pormenor genera criminales y marginados sociales que son un gasto socioeconómico y sobre todo humano inabordable para la sociedad actual. Según el historiador Alfred McCoy: “La represión produce una caída en los suministros y eso aumenta el precio, estimulando la producción en el mundo entero”, y su venta con fines lucrativos, añadiría yo; dinero fácil que fácilmente puede arruinar tu vida con las leyes imperantes.
Tengo  la impresión de que algo está cambiando en relación a las sustancias psicoactivas. Aunque le esté costando arrancar, ya se ha vuelto a investigar en universidades de EEUU con MDMA para tratar el trastorno de stress post-traumático, y la FDA ha autorizado estudios con psilocibina para abordar la ansiedad y depresión en los estados finales de la vida, así como para afrontar el dolor físico. Existen grupos científicos compuestos por médicos, psicólogos, sociólogos y antropólogos, entre otros técnicos y profesionales que defienden un abordaje diferente de las drogas a nivel personal, social, institucional e internacional. Pero sobre todo existen individuos y organizaciones (Energy Control) que promocionan la salud ante el consumo de sustancias recreativas, disminuyendo riesgos, alentando un uso responsable y creando alarmas ante sustancias perjudiciales que aparecen en el cardinal mercado de la droga: la calle (creo que Silk Road y la deep web merecen un capítulo aparte por lo delicado del tema y su peso en el presente y el futuro de la venta de sustancias psicoactivas).

No será fácil cambiar patrones y conceptos tan enraizados durante las últimas décadas, pero es nuestro menester informar y generar un pensamiento crítico ante algo tan inherente a la condición humana, y desde mi punto de vista, lo mire por dónde lo mire, tan mal gestionado.

Recomiendo leer este artículo sobre el estudio de Juan Moros, y especialmente el libro The Natural Mind: A Revolutionary Approach to the DrugProblem de Andrew Weil. Para este texto se ha recurrido a información en la weboficial de Energy Control y en la de United Nations Office of Drugs and Crime, así como leído diferentes blogs y artículos científicos y no científicos para contrastar información y fundamentar ideas y conceptos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Antonio Escohotado y su "Historia general de las drogas" imprescindible aproximación al tema

Stick pictures dijo...

Gran reflexión.!!!

HOOD RAT dijo...

No sera fácil cambiar ese concepto sobre las drogas pero creo que en un futuro deberán legalizarlas