Primero ganaron la batalla del lenguaje y nos hicieron llamarlo copago, pareciendo que ignoráramos que la sanidad ya la copagamos vía impuestos y la repagamos con las recetas de activos (sí, sí, las verdes con las que se paga el 40% del medicamento).
Después consiguieron que todos los medios de comunicación elucubraran semanalmente con el copago (I mean, repago) de moda más ocurrente que pudieran concebir.
Cataluña y el euro por receta: sacad a los pobres de mis farmacias.
Y ahora se desmarcan con la imposición, en Cataluña (aún sin estar claro si tienen potestad para ello o no), de un repago de características ridículas, que saca a colación algunos puntos interesantes:
- Si bien ningún Gobierno está en contra de la disminución de las desigualdades en el acceso a los servicios sanitarios y sus prestaciones, parece claro que hay gobiernos que no tienen la equidad en el centro de sus políticas. Cualquier repago que tenga la cantidad de enfermedad como elemento de regulación ejercerá un papel negativo en la equidad de la población. Cabe recordar que si aumentamos el precio de los medicamentos es muy probable que la adherencia disminuya en un sector muy determinado de la población: los que menos tienen.
- Se traslada a los profesionales sanitarios (en este caso a los farmacéuticos) la ejecución del cobro en cuestión, contribuyendo a la burocratización de su tarea y pasando la patata caliente a unos trabajadores que no juegan ningún papel en la imposición de esta tasa.
- Se cae en la contradicción de que, mientras por parte de muchas gerencias se incentiva la utilización de medicamentos individuales (como contraposición a los fármacos que llevan asociaciones de medicamentos) mediante la imposición de esta tasa se recaudaría menos si el médico recetara una asociación. De esta forma podemos encontrarnos ante el siguiente supuesto:
- Si tengo un paciente con recetas de pensionista (sí, sí, las rojas) y le receto naproxeno y omeprazol el gasto para el sistema sanitario no supera los 8€ y se recaudan 2€ en concepto de "receta".
- Si a ese mismo paciente le receto el último medicamento supernovedoso que asocia naproxeno y esomeprazol el gasto para el sistema sanitario supera los 25 € y se recauda tan sólo 1€ por la receta. [si en el primer caso se recetara esomeprazol también habría un notable ahorro].
- Se transmite la sensación de que, ya que vamos a poner un repago en el que sólo creemos a medias y como además no tenemos la valentía ni la profundidad de discurso como para entrar en sistemas complejos de baremación según renta que se ajuste al final del año fiscal, entonces se elige un número que quede bonito y efectista ("1€") y se instaura como magnitud para la nueva tasa.
- Se anuncia como una medida para disminuir el abuso y racionalizar el uso de las prestaciones en materia de farmacia pero no se actúa sobre el que decide si se han de utilizar esos recursos (el médico) sino que se pone el énfasis en el paciente, que no suele jugar un papel fundamental en la decisión de la elección final de la terapéutica. Esto es, una vez más se deja en manos del paciente la elección de, en caso de dificultades económicas, elegir qué medicamentos tomar y cuáles no. Para "racionalizar el uso de los servicios sanitarios" se confía en que la gente deje de tomar sus tratamientos, puesto que es difícil pensar que los médicos dejarán de prescribirlos.
- Se abre la puerta a la toma de medidas economicistas sin evaluaciones previas. La tasa del euro por receta puede no ser más que el inicio de una lista de medidas como la comentada más adelante.
Portugal y los 20 euros por consulta de urgencias: sacad a los pobres de mis hospitales.
Como se puede leer en la sección de "internacional" de El País, Portugal comenzará a cobrar 20€ por acudir a Urgencias... es una medida de la que quedarán exentos aquellos con salarios muy bajos (inferiores a 600€ aproximadamente) pero que ignora el concepto de "gradiente de desigualdad social" y que supone un nuevo impuesto a la enfermedad.
Además, se impone un precio de 4€ por consulta de enfermería para una cura o de 5€ para una consulta médica rutinaria. Esto quiere decir que, los diabéticos con una úlcera en el pie que se haya sobreinfectado llegando a ser una celulitis ya pueden preparar la tarjeta de crédito o instruir a sus familiares en el arte del desbridamiento de tejido necrótico...
Contrastes
Y es que estos anuncios ocurren una semana después de que saliera a la luz la iniciativa por una prescripción prudente, un movimiento encabezado por profesionales sanitarios que buscan el beneficio de la población mediante la utilización prudente de los medicamentos y cuya promoción y puesta en práctica ahorraría mucho más (en términos económicos y de efectos adversos mórbidos y mortales) que medidas como las que se plantean por parte de unas administraciones que hacen dejación de funciones en lo que a la correcta formación de sus profesionales se refiere.
Como comentábamos ayer en twitter, qué bueno ha de ser el capitalismo que tantas cosas nos arrebatan para salvarlo...
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