"We must face the fact that the preservation of individual freedom is incompatible with a full satisfaction of our views of distributive justice" F. A. Hayek
["Debemos afrontar el hecho de que la preservación de la libertad individual es incompatible con la plena satisfacción de nuestras ansias de justicia distributiva".]
Esta frase de Hayek, uno de los economistas de cabecera de lo que se ha venido a llamar neoliberalismo, dibuja dos conceptos que manejamos habitualmente en la organización de sistemas de salud y que no siempre somos conscientes de que su coexistencia plena pueda ser posible: libertad y equidad (entendiendo la justicia como equidad).
En el caso de la sanidad, podemos ejemplificar estos conceptos -libertad y justicia- con dos titulares:
Libertad
Justicia
No es casualidad, sino motivación ideológica coherente con los principios que dicen defender, que sean comunidades autónomas como Madrid y Castilla La Mancha las que se hayan convertido en las adalides de la libertad de elección, frente a otras como Andalucía o Asturias que se han caracterizado últimamente por su anteposición de la universalidad de los servicios de salud frente a otros valores en disputa.
La defensa de ambos valores, en una sociedad democrática, es perfectamente legítima. Lo que ocurre es que en un sistema público de salud a lo mejor la libertad de elección no debe encumbrarse como un valor central dado que no es la máxima promotora de los objetivos que dicho sistema pretende.
¿Es verdaderamente fundamental la libertad de elección de médico?
Tras el concepto "libertad de elección de médico" se encuentra una variedad ingente de medidas que incluyen una mayor o menor libertad, de profesionales sanitarios, de centro sanitario,...
El factor común a todas las experiencias de libertad de elección suele ser uno: la infrautilización por parte de la población de los procedimientos de libre elección frente a lo que los políticos habían previsto.
En junio de 2014 se publicó un estudio holandés (Holanda, los reyes de la competitividad y la libertad de elección) titulado "Por qué los pacientes no ejercen su derecho a la elección cuando son derivados a atención hospitalaria. Un estudio exploratorio basado en entrevistas con pacientes" [enlace al resumen], en él observaron que la mayoría de los pacientes acudían al centro que se les asignaba de forma automática porque, simplemente, no veían ninguna razón por la que llevar a cabo una elección.
Mientras la teoría económica clásica nos dice que al dar libertad de elección se incentivará la competitividad y ello llevará a una mejora de la asistencia y, en resumen, una mejora de la calidad de las diferentes funciones del sistema sanitario, la población dice que eso no es una demanda real y que no tiene demasiado interés en participar de la teoría económica clásica que no tiene en cuenta el comportamiento real de los individuos. En una de las entrevistas realizadas en el estudio, una persona decía lo siguiente "Escuchas en las noticias que algunos hospitales no son buenos, y lo sabes. Pero yo ya estaba familiarizado con él, así que pensé 'ahí voy'".
Mientras se fomentan procedimientos -administrativa y organizativamente complejos en muchas ocasiones- para favorecer la libertad de elección, se continúa con el debilitamiento de la longitudinalidad de la asistencia -no sólo en Atención Primaria, sino también en la hospitalaria-, valor que probablemente sería preferido por muchos pacientes.
La libre elección de médico no responde al principio de mantenimiento de la funcionalidad del individuo, no parece que esté ligado a mejoras en la salud de la población, no tiene efectos sobre la protección frente a gastos catastróficos, no tenemos datos de que mejore la eficiencia del sistema -dado que los datos de la teórica competencia y mejora mediante la competitividad son castillos en el aire construidos mirándose en un espejo como el holandés, que ha incrementado su gasto sanitario y ha acabado desdibujando esa teórica competitividad- y en relación al objetivo de responder a las demandas de la población solemos observar que la población no hace el uso esperado del derecho a la libertad de elección. Ante ese panorama, tal vez sería más lógico habilitar espacios en los que la gente, ante supuestos concretos pudiera cambiar de médicx/enfermerx (espacios ya existentes en comunidades que no enarbolan la libertad de elección de médico como eje central del sistema -cosa que hacía la Comunidad de Madrid, tal cual-).
Esto simplemente es un ejemplo que ilustra con claridad que 1) la priorización de medidas organizativas responde de forma clara y directa al planteamiento previo de unos valores determinados -ideológicos pero también morales- y 2) la existencia de valores en conflicto -si bien no antagónicos- nos da la oportunidad de definir las bases del sistema mediante la elección de caminos alternativos de actuación.
[Sobre los pormenores de algunas experiencias nacionales de libertad de elección no voy a hablar, porque para eso es mejor leer a Vicente Baos]
4 comentarios:
Muchas gracias por la informacion..clara, oportuna y documentada. Inmediatamente comunicaremos a nuestros pacientes de los diversos programas de prevencion con los que contamos. Atte. Dr Roger Ramirez (Medico Especialista en Medicina Familiar y Salud Comunitaria).
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No estoy de acuerdo.
Que toda una mayoría poblacional no haga uso de su libertad no debe implicar que ya nadie pueda hacer uso de ella.
Que una mayoría piense o haga algo no significa que esté en lo correcto, de hecho, las masas actúan por inercia y no por pensamiento crítico.
Con libertad de elección de médico yo entiendo libertad para poder elegir un centro sanitario privado que ofrezca unos servicios (muchísimos) que no existen en la Sanidad Pública. Sí, sé que la mayoría social empobrecida por la crisis no se lo puede permitir. Pero también sé que con lo gratuito nos están vendiendo gato por liebre.
Lo popular y lo demagogo es lo gratuito: ''lo queremos y lo defendemos porque es gratis y la gente es pobre para poder permitirse acceder a los servicios privados y tiene derecho a continuar con vida y con calidad de vida.'' Pero que algo sea gratuito no implica necesariamente (y así podemos constatarlo en la práctica) que sea de calidad.
Pongamos un ejemplo. Las medicinas alternativas, en vez de usarse en la Sanidad Pública de forma complementaria para tratar al paciente de forma integral, son relegadas al sector privado y denigradas como ''magufas''. Yo no quiero ir a un centro médico público que se someta a los lobbys farmacéuticos y que niegue el talento de la medicina alternativa, siguiendo con este ejemplo.
(Y que no solo es la medicina alternativa, oiga, que hay otros muchas innovaciones médicas en el sector privado que no se admiten en el público, por falta de presupuesto -recortes- y por haberse quedado lo público estancado a consecuencia de estos, principalmente).
Yo voy a seguir luchando por mi libertad de elección (que a su vez revierte en la libertad de elección de toda la población, y eso también es igualdad, que no se nos olvide) en vez de, como una borrega, seguir la corriente de lo que decida la mayoría (la cual no es consciente ni siquiera de que esté decidiendo nada, pues como bien usted ha recalcado, se deja llevar por la tendencia mayoritaria de consumo sin ni siquiera reflexionar sobre ello).
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