[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

8.8.15

Incentivos: mucho más allá de un asunto técnico.

Los compañeros de La Comisión Gestora publicaron ayer un post de esos que hay que leer, abordando un tema que raras veces se trata alejándose de los tópicos: los incentivos salariales ligados a la productividad.


Acabamos dejando un comentario en dicha entrada, que por su extensión y por servir de introducción para un tema que trataremos más extensamente en el mes de octubre (aprovechando nuestra participación en torno a este tema en el mes de noviembre en unas jornadas organizadas por FoCAP). Reproducimos el comentario con ligeras modificaciones:


Este es uno de los grandes melones por abrir en muchos de los sistemas autonómicos de salud. A mi parecer hay tres ámbitos fundamentales en los que se juega esta partida -ámbitos permeables entre sí, obviamente, no compartimentos estancos-:
- El ámbito de lo ideológico: los incentivos y su distribución responden a unos valores concretos, especialmente en lo relacionado con el reparto dentro de las diferentes categorías profesionales. Los discursos de trabajo en equipo, horizontalidad, integración blablabla son difícilmente conciliables con diferencias del orden de 30-40x entre quienes más cobran y quienes menos solamente en virtud de la categoría profesional, y eso no es un criterio técnico, sino que parte de una visión nada igualitarista y de unos conceptos bastante arcaicos de la organización del sistema sanitario. Hablamos de lo ideológico, pero también deberíamos entrar en el mundo de lo ético. El otro día leía un artículo sobre el sistema sanitario chino donde se señalaba como uno de los problemas fundamentales del sistema que no existía una tradición de desarrollo del profesionalismo médico en China, de modo que se encontraban con profesionales muy proclives a funcionar según los incentivos que les fueran presentados en un momento u otro (ora en un sistema centralizado soviético-like ora en un sistema de apertura desrregulada al mercado)... personalmente no querría fomentar (ni ser tratado en) un sistema que hace que sus profesionales se guíen demasiado por incentivos económicos, y por ello creo que el debate de los valores es clave para huir de la superficialidad de los discursos basados en "es que todo el mundo no puede cobrar lo mismo con independencia de lo que trabaje", que transmiten mensajes en los que no existe gran disenso pero no tengo claro que ayuden a profundizar en el debate (es el argumento más escuchado en cualquier sala de estar de centro sanitario, vaya).
- El ámbito de lo técnico: esto lo comentáis perfectamente en relación al diseño de los objetivos y sus indicadores. Otro aspecto a analizar sería el de las modas (que algunos llaman "líneas estratégicas dentro de la organización), que se implantan de un año para otro en los objetivos como si los objetivos tuvieran una capacidad performativa sobre la actividad clínica espectacular en vez de pensar que la actividad profesional se construye sobre cambios de estructura y cultura más sólidos y permanentes y menos dependientes de las veleidades verticalmente construidas (y puedo estar hablando de la forma de implantación de los "objetivos de No Hacer" en el SAS durante este año, por ejemplo).
- El ámbito del poder: sindicatos de tal y de cual, statu quo, primaria vs hospitales, directivos cno un estilo de dirección u otro, unidades que quieren potenciarse por intereses "estratégicos" (me encanta esta palabra, me parece tan cancamusera...). En este ámbito entra el uso de los incentivos como herramienta de control (el palo y la zanahoria) desde la institución.
La evidencia en torno a los efectos de los incentivos para la mejora del sistema son muy relativas; empezando porque el concepto de "mejorar el sistema" nos falla desde el momento de saber quién define qué es una mejora hasta el momento de su implementación más técnica. Sin embargo, creo que este debate no se va a abordar en el corto plazo, principalmente porque los complementos de retribución variable ligados a la productividad de lxs trabajadores son la herramienta que tiene el sistema para 1) influir en mayor o menor medida de forma inmediata, a gran escala y rápidamente vertical sobre las acciones de sus trabajadores y el rumbo de la institución y 2) realizar ciertos tipos de contraprestaciones y encuadrarlas dentro de los ciclos electorales y similar.
 Por último os dejamos el enlace a una presentación de un trabajo de investigación donde, a partir de investigar las relaciones entre los incentivos y la motivación intrínseca, tratan algunos de los puntos de los que hablamos.

1 comentario:

Javier Peteiro Cartelle dijo...

Totalmente de acuerdo con lo que comentas.
En el CHUAC, donde yo trabajo, los objetivos nunca son pactados sino impuestos de hoy para hoy o mañana como muy tarde. En general, se trata de objetivos sencillamente idiotas y que, algunas veces de forma expresa, entran también en ese apartado que recoges del “No Hacer”.
Tanto al PP como al PSOE les gusta ese término, “objetivos” (se lo oí a Rubalcaba, antes de las elecciones que perdió). Parece que es algo moderno y que, como indicas, se acoge al lema de que gane más el que más trabaja. Pero sabemos del cinismo de esa afirmación.
¿Planificar qué? Son concebibles objetivos en el orden organizativo, de superación de estructuras arcaicas, tanto en lo concerniente a la especialización como en su jerarquía. Pero no veo nada más que justifique hablar de ellos. ¿No somos responsables los médicos, enfermeros y demás personal que trabaja en el sistema público? Si hay irresponsabilidades, también existen mecanismos internos y externos para depurarlas. Sobran los premios y castigos económicos a capricho de directivos.
Consideremos el aspecto técnico. Si hay una especialidad que me parece especialmente admirable es la medicina de familia. Pero ocurre que una persona con esa especialidad pero desde un cargo directivo (de confianza, como todos), se permite imponer objetivos en mi servicio sin hablar ni una sola palabra al respecto. Y eso es mi caso concreto, pero obviamente hay muchos más. Es decir, cualquier médico por el hecho de ser promocionado al equipo directivo sabe más que cualquier especialista sobre lo que este especialista ha de hacer. ¿Qué objetivos puede imponer? Tonterías a lo ISO y al No Hacer, o de tipo burocrático - estadístico (reducción en tiempos post-operatorios, mandando a gente a casa que debiera permanecer un poco más en cama, informatizando todo lo informatizable, etc, etc. Eso es lo que hay.
¿CUÁL ES EL OBJETIVO DE LOS OBJETIVOS? Desde mi punto de vista, atomizarnos todo lo posible y crear un ambiente pueril, de colegio, en donde la madre superiora decide lo que hemos de ganar.
¿Por qué consentimos eso? Esa es la cuestión. Ahora podría decirse que por comodidad por parte de quienes tenemos plaza en propiedad; aunque nos paguen algo menos …bueno, tampoco es tanto, no hay que hacerse mala sangre, el recurso jurídico es más caro y lento… Hasta que sí sea para tanto y más.
Pero el problema reside en la gran masa de compañeros que tienen contratos basura. Para ellos, parece que el tema de los objetivos es menor, pero no es así porque acabarán contratándolos sólo por ese motivo.
Se impone la racionalidad y la unión. La vigorización de los sindicatos es imprescindible. Pero necesitamos algo más: hablar. Por eso me parece muy oportuno este comentario tuyo por el que te felicito.