1º Porque al terminar la carrera (en Madrid) me vine a Andalucía, y aquí hay la posibilidad de prescribir por principio activo desde hace tiempo. Posibilidad, no obligación, sí.
2º Porque siempre pensé que una de las cosas buenas que hacían en mi facultad era no enseñarme la farmacología por nombre comercial, sino por principio activo que, al fin y al cabo, es lo que un científico (y el médico se supone que lo es un poquito, debe conocer y dominar. Esto quedó reforzado cuando leí esta nota de la
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios , poniendo la seguridad del paciente como un argumento que sumar.
3º Porque tener un papelito con el nombre de la sustancia que están tomando (y no con el nombre de la marca comercial) creo que ayuda a mis pacientes a conocer su tratamiento, poder buscar información al respecto donde quieran y facilita la comunicación con otro personal sanitario en el caso de que tengan que ser vistos por alguien en otro país (muchos fármacos tienen diferente nombre comercial según el país de comercialización).
4º Porque he comprobado que muchos compañeros que hacen alguna subespecialidad (neumo, cardio, onco, digestivo,...) no conocen (ni tienen por qué) el nombre comercial de medicamentos que se salen de su ámbito; sin embargo, el nombre del principio activo en muchas ocasiones les es familiar de sus años de carrera. Para que mis pacientes sean comprendidos y mejor tratados cuando le entreguen a esos médicos la hoja de tratamiento que les hago, sí, para eso también.
5º Porque no quiero que a mis pacientes les quepa la menor duda de que si les prescribo un medicamento lo hago sin tener una empresa farmacéutica detrás que me ofrezca congresos, libros o XXXXX a cambio de prescribir su marca concreta (su marca de fantasía o su marca de genérico, lo mismo da).
Dicho esto, decir que la medida tomada por el Ministerio de Sanidad de obligar a los médicos a prescribir por principio activo constituye un acto de seguir percutiendo sobre una pared ya derribada. Por mucho que al ministerio le sea más fácil actuar sobre el nivel de precios (porque es la sartén cuyo mango sujeta) los ahorros que se pueden conseguir por esta vía son menores y estructuralmente despreciables si lo comparamos con la iniciativa de reducir el gasto por el lado de la demanda...
¿Y en qué consistiría "reducir el gasto por el lado de la demanda"?
A grandes rasgos, hacer que la gente tome menos medicamentos... menos medicamentos de los que no sirven para nada. El problema de España no es un problema de precios, sino de elevada prescripción de fármacos... Si se introdujera un sistema de financiación basado en lo que aportan los medicamentos con respecto a lo que ya tenemos y no basado en el "aquí todo vale, todo se financia" seguramente se reduciría el número de personas tomando fármacos para frenar la artrosis que no sirven para nada, "protectores" gástricos hipermeganovedosos que no añaden nada al añoso omeprazol, bifosfonatos para la osteoporosis sin tener osteoporosis,...
Una buena forma de empezar a hacer esto último sería divulgar hasta el infinito el Maravilloso documento escrito de forma coral por
médicos de familia y farmacólogos clínicos, un ejemplo de inteligencia colectiva al servicio de la calidad asistencial, científica y de gestión de los recursos.
Propuestas Para El Uso Adecuado y Eficiente de Los Medicamentos