Recientemente hemos podido leer en diversos medios de comunicación que la empresa FNAC había anunciado que iba a tomar diversas medidas sobre sus trabajadores; las dos medidas que más presencia han tenido en dichos medios son la reducción salarial del 15% y la eliminación del seguro médico privado que la empresa pagaba a sus trabajadores.
Tras la amenaza de huelga la empresa se echó para atrás (como podemos leer en este artículo de Diagonal), instaurando una especie de copago para el mantenimiento del seguro médico privado.
Durante estos días hemos podido ver cómo desde sectores de izquierdas se ha alzado la voz contra las medidas anunciadas por FNAC, defendiendo a capa y espada el seguro médico privado como ¿derecho? de los trabajadores de la empresa, sorprendiéndonos la falta total de cuestionamiento de este aspecto.
Intentando caminar un poco más allá del caso concreto de FNAC y sus trabajadores, trataremos de responder a algunas preguntas que se nos han planteado estos días:
1. ¿Es el seguro médico privado un "beneficio social" o podríamos considerarlo un robo al trabajador?
Que una empresa privada pague un seguro médico privado a sus trabajadores constituye una expropiación de parte de los salarios de estos y su conversión en forma de (falsa) "prestación social", siendo una excusa para no darle al trabajador una cantidad que le tendría que ser pagada por su trabajo y que se convierte en un producto (por el cual, mediante la contratación colectiva, la empresa consigue desgravaciones fiscales) cuyos beneficios sobre el trabajador no sólo no están claros sino que no se le da información veraz y real (más allá de la propaganda).
El seguro médico privado y los beneficios que se publicitan por parte de sus defensores y las empresas que los ofertan (que suelen ser los mismos, con algún conflicto$ de int€r€$) ahondan en la concepción de la salud como producto.
2. ¿En qué se diferencia el seguro médico privado de la prestación pública sanitaria financiada por impuestos?
Alguien podría decir "me parece bien lo que dices, pero también considero que el pago de impuestos para financiar el sistema público de salud es una expropiación de mi salario y preferiría que no se hiciera y ya me busco yo la vida".
La diferencia entre ese planteamiento y el que realizamos nosotros en el punto anterior es que: 1) El sistema nacional de salud financiado por impuestos juega un papel de redistribuidor de riqueza (en forma de salud) que ningún sistema privado podría aspirar a representar; 2) El sistema nacional de salud trata de prestar servicios de acuerdo a las necesidades delciudadano "asegurado" (como se dice ahora, Mato mediante), mientras que en el caso del sistema privado de seguros se presta asistencia según el pago realizado, acrecentando la Ley de cuidados inversos; 3) La salud (así como la educación, aunque a algunos les cueste más ver esto) tiene un componente de bien social que escapa a otros/los bienes de mercado, de tal modo que el fallo en la disminución de las inequidades que se devendría de la institución a gran escala de un sistema de aseguramiento (laboral y con menores prestaciones) incurriría en un empeoramiento de la salud a nivel global... el ejemplo en el que estamos pensando es ese en el que tú estás pensando también, sí.
3. ¿Es el aseguramiento privado una forma eficiente de organizar la prestación sanitaria?
Lo cierto es que en nuestro país no se ha escrito demasiado acerca de este tema, pero merece la pena invertir un rato en leer el artículo "A propósito del aseguramiento privado", de Vicente Ortún [enlace al texto completo] para hacer un acercamiento certero al tema.
La coexistencia de sistemas de financiación privada (seguros médicos pagados por las empresas o por los particulares) y financiación pública tiende a perjudicar al funcionamiento del sistema público de salud que a mejorarlo, produciendo algunas paradojas como un aumento de las listas de espera (Carolyn, J., et al How Does Private Finance Affect Public Health Care Systems? Marshaling the Evidence from OECD Nations, 29(3), 359–396 -texto completo-). Esto, además de ir en contra de las recurrentes declaraciones que nos llegan desde la sanidad privada donde se habla de los grandes beneficios de la coexistencia de ambos sistemas y de las grandes cantidades de dinero que el sistema público se ahorra gracias a la acción del privado (y que comentamos en este blog a raíz de una entrevista a Juan Abarca Cidón).
Es por ello que socialmente no deberíamos permanecer ajenos a estas prácticas, dado que parecen tener efectos sobre el sistema sanitario que financiamos mediante nuestros impuestos.
Un aspecto que habría que comentar es el de las prestaciones donde el Sistema Nacional de Salud no llega... especialmente las prestaciones de salud bucodental... en nuestra sociedad podemos identificar a los pobres mirándoles la boca, por ello el reclamo debería ir hacia la financiación de las actividades de salud bucodental dentro de los servicios públicos de salud, eliminando otras prestaciones ineficientes.
4. ¿Y qué decimos de los funcionario y el sistema MUFACE?
Pero, claro, en España esto de los seguros médicos privados no es sólo cosas de las empresas privadas; en nuestro país tenemos un sistema de aseguramiento mediante pólizas para funcionarios que es pagado con dinero público; se trata de MUFACE, MUGEJU e ISFAS.
Esto es, con dinero público pagamos un sistema de aseguramiento que, como hemos comentado antes, no parece ser mejor que lo que disfruta el resto de la población mediante el Sistema Nacional de Salud y, además, lo mantenemos alejado de cualquier recorte (como comentó, con datos duros en la mano, Juan Simó en su blog).
Lo verdaderamente chocante es ver cómo los defensores de los trabajadores (los sindicatos), cuya defensa de los servicios públicos (vectores de redistribución de la riqueza hacia la clase trabajadora) deberíamos darla por sentada, se manifiestan repetidas veces en favor de la perpetuación del sistema tipo MUFACE (ejemplos: 1 y 2) a la par que critican otras medidas de calado similar
No vamos a comentar nada más al respecto del modelo MUFACE de financiación y prestación de servicios porque estamos preparando algunos artículos al respecto con datos jugosos...
Vemos a empresarios queriendo quitar seguros médicos privados y a trabajadores y sindicatos unidos para mantenerlos... y es entonces cuando no acabamos de entender nada...
Tras la amenaza de huelga la empresa se echó para atrás (como podemos leer en este artículo de Diagonal), instaurando una especie de copago para el mantenimiento del seguro médico privado.
Durante estos días hemos podido ver cómo desde sectores de izquierdas se ha alzado la voz contra las medidas anunciadas por FNAC, defendiendo a capa y espada el seguro médico privado como ¿derecho? de los trabajadores de la empresa, sorprendiéndonos la falta total de cuestionamiento de este aspecto.
Intentando caminar un poco más allá del caso concreto de FNAC y sus trabajadores, trataremos de responder a algunas preguntas que se nos han planteado estos días:
1. ¿Es el seguro médico privado un "beneficio social" o podríamos considerarlo un robo al trabajador?
Que una empresa privada pague un seguro médico privado a sus trabajadores constituye una expropiación de parte de los salarios de estos y su conversión en forma de (falsa) "prestación social", siendo una excusa para no darle al trabajador una cantidad que le tendría que ser pagada por su trabajo y que se convierte en un producto (por el cual, mediante la contratación colectiva, la empresa consigue desgravaciones fiscales) cuyos beneficios sobre el trabajador no sólo no están claros sino que no se le da información veraz y real (más allá de la propaganda).
El seguro médico privado y los beneficios que se publicitan por parte de sus defensores y las empresas que los ofertan (que suelen ser los mismos, con algún conflicto$ de int€r€$) ahondan en la concepción de la salud como producto.
2. ¿En qué se diferencia el seguro médico privado de la prestación pública sanitaria financiada por impuestos?
Alguien podría decir "me parece bien lo que dices, pero también considero que el pago de impuestos para financiar el sistema público de salud es una expropiación de mi salario y preferiría que no se hiciera y ya me busco yo la vida".
La diferencia entre ese planteamiento y el que realizamos nosotros en el punto anterior es que: 1) El sistema nacional de salud financiado por impuestos juega un papel de redistribuidor de riqueza (en forma de salud) que ningún sistema privado podría aspirar a representar; 2) El sistema nacional de salud trata de prestar servicios de acuerdo a las necesidades del
3. ¿Es el aseguramiento privado una forma eficiente de organizar la prestación sanitaria?
Lo cierto es que en nuestro país no se ha escrito demasiado acerca de este tema, pero merece la pena invertir un rato en leer el artículo "A propósito del aseguramiento privado", de Vicente Ortún [enlace al texto completo] para hacer un acercamiento certero al tema.
La coexistencia de sistemas de financiación privada (seguros médicos pagados por las empresas o por los particulares) y financiación pública tiende a perjudicar al funcionamiento del sistema público de salud que a mejorarlo, produciendo algunas paradojas como un aumento de las listas de espera (Carolyn, J., et al How Does Private Finance Affect Public Health Care Systems? Marshaling the Evidence from OECD Nations, 29(3), 359–396 -texto completo-). Esto, además de ir en contra de las recurrentes declaraciones que nos llegan desde la sanidad privada donde se habla de los grandes beneficios de la coexistencia de ambos sistemas y de las grandes cantidades de dinero que el sistema público se ahorra gracias a la acción del privado (y que comentamos en este blog a raíz de una entrevista a Juan Abarca Cidón).
Es por ello que socialmente no deberíamos permanecer ajenos a estas prácticas, dado que parecen tener efectos sobre el sistema sanitario que financiamos mediante nuestros impuestos.
Un aspecto que habría que comentar es el de las prestaciones donde el Sistema Nacional de Salud no llega... especialmente las prestaciones de salud bucodental... en nuestra sociedad podemos identificar a los pobres mirándoles la boca, por ello el reclamo debería ir hacia la financiación de las actividades de salud bucodental dentro de los servicios públicos de salud, eliminando otras prestaciones ineficientes.
Pero, claro, en España esto de los seguros médicos privados no es sólo cosas de las empresas privadas; en nuestro país tenemos un sistema de aseguramiento mediante pólizas para funcionarios que es pagado con dinero público; se trata de MUFACE, MUGEJU e ISFAS.
Esto es, con dinero público pagamos un sistema de aseguramiento que, como hemos comentado antes, no parece ser mejor que lo que disfruta el resto de la población mediante el Sistema Nacional de Salud y, además, lo mantenemos alejado de cualquier recorte (como comentó, con datos duros en la mano, Juan Simó en su blog).
Lo verdaderamente chocante es ver cómo los defensores de los trabajadores (los sindicatos), cuya defensa de los servicios públicos (vectores de redistribución de la riqueza hacia la clase trabajadora) deberíamos darla por sentada, se manifiestan repetidas veces en favor de la perpetuación del sistema tipo MUFACE (ejemplos: 1 y 2) a la par que critican otras medidas de calado similar
No vamos a comentar nada más al respecto del modelo MUFACE de financiación y prestación de servicios porque estamos preparando algunos artículos al respecto con datos jugosos...
Vemos a empresarios queriendo quitar seguros médicos privados y a trabajadores y sindicatos unidos para mantenerlos... y es entonces cuando no acabamos de entender nada...