Democracia, la palabra de moda. El capitalismo vacía términos y los convierte en objetos inanimados. Hoy día, la palabra democracia, se ha tornado un concepto inerte, sin vida, sin gracia... Después de años de políticas neoliberales en los que la democracia se ha reducido a la libertad de elección y al libre mercado, las instituciones y los regímenes democráticos se tambalean y pierden su sentido. Ésta ha sido puesta durante años al servicio de fines economicistas convirtiendo lo que debía de ser un fin por sí mismo en tan sólo un medio. Sin embargo, tras el resurgir de los llamados "nuevos movimientos sociales" y con el auge de determinados partidos que reivindican la democracia participativa como sistema de toma de decisiones, la palabra parece tomar forma de nuevo, modelándose y construyéndose a la vez que la ciudadanía.
Nos surgen preguntas a veces sin respuestas claras... ¿Qué tipo de democracia queremos? ¿son todas las democracias igualitarias? En un país en el que hace apenas 40 años vivíamos en dictadura, en un país de transición borrosa y donde la historia aún es tapada... ¿somos realmente conscientes de que pedimos al pedir democracia?.
Según la RAE la democracia es la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. Sin embargo, según Boaventura de Sousa Santos, se hace necesario distinguir entre la democracia instrumental hegemónica impuesta por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y el uso contra hegemónico de este instrumento. Por tanto, democracia no es un término unívoco... democracia no hay una sino muchas.
En el cuadro siguiente, detallamos las diferentes visiones de la democracia en la sociedad occidental (sacado del libro Democracia Radical de Ángel Calle)
Actualmente, en los que la democracia representativa está en crisis, transitamos asambleas que se proclaman como verdadera democracia erigiéndose como estandarte de la democracia radical. Por ello, queremos plantear algunas reflexiones:
1. La democracia no se articula desde sociedades ideales, La participación no puede identificarse en un espacio público que se apoya en una base social “en la que los iguales derechos de ciudadanía hayan cobrado eficacia social” como en el discurso deliberativo de Habermas. Hay que poner un análisis de las inequidades en el centro. No podremos hablar de verdadera democracia mientras no establezcamos mecanismos de reducción de desigualdades y no se dote a la personas de las capacidades para participar. Todo lo demás será la democracias de unxs pocxs, no la democracia de todxs.
2. La calidad democrática pasa por tener presente una perspectiva de género en los procesos asamblearios. Tras años relegadas al espacio privado y al ámbito doméstico, las mujeres continúan luchando por conquistar el ámbito público. Es tarea colectiva darles voz y espacio. (Recomiendo el artículo de la compañera Patricía Escartín (http://arainfo.org/2014/09/las-mujeres-nuestra-voz-y-el-espacio-publico/)
3. Los ritmos de la democracia no pueden obedecer a un sistema productivista capitalista. Una democracia real pasa por poner la vida y los cuidados en el centro, por lo que deben establecerse herramientas de participación para todas aquellas personas que dedican su vida y su tiempo a los cuidados y al sostenimiento de la vida.
4. No podemos dejar de entender la democracia como un proceso que se construye desde la cotidianidad. El avance de ésta dependerá de su práctica real y no de fabricar conceptos. Hacer democracia pasa por generar cultura democrática.
Repensar la democracia que queremos pasa por realizar un análisis profundo de la sociedad en la que vivimos y que queremos priorizar, por revisar nuestros valores y nuestros ideales. El camino es difícil y plagado de obstáculos. En nuestras manos queda si queremos una democracia que transforme o una que reproduzca desigualdades.
"La rebeldía democrática supone la necesidad de pensar la democracia desde los valores éticos y de compromiso con la defensa de la humanidad y de un proyecto transformador que no se hace declamando la democracia, sino construyendo alternativa. Su valor estratégico la convierte en una propuesta de futuro. Desconocerla, ignorarla, no debatirla o despreciarla es realizar una acción inquisitorial propia de quienes tienen miedo al debate democrático. Democracia sin demócratas."
Marcos Roitman. Democracia sin demócratas.