Desde que el Partido Popular llegó al Gobierno y comenzó a aplicar sus políticas de austeridad (cuyo significado aplicado a nuestra realidad quiere decir "austeridad" para los servicios públicos esenciales y nacionalización de inversiones desastrosas de los colegas -bancos, autopistas de peaje, equipos de fútbol, et al-) se han ido sucediendo las noticias que alertaban sobre la reducción de fondos y el riesgo de desaparición del Plan Nacional sobre el SIDA (ejemplos: 1, 2, 3, 4).
Es complicado aprender de los errores sufridos por terceras personas (más aún si en vez de personas son terceros países), pero no está de más leer, releer y tener bien presentes estos párrafos extraídos del libro "¿Por qué la austeridad mata?" (sobre el cual publicaremos próximamente una reseña).
En nuestro país aún no disponemos de datos oficiales de infección por VIH en el último año... cuando aparezcan, esperemos ser más Malasia que Tailandia...
* Como se puede observar en una gráfica disponible en el libro, la tasa de mortalidad experimentó un incremento espectacular a partir de 1998, pasando de menos de menos de 40 fallecimientos por 100.000 habitantes (debidos a enfermedades infecciosas) hasta casi 80 fallecimientos por 100.000 habitantes en el año 2003; esto es, las muertes por enfermedades infecciosas se duplicaron en un periodo de tan solo 5 años.
Es complicado aprender de los errores sufridos por terceras personas (más aún si en vez de personas son terceros países), pero no está de más leer, releer y tener bien presentes estos párrafos extraídos del libro "¿Por qué la austeridad mata?" (sobre el cual publicaremos próximamente una reseña).
La austeridad también supuso una vuelta atrás en la lucha contra el VIH, debido al recorte de algunos programas de salud pública sumamente eficaces. Antes de la crisis, a principios de los noventa, Tailandia había sido el epicentro de la epidemia de VIH en Asia. En 1990 registró aproximadamente 100.000 nuevos casos de VIH; tres años después, la cifra se había disparado hasta más de un millón de casos. El doctor Wiwat Rojanapithayakorn, director de la oficina central para Asia oriental de la Organización Mundial de la Salud, vio horrorizado cómo el virus se propagaba desde las ciudades de Tailandoa al campo y viceversa. Sus investigadores contribuyeron a descubrir que el 97 por ciento de todos los casos tenían su origen en la transmisión por parte de las trabajadoras del sexo, un tercio de las cuales era seropositivo en 1994. No obstante, aquel descubrimiento tenía un aspecto optimista. Significaba que se podía encontrar una solución. Una forma esencial de prevenir nuevos casos era centrar las intervenciones en lugares específicos, acudiendo a los burdeles e instando a las trabajadoras del sexo y a sus clientes a que utilizaran preservativos.
Una campaña de estas características iba más allá del tipo de cualificación del doctor Rojanapithayakorn, de modo que se asoció con Meechai Viravaidya, un activista social -que pasó a ser conocido por el apodo de "Señor Condón"-, para difundir el mensaje de "sin condón, no hay sexo". Ambos viajaron por todo el país, repartiendo preservativos gratis en los locales de masaje y en los burdeles e insistiendo en que las trabajadoras del sexo y sus clientes tenían que utilizarlos. En caso de que se negara, la policía podía cerrarles el negocio.
Los resultados fueron asombrosos. En el plazo de menos de dos meses, el programa "uso del condón al 100%" redujo el número de nuevas infecciones por VIH entre las trabajadoras del sexo de la provincia de Ratchaburi del 13 por ciento a menos del 1 por ciento.
Con esas pruebas en la mano, Rojanapithayakorn acudió al gobierno tailandés en busca de ayuda. El gobierno dispuso que cada hora las emisoras de radio y televisión de todo el país emitieran mensajes para la prevención del VIH. Por supuesto, todo aquello requería financiación y el presupuesto anual para la prevención del VIH aumentó de 2 millones de dólares en 1992 a 88 millones de dólares en 1996. En el plazo de tres años, el uso del preservativo entre las trabajadoras del sexo aumentó del 25 por ciento a más del 90 por ciento.
Pero entonces llegó la crisis financiera asiática. Para cumplir los objetivos de austeridad impuestos por el FMI, el gobierno tailandés aplicó drásticos recortes a la financiación de la distribución de preservativos y a las medidas de salud pública asociadas a aquella campaña. En total, el presupuesto para el fomento de la salud en el país se recortó en un 54%. Las autoridades intentaron mantener el presupuesto para el tratamiento y la prevención del VIH, pero en 1998 también lo redujeron en un 33 por ciento, a instancias del FMI. En 2000, la financiación nacional para la prevención del VIH ascendía a menos de la cuarta parte de su cuantía antes de la crisis.
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Los progresos de Tailandia en materia de prevención de enfermedades infecciosas como el VIH quedaron prácticamente anulados*. Entre la década de 1950 y 1996, las muertes por enfermedades infecciosas habían ido disminuyendo a un ritmo anual de 3.2 fallecidos por cada 100.000 habitantes. Ese progreso empezó a invertirse en 1998, cuando las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas empezaron a crecer a un ritmo anual de 7.6 fallecidos por cada 100.000 habitantes. La causa principal del aumento de la mortalidad fue el VIH sin tratamiento y sus complicaciones, la neumonía y la tuberculosis.
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A diferencia de Tailandia, Malasia decidió ignorar el consejo del FMI para que recortara sus presupuestos y, por el contrario, aumentó el gasto real en atención sanitaria en un 8 por ciento aproximadamente entre 1998 y 1999. El aumento de la financiación de la atención sanitaria se tradujo en un incremento aproximado del 18 por ciento del número de pacientes tratados en el sistema de la sanidad pública. El mayor presupuesto para el control del VIH permitió que Malasia introdujera un programa para prevenir la transmisión de madre a hijo, siguiendo el modelo tailandés. En otras palabras, en el mismo momento en que se iba a pique el buque insignia de los programas de salud pública de Tailandia, Malasia puso en práctica un programa idéntico. Y durante la crisis no hubo un aumento significativo del VIH en Malasia, ni siquiera cuando el control de la enfermedad empezó a flaquear en Indonesia y en Tailandia
En nuestro país aún no disponemos de datos oficiales de infección por VIH en el último año... cuando aparezcan, esperemos ser más Malasia que Tailandia...
* Como se puede observar en una gráfica disponible en el libro, la tasa de mortalidad experimentó un incremento espectacular a partir de 1998, pasando de menos de menos de 40 fallecimientos por 100.000 habitantes (debidos a enfermedades infecciosas) hasta casi 80 fallecimientos por 100.000 habitantes en el año 2003; esto es, las muertes por enfermedades infecciosas se duplicaron en un periodo de tan solo 5 años.