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10.12.14

El médico ante la tortura. De aquí y de allí.

Me acuerdo que miré al médico y ni siquiera me miró a los ojos, o sea, de eso me acuerdo... ningún médico me miró a los ojos...fue como...y yo buscando como... eso de... eh, tío, estoy viendo a una persona que me puede decir... llama a mi mamá, ¿no?.... nada, nada, ahí cero... ahí quedé alucinando, con el servicio médico aluciné... como si estuvieran acostumbrados a la situación.
Rodrigo Lanza (en "Ciutat Morta")


Hace un par de semanas vi Ciutat Morta, largometraje que aborda el conocido como "caso 4F", del cual había leído mucho desde que sucedió. El documental habla de violencia policial, de torturas, de juzgados corruptos, de una ciudad que vive luchando contra los movimientos sociales que crecen en ella, de injusticia... El largometraje habla de todas esas cosas y en un momento concreto menciona algo que a mi me dejó helado.

Cuando Rodrigo Lanza relata el párrafo que abre este post no pude sino revolverme por dentro.
"...miré al médico y ni siquiera me miró a los ojos,..."
"...con el servicio médico aluciné... como si estuvieran acostumbrados a la situación."
A nadie que haya realizado asistencia clínica en Urgencias de un centro de salud o de un hospital se le escapa la situación genérica que Rodrigo Lanza particulariza. La policía lleva a un detenido al centro sanitario, entra con él en la consulta y en cierto modo trata de establecer una relación con el médico basada en que tanto policía como sanitarios llevamos uniforme y, en ese momento, representamos a dos aspectos distintos (o no tanto) de "el poder".

No hay nadie de mi entorno sanitario con quien haya comentado estas situaciones y que no confiese, aunque sea en voz baja, sentir aprioristicamente tendencia a posicionarse del lado del detenido o de la policía. No es la función del médico la de esclarecer si esas costillas rotas son consecuencia de una patada intencionada por parte de un policía o de una caída huyendo de la misma, pero sí está en mano del médico tener claro si ante una situación de asimetría de poder se sitúa del lado del fuerte o del débil.

Rodrigo Lanza cuenta que llegó con el cuerpo reventado a hostias y los médicos ni le miraron a la cara. Hacer eso en un país en el que se producen torturas a personas detenidas (Amnistía Internacional) -y donde la investigación de esas torturas se obstaculiza o se margina (Tribunal Europeo de Derechos Humanos)- mirar hacia otro lado no es indiferencia, sino una clara toma de partido.

La profesión médica siempre ha estado íntimamente ligada a brutalidades ejercidas desde el poder en nombre de la justicia y la seguridad; el caso típico es el de la pena de muerte, pero leyendo el resumen del informe del Senado de los EEUU sobre las técnicas de interrogatorio de la CIA durante la administración Bush uno puede encontrar varias referencias a la participación directa (acreditando buen estado físico para resistir ciertas prácticas, por ejemplo) de sanitarios -médicos, asistentes médicos,...- en estas prácticas:

In the case of Abu Hazim, on May 4, 2003, the CIA regional medical officer examined Abu Hazimand recommended that he avoid all weightbearing activities for an additional five weeks due to his broken foot.^^^ In the case of Abd al-Karim, on April 18, 2003, a CIA physician assistant recommended that al-Karim avoid extended standing for "a couple of weeks."^^^ Six days later, onApril 24, 2003, CIA Headquarters reviewed x-rays of al-Karim'sfoot, diagnosing him with a brokenfoot, and reconmiending no weight bearing and the use of crutches fora total ofthree months.^^^ Despite these recommendations, onMay 10, 2003, CIA interrogators believed that both Hazim and al-Karimwere "strong mentally and physically due to [their] ability to sleep in the sitting position."^^^ On May 12, 2003, a different CIA physician assistant, who had not been involved in the previous examinations determining the need for the detainees to avoid weight bearing, stated that it was his "opinion" that Abu Hazim's and Abd al-Karim's injuries were "sufficiently healed to allow being placed in the standing sleep deprivation position."^^^ He further reported that hehad"consulted with [CIA's Office of Medical Services] via secure phone and OMS medical officer concurred in this assessment."^^^
When asked about the possibility that detainees subjected to standing sleep deprivation could suffer from edema, OMS (CIA Office of Medical Services) doctors informed the Department of Justice attorneys that it was not a problem as the CIA would "adjust shackles or [the] method of applying the technique as necessary to prevent edema, as well as any chafing or over-tightness from the shackles."
The OLC repeated the CIA's representations that "the effect of the waterboard is to induce a sensation of drowning," that "the detainee experiences this sensation even if he is aware that he is not actually drowning," and that "as far as can be determined, [Abu Zubaydah and KSM] did not experience physical pain or, in the professional judgment of doctors, is there any medical reason to believe they would have done so." The OLC fLirther accepted that physical sensations associated with waterboarding, such as choking, "end when the application ends."

No nos sorprenden las torturas, no nos sorprende que hayamos conseguido seguir viviendo mientras sabemos que es algo que ocurre -también en nuestro país-, pero sigue sorprendiéndonos que el "ayudar a mejorar la salud de la gente" pueda convertirse en "este hombre está perfectamente, déjalo sin dormir 100 horas que lo va a aguantar sin problemas". Colaboradores necesarios. Una vez más. 

30.10.13

Médicos: de la conciencia de clase a la colaboración necesaria.

Los médicos siempre hemos sido unos perfectos colaboradores necesarios para llevar a cabo las mayores atrocidades que podamos imaginar; las características que han favorecido esto podrían ser la posesión de unas determinadas competencias -conocimientos, habilidades y capacidades- útiles (en el caso de la participación en la aplicación de la pena de muerte), nuestro rol de empleados públicos con contacto directo con la población (en el caso de la denuncia de los inmigrantes indocumentados para su posterior sanción o expulsión del país) y nuestra total ausencia de conciencia de clase, que nos ha hecho creer, históricamente, que caminábamos en paralelo con el resto de la sociedad.

Los médicos y la pena de muerte.

Mucho se ha publicado al respecto de la participación de los médicos en la aplicación directa de la pena de muerte; tanto la American Medical Association como la World Medical Association se han posicionado en contra -repetidamente- de la participación de médicos en estas acciones, argumentando motivos relacionados con la ética profesional.

Sin embargo, algunos estudios muestran que estas asociaciones son mucho más sensibles a los planteamientos éticos que muchos de los profesionales a los que representan; en un texto publicado en 2001 en Annals of Internal Medicine ("Doctors' willingness to participate in death penalty"), el 41% de los médicos encuestados (n=1000) afirmó estar dispuesto a llevar a cabo alguno de los pasos de la inyección letal cuya participación estaba desaconsejada por parte de la Asociación Médica Americana; un 19% reconoció estar dispuesto a aplicar la inyección letal él mismo. Como era de esperar, estas actitudes fueron más frecuentes en los médicos que se encontraban a favor de la pena de muerte.

Merece la pena invertir un rato en ver la mesa redonda que el New England Journal of Medicine organizó acerca de este tema (con la presencia del siempre valioso A. Gawande). Con motivo de esta mesa rendonda, el New England realizó una encuesta online preguntando acerca de la participación de los médicos en la pena de muerte... los resultados se pueden ver en la siguiente imagen y son, cuanto menos, inquietantes.

Los médicos y la delación de los inmigrantes indocumentados.

Amenazaron con hacerlo en Francia, Italia e incluso España, pero ha sido el Reino Unido el que finalmente se ha lanzado al ruedo anunciando una ley que obligará a los médicos a denunciar a los inmigrantes indocumentados. Todo lo que no sea un rechazo frontal y tajante a esta ley será un fracaso más como colectivo.

El gerencialismo convirtió la profesión médica en un conjunto de operaciones más o menos técnicas cuyo control quedaba en manos de otros entes de decisión ajenos al médico; aceptar leyes que ponen al médico como enemigo de la sociedad (especialmente de sus miembros más desfavorecidos y vapuleados) no es sino avanzar en la destrucción de esta profesión.

Esperamos, de forma ilusa, que estos ataques a los inmigrantes indocumentados utilizando a los médicos como colaboradores necesarios nos hagan tomar una mayor conciencia de clase. Esperamos que sirva para organizar respuestas como las que han aparecido en nuestro país en respuesta a la exclusión sanitaria derivada del RD 16/2012. Esperamos...