[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]
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14.2.14

La salud como elemento central de la equidad.

"El papel central de la salud y el envejecimiento en la justicia social es tan obvio para mucha gente que simplemente lo toman como punto de partida. Esto es particularmente nobtable en la destacable historia de médicos convirtiéndose en reformistas políticos e, incluso, en revolucionarios armados, debido a su entendimiento de cómo se manifiesta la injusticia y sus causas y consecuencias a lo largo de generaciones, así como de su distribución. Pero esa comprensión no se limita sólo a los médicos o a aquellos que trabajan en la primera línea de la asistencia sanitaria y la salud pública. Por ejemplo, Amartya Sen, economista y filósofo, comienza alguna de sus charlas afirmando 'en cualquier debate sobre equidad y justicia social, la salud y la enfermedad deben figurar como preocupaciones principales. Ahí pongo mi punto de partida.' para posteriormente continuar "... y  comienzo afirmando que la equidad en salud no puede ser otra cosa que un aspecto central de la justicia de los contratos sociales en general'
Ventakapuram S. Health justice: an argument from the capabilities approach.

12.2.14

Mamografía y cáncer de mama: toma 90210

"Conclusión: La mamografía anual en mujeres entre 40 y 59 años no reduce la mortalidad por cáncer de mama con respecto a la exploración física o a los cudiados habituales cuando la terapia adyuvante para el cáncer de mama está disponible. Además, el 22% (106/484) de los cánceres invasivos detectados por mamografía fueron sobrediagnósticos, siendo esto un sobrediagnóstico por cada 424 mujeres que recibieron el cribado en nuestro estudio."
Miller AB, Wall C, Baines CJ, Sun P, To T, Narod SA. Twenty five year follow-up for breast cancer incidence and mortality of the Canadian National Breast Screening Study: randomised trial. BMJ 2014;384:g366 [enlace al texto completo]

"Coincidimos con Miller y colegas en que "las recomendaciones sobre el cribado con mamografía deben ser urgentemente reconsideradas por parte de los responsables de la política sanitaria". Conforme pasa el tiempo necesitamos mecanismos más eficientes para reconsiderar las prioridades y las recomendaciones sobre el cribado con mamografía y otras intervenciones sanitarias. No es una tarea sencilla, puesto que los gobiernos, los financiadores de proyectos de investigación, los científicos y los médicos clínicos pueden tener intereses establecidos en la continuidad de prácticas que están muy establecidas"
Kalager M, Adami HO, Bretthauer M. Too much mammography. BMJ 2014;348:g1403 [enlace al texto completo]

Esos dos artículos los publicó ayer el British Medical Journal (una gran explicación de los textos la podéis ver en el interesante blog "The Incidental Economist"). No nos ha sorprendido, entre otras cosas porque hace muchos años que hay pruebas que indican que, como poco, hay mucha incertidumbre alrededor de la utilidad de la mamografía para disminuir la tasa de mortalidad de la población (por causas totales parece claro que no la disminuye, y la mortalidad cáncer específica, depende de los datos... aunque ya sabemos que esa variable tiene sus problemas). Tampoco nos ha sorprendido que el estudio encuentre un aumento de la supervivencia aunque no haya disminución de la mortalidad porque en este blog ya hemos comentado de forma repetida que la supervivencia y los cribados son dos conceptos que al mezclarse dejan muchos grumos conceptuales.

Lo que sí nos sorprende es que desde los ámbitos de la política se proteja el cribado del cáncer de mama como un área de reivindicación social que no puede ser cuestionada porque-se-nos-echan-encima. No esperamos que ninguna comunidad vaya a decidir desinvertir en cribado de cáncer de mama para realojar esos recursos en, vete-tú-a-saber, ayudas a dependientes o prevención primaria de cáncer (o, incluso, ivnestigación y desarrollo), pero sí esperaríamos que la información que se fuera transmitiendo a la población fuera cambiando. Un ejemplo (aislado) es el de Asturias, donde la información que se da a las mujeres que podrían entrar en el programa de cribado de cáncer de mama incluye datos científicos explicados de forma comprensible y no les promete una vida libre de cáncer y riesgos.

Cuesta creer que no se ponga en el debate social y político un planteamiento como el que se puede observar en la siguiente imagen:


Fuente: López V, Padilla J, Salomón G. El cribado de cáncer de mama: una visión desde la ética de la salud pública.
En un entorno en el que puede existir cierta incertidumbre -aunque la existencia de dicha incertidumbre cada vez sea menos cierta- no podemos seguir transmitiendo sensaciones de falsa certeza. Cualquier cuestionamiento sobre la idoneidad de mantener el cribado de cáncer de mama se ve como un ataque a la salud de la población; esas son las consecuencias de tratar a la población como si fuera tonta -dibujando un razonamiento científico dicotómico y fanático-, que cuando quieres revertir tu estrategia de comunicación tal vez sea demasiado tarde.

Mientras tanto, desde aquí seguiremos intentando mezclar visiones (epidemiológicas, éticas,...) y difundiéndolas.

[Editado:  
- 1) el editorial del BMJ se encuentra traducido en la web de No Gracias
-2) Pásate por el blog Salud Comunitaria y lee lo que ha escrito Rafa Cofiño a este respecto

11.2.14

EL PACIENTE A TRAVÉS DEL ESPEJO: sobre la (falta de) equidad en la consulta.

[El siguiente texto es mi aportación inicial al seminario de innovación en atención primaria que tendrá lugar en Barcelona dentro de tres fines de semana].

EL PACIENTE A TRAVÉS DEL ESPEJO: sobre la (falta de) equidad[a] en la consulta.

A los profesionales sanitarios nos cuesta reconocer que dentro de nuestra consulta existen inequidades[b] en el trato, y que se deben a nuestra forma de llevar a cabo nuestro trabajo. No basta con eliminar las inequidades en el acceso al sistema sanitario, sino que al atravesar el dintel de la puerta de la consulta aparecen nuevos ejes (en ocasiones repetidos) de desigualdad.

A continuación vamos a enumerar, categorizadamente, algunos de esos ejes de desigualdad, con referencias y ejemplos, pero todo se resume en un concepto: los sanitarios no queremos tratar con la singularidad de cada paciente, sino que ajustamos nuestra práctica a un espejo; cuanto más parecido sea el paciente a nosotros –o a lo que creemos/queremos ser- mejor actuaremos[1].

La inequidad en la consulta de atención primaria y sus ejes de desigualdad.

  • Eje de inequidad según características sociodemográficas no modificables: género, raza, orientación sexual.

El proceso de medicalización de la sociedad se ha producido con especial fuerza en las mujeres[2]; uno de los patrones más repetidos en el trato diferencial a la mujer es la psiquiatrización de muchos de sus padecimientos; como señala un texto acerca de la prescripción de psicofármacos en atención primaria[3]: “El discurso de los profesionales muestra sesgos de género. El más destacable es la creencia de que hay una subjetividad femenina patológica fruto de las características biológicas de ser mujer y no de consecuencias sociales.” Esta percepción de subjetividad femenina patológica probablemente sea la que explica el trato diferencial en otros aspectos como la decisión de revascularizar en la cardiopatía isquémica[4].

La orientación sexual también es objeto de trato inequitativo en el ámbito sanitario, existiendo quejas por parte de estos pacientes afirmando que su condición sexual se convierte, en ocasiones, en el centro del proceso clínico, con independencia de que sea o no relevante[5].

Con respecto a la raza, la calidad percibida de la asistencia sanitaria por parte de las personas pertenecientes a minorías étnicas es más baja que la del resto de la población; esta diferencia de percepción disminuye cuando el médico también pertenece a una minoría étnica[6].

  • Eje de inequidad según características nivel socioeconómico.

Los médicos realizan una anamnesis más biomédica y con menor número de preguntas sobre aspectos sociales y emocionales en pacientes de nivel socioeconómico (medido por nivel educativo y renta) más bajo; además, con estos pacientes el estilo de consulta es más directivo, haciendo que se involucren menos en la toma de decisiones y dando menor información sobre las opciones diagnósticas y terapéuticas. Esto, en parte, puede deberse a que los pacientes de mayor nivel socioeconómico tienden a hacer más preguntas durante el encuentro clínico[7]. El único aspecto de nuestra práctica clínica que podría tratar de ejercer de contrapeso en estas inequidades en el trato es el hecho de dedicar mayor tiempo a la exploración física de los pacientes de menor nivel socioeconómico, aunque la bibliografía al respecto es contradictoria1,[8].

Las inequidades según clase social presentes en el proceso clínico también tienen su expresión en el momento de llevar a cabo derivaciones desde atención primaria a atención hospitalaria, de modo que las personas de alto nivel socioeconómico son derivadas con mayor prioridad (y menores tiempos de espera)[9], reproduciendo una vez más la ley de cuidados inversos[10].
  • Eje de inequidad según aspectos clínicos del paciente.

Pacientes con enfermedad psiquiátrica[11], con discapacidades, con obesidad[12], con toxicomanía… todos ellos son objeto de diferencias en el diagnóstico, tratamiento o seguimiento de acuerdo con la asistencia que se presta a las personas que no poseen ninguno de esos diagnósticos.

Todos estos factores suelen asociarse en un mismo paciente, de forma que se incrementen las probabilidades de ser tratado de forma inequitativa (la paciente pobre, además de pobre puede ser obesa, gitana, esquizofrénica e incluso caernos mal, aglutinando multitud de características por las que obtendrá un peor trato)


Imagen 1: Diagrama de las relaciones médico-paciente y la generación de inequidades en el trato. Elaboración propia[c].


El sistema gerencialista amplifica algunas de estas inequidades.

Los sistemas gerencialistas y de clientelización de los servicios sanitarios han cambiado la participación por la sobrerrepresentación de los intereses de aquellos colectivos con mayor voz en los órganos de decisión[13]; de este modo podemos observar cómo desde los órganos de gestión de los servicios de salud se incentiva una forma de ejercer la medicina/enfermería que marca una agenda en la que la redistribución de la salud (entre personas desfavorecidas en cualquiera de los ejes de desigualdad) no aparece (ni es esperada).

Que las estructuras de gestión favorezcan la amplificación de las inequidades que se producen en el proceso clínico debería ser un motivo más para que desde las consultas actuáramos para tratar de revertir dichas inequidades[14].

Por último, hemos de ser conscientes de que un escenario en el que el médico –con estudios superiores- genera inequidades en el trato a sus pacientes –repercutiendo negativamente de forma especial en aquellos más desfavorecidos socialmente- es una reproducción a nivel clínico de los desequilibrios de poder que se generan a nivel social. Una vez que somos conscientes de que con nuestra práctica colaboramos a perpetuar estas situaciones es imposible permanecer impasibles y no modificar de forma radical nuestra forma de afrontar el contexto del paciente. Poner al paciente delante del espejo y no temer no vernos reflejados.
[PREGUNTAS PARA EL DEBATE]

1.   Posiblemente uno de los casos más claros de trato inequitativo e injusto lo padecen los pacientes con diagnósticos psiquiátricos, especialmente los esquizofrénicos –con los cual nos cuesta aún más empatizar- ¿De qué manera se puede abordar desde tu consulta y desde tu centro de trabajo la discriminación sufrida por los pacientes con enfermedad mental?
2.   ¿Qué indicador(es) crees que podrías proponer en tu centro de trabajo para que se midiera(n) de forma que se pudiera evaluar el desempeño en la reducción de las inequidades en el proceso clínico?
3.   Las inequidades en la asistencia… ¿siempre afectan negativamente a los más desfavorecidos? Si es que no, ¿qué ejemplos de inequidad "favorable” a los más desfavorecidos puedes encontrar? (por ejemplo, inequidades en los cribados pueden hacer que las personas de mayor nivel socioeconómico reciban mayor número de pruebas sin beneficios –o incluso perjudiciales-).
Bibliografía.



[a] En el texto –y el debate posterior- se hará una lectura de la inequidad (y la justicia) basada en Rawls [Rawls, J. (1978), Teoría de la justicia. 1970], de modo que se partirá de que las desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de manera que sean para:
a) mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio de ahorro justo, y
b) que cargos y posiciones estén abiertos a todos en condiciones de justa igualdad de oportunidades".
Se hace este abordaje por estar presente de forma constante en la literatura y práctica médica.
[b] En el texto utilizaremos de forma indistinta los términos “inequidad” y “desigualdad”, refiriéndose ambos a las diferencias observadas de forma sistemática y que perjudican a la población más desfavorecida.
[c] Tanto médico como paciente poseen unas características basales que interaccionan en el acto clínico. Se ha visto que los pacientes socialmente más desfavorecidos tienen menor sentido de control y por ello tienden a buscar menos la participación en las decisiones clínicas si no se les incentiva a ello de forma explícita por parte del médico/enfermero.



[1] Verlinde E, De Laender N, De Maesschalck S, Deveugele M, Willems S. The social gradient in doctor-patient communication. Int J Equity Health [Internet]. BioMed Central. 2012;11(1):12.
[2] Sánchez R. Lo que una mujer no necesita. AMF. 2012;8(11):617-25.
[3] Gil García E, Romo Avilés N, Poo Ruiz M, Meneses Falcón C, Markez Alonso I, Vega Fuente a. Género y psicofármacos: la opinión de los prescriptores a través de una investigación cualitativa. Atención Primaria. 2005;35(8):402–7.
[4] Aguado-Romeo MJ, Márquez-Calderón S, Buzón-Barrera ML; por los investigadores del grupo VPM-IRYSS-Andalucía Diferencias entre mujeres y varones en el acceso a procedimientos cardiovasculares intervencionistas en los hospitales públicos de Andalucía Rev Esp Cardiol 2006;59:785-93.
[5] Chapman R, Wardrop J, Freeman P, Zappia T, Watkins R, Shields L. A descriptive study of the experiences of lesbian, gay and transgender parents accessing health services for their children. J Clin Nurs. 2012;21(7-8):1128–35.
[6] Sorkin DH, Ngo-Metzger Q, De Alba I. Racial/ethnic discrimination in health care: impact on perceived quality of care. J Gen Intern Med. 2010;25(5):390–6.
[7] Street RL Jr: Information-giving in medical consultations: the influence of patients’ communicative styles and personal characteristics. Soc Sci Med 1991, 32:541-548
[8] Martin E, Russell D, Goodwin S, Chapman R, North M, Sheridan P: Why patients consult and what happens when they do. BMJ 1991, 303:289-292
[9] Abásolo I, Negrín-Hernández M a, Pinilla J. Equity in specialist waiting times by socioeconomic groups: evidence from Spain. Eur J Health Econ. 2013 [Epub ahead of print]
[10] Hart JT. The Inverse Care Law. Lancet 1971;i:405-12
[11] Lawrence D, Kisely S. Inequalities in healthcare provision for people with severe mental illness. J Psychopharmacol. 2010;24(4 Suppl):61–8.
[12] Russell N, Carryer J. Living large: the experiences of large-bodied women when accessing a general practice services. J Prim Health Care 2013;5(3):199-205
[13] Irigoyen J. Perspectivas de la participación en salud después de la reforma gerencialista. Comunidad. 2004;73–9.
[14] Padilla J. Afrontando las desigualdades sociales en salud desde la medicina de familia. En: Congreso de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Zaragoza; 2011. Disponible en: http://desigualdadesensalud.wordpress.com/javier-padilla/

27.11.13

Los médicos y el onanismo literario.

En estos últimos días miles de médicos cuelgan en sus cuentas de facebook y twitter un artículo de Risto Mejide (Urgencias) y otro de Pérez-Reverte (Se ruega no escupir al médico) -este último de hace un año, que por algún motivo se ha redifundido en estos días-. 

Para que un texto se vuelva viral entre los médicos ha de tener una característica imprescindible: ensalzar al médico como sufrido profesional de práctica intachable y caracterizar su profesión como la más importante entre todas. A partir de ahí ya podemos entrar en matices. No es necesario que el texto plantee una visión novedosa, maneje datos llamativos o se construya sobre una base conceptual que muestre un amplio conocimiento de nuestra sociedad. No. Ni siquiera es necesario que prescinda de los lugares comunes (el hospital como igualador de vanidades -ya sabemos que no- y demás). Solo necesitamos que diga lo que nosotros queríamos que dijera y que lo diga alguien famoso, para poder difundir aquello que nosotros "siempre hemos dicho" aludiendo al argumento de autoridad de un "lider de opinión" (1) que lo que hace es considerarnos a nosotros -los médicos- como argumentos de autoridad... un razonamiento circular en toda regla.

Menos Ristomejides y Perezrevertes y más Berger, Heath, Irigoyen o Sánchez. Nos darán menos palmaditas en la espalda, pero nos abrirán mucho más los ojos.


(1) Que Risto o Pérez-Reverte sean líderes de opinión está bien. Que lo sea Belén Esteban está mal. ¿Por qué unos bien y la otra mal? Como el nivel de conocimientos sobre las dinámicas de interacción social no parece ser el factor diferencial, suponemos que es la actitud de "superioridad moral" la que convierte a unos en líderes de opinión aceptables. 

23.11.13

La sanidad de Singapur: ¿el hipercontrolado libre mercado?

El sistema sanitario de Singapur no se parece a ninguno de los sistemas europeos pero, sin embargo, también presenta una fuerte influencia del poder del Estado en su diseño, regulación y control. A pesar de ser conocido como un sistema de libre mercado, el papel del Ministerio de Salud obligando a los ciudadanos a ahorrar una cantidad determinada (que puede llegar a casi un 40% de los ingresos) para su utilización en prestaciones sociosanitarias y su actividad como regulador de precios hace que el papel del mercado sea muy limitado.

En palabras de un Ministro de Salud de Singapur (recogidas por Hsiao en un artículo en Health Affairs[i]):
Las fuerzas del mercado no son suficientes para mantener los costes sanitarios al mínimo. El sistema sanitario es un ejemplo de fallo de mercado. El gobierno tiene que intervenir directamente en la estructura y regular el sistema sanitario.
Este papel de regulación se produce en el contexto de un régimen político semi-autoritario y en una sociedad con unas grandes desigualdades económicas que, tienen su expresión también en desigualdades en la salud de la población.

Los sistemas sanitarios son producto de los contextos culturales, sociales, políticos y económicos donde se desarrollan; por ello es complicado saber cómo funcionarían dichos sistemas en otros contextos diferentes; lo sí podemos afirmar es que el sistema sanitario de Singapur dista mucho de ser la expresión exitosa de las fuerzas del libre mercado en el campo de la salud...

...y para que leais sobre ello con un poco más de detalle os dejamos un trabajo que hemos hecho al respecto de este sistema.





[i] Hsiao WC. Medical savings accounts: lessons from Singapore. Health Affairs 1995;14(2):260-6


10.11.13

Salud pública e ideología. Una unión por los siglos de los siglos.

La ideología y la salud pública siempre han estado muy ligadas y siempre lo estarán, pero esta relación, en ocasiones complicada, se pone de manifiesto con especial claridad cuando la salud pública debe abordar problemas cuya causa desconoce, de tal modo que podemos observar cómo la ideología modula no sólo la respuesta que se da a los problemas de salud, sino la concepción de la relación causa-efecto que se tiene acerca de esos problemas.



En el siglo XIX, Europa se enfrentaba al problema de cómo frenar las epidemias de enfermedades -que ahora sabemos que eran infecciosas-. Como dice Sylvia Noble en el libro "Hidden arguments: political ideology and disease prevention policy":
"Era imposible separar el debate científico sobre la causalidad de la enfermedad de las consecuencias económicas de la aplicación de dicho debate"

A continuación se puede leer un fragmento del libro de Sylvia Noble, citando a Ackernecht:  

"Los anticontagionistas habitualmente enfatizaban este aspecto del problema. Escribieron largas y pormenorizadas disertaciones acerca de cuántos millones de libras, francos o dólares se estaban perdiendo anualmente debido al error contagionista. Chervin (uno de los principales médicos franceses), quien denominó el asunto como un problema político, administrativo, moral, médico y comercial, no tenía reparos en afirmar que se trataba de una 'cuestión del más alto interés para la humanidad y el comercio' o que no se debía 'obstaculizar el comercio, cometiendo un error fatal para la humanidad'. Gaultier escribió en 1833 'La cuarentena es inútil, y el daño que ocasiona en las relaciones comerciales y los intercambios marítimos del país es enorme y es completamente irrecuperable'. Las revistas médicas anticontagionistas publicaron discursos de diputados preocupados por el comercio. Periódicos liberales, como el Journal de Commerce, el Constitutionel, y el Courier apoyaron a Chervin en 1827"

Una vez más, podemos ver que el choque entre salud pública y el mercado no parece haber evolucionado tanto como podíamos creer. Estaba hace 200 años y está ahora (reformulado, pero poco).

Esta semana iremos publicando algunas reflexiones sobre esta relación ideología-salud pública... estén atentos.

8.10.13

¿Hablando sobre cáncer? Léase antes de continuar.

Las noticias sobre salud son abundantes en los medios de comunicación; en muchas de ellas, además, se utilizan medidas epidemiológicas y conceptos estadísticos para ilustrar, en muchas ocasiones, lo que se consideran buenas o malas prácticas por parte de los servicios de salud o de los trabajadores sanitarios... el problema es que esos conceptos no siempre se utilizan de forma correcta, pudiendo llevar al lector a un engaño (porque ni siquiera sería un error).

Un ejemplo bastante claro de mala transmisión de conocimiento sanitario debido a un erróneo manejo de los conceptos epidemiológicos y estadísticos sería un artículo publicado en El País hace unos días. El texto se titulaba "A más gasto sanitario, más supervivencia de cáncer" y, a nuestro parecer -que no es único- es un buen ejemplo de cómo no se deben comunicar datos epidemiológicos y de riesgos. No vamos a hacer un análisis pormenorizado del texto por tres motivos: 1) no le vemos sentido a ser correctores de artículos, 2) la autora, Antia Castedo, nos cae bien por otros textos y por lo que le leemos por twitter y podría tomárselo como un ad hominem -justificadamente, cosa que no queremos- y 3) queremos hacer un texto "en positivo"... y a ello vamos.

¿Qué datos básicos hay que saber para entender y comunicar datos sobre epidemiología, riesgos y, en general, sanidad (y salud)?


Un diagnóstico precoz no siempre es un diagnóstico mejor.



Nos han educado bajo la frase de "cuanto antes se coja, mucho mejor", por lo que a veces es complicado que entendamos que eso no tiene por qué ser así. En ocasiones un diagnóstico precoz sólo quiere decir que la persona conviva más tiempo con la enfermedad sin que ello redunde en una mejor calidad o cantidad de vida.


Pongamos un ejemplo sacado del imprescindible texto "Helping doctors and patients make sense of health statistics". El diagnóstico precoz del cáncer de próstata mediante la medición del PSA es una actividad que se ha hecho durante mucho tiempo y que parece, afortunadamente, estar en desuso últimamente por no haber demostrado aumentar la esperanza de vida de los hombres que se sometían a dicha prueba, aumentando el número de pruebas y cirugías a las que se veían sometidos (3).





Como se observa en la imagen, en ocasiones la realización de una prueba de diagnóstico precoz que no haya demostrado disminuir la mortalidad redunda solamente en un aumento del tiempo que la persona vive con la enfermedad; un aumento del tiempo que la persona deja de ser persona para ser enfermo de cáncer.


Aumentar la supervivencia no tiene por qué ser un logro si no va acompañado de disminuir la mortalidad.



"Tuve cáncer de próstata hace 5 o 6 años. ¿Cuál era mi probabilidad de sobrevivir al cáncer de próstata en EEUU? 82%. ¿Y mi probabilidad de sobrevivir al cáncer en Inglaterra? Sólo el 44% en esa medicina socializada".(4)


Esa frase la dijo Rudolph Giuliani, ex-alcalde de la ciudad de Nueva York. Si esta frase no te parece errónea, mira la figura que hemos puesto en el epígrafe anterior. Si sigues sin entender qué hay de malo en las palabras de Giuliani, lee el siguiente párrafo.

Nuestro amigo Ruddy lo que hace es confundir mortalidad y supervivencia de una forma magistral. Utilizando la figura anterior, en el Reino Unido (según la frase de Giuliani) no se realizaría el cribado y la gente que moriría por cáncer de próstata lo haría en torno a los 70 años, habiéndose diagnosticado solo 3 años antes; eso haría que la supervivencia a los 5 años del diagnóstico (variable habitualmente utilizada en epidemiología del cáncer) fuera muy baja; en los EEUU, sin embargo, gente como Giuliani se harían el cribado del cáncer de próstata y se diagnosticarían mucho antes, a los 60 años, por ejemplo, haciendo que la supervivencia a los 5 años del diagnóstico fuera altísima... pero muriendo a los 70, igual que en el Reino Unido.

Esto es, si una técnica de diagnóstico precoz (o un aumento de presupuesto, o un tratamiento novedoso, o...) no sirve para disminuir la tasa de mortalidad, hay que ser muy cuidadoso para evaluar los "aumentos de la supervivencia a 5 años" porque para que sea una variable válida tenemos que estar seguros de que no se está logrando a costa de adelantar el diagnóstico sin otro efecto positivo añadido.

¿Números absolutos o frecuencias relativas? Lo que mejor se entienda. 



La población X tiene una incidencia de carcinoma de meñique de 5 casos por cada 100.000 habitantes.

Se administra a la población X un tratamiento preventivo del carcinoma de meñique que hace que, después del tratamiento, esa población tenga una incidencia de este cancer de 2 casos por cada 100.000 habitantes. ¿Cuál de las siguientes formas de transmitir esta información le parece que transmite mejor la información?

  1. El tratamiento preventivo reduce en un 60% la incidencia de carcinoma de meñique.
  2. El tratamiento preventivo disminuye en 3 casos cada 100.000 habitantes la incidencia de carcinoma de meñique.
  3. Es necesario administrar el tratamiento a 33.333 personas para evitar un caso de carcinoma de meñique en la población X.



Lo más común es ver, tanto en prensa como en textos científicos, la primera formulación de la explicación, expresando el efecto del fármaco como reducción del riesgo relativo; sin embargo, la literatura científica nos muestra que esta es la forma más difícil de comprender tanto para la población general como para los profesionales sanitarios. La segunda forma, en forma de reducción del riesgo absoluto, es más fácilmente comprensible y no sobreestima los efectos de una intervención; por último, la formulación como NNT (Número Necesario a Tratar) es la más fácilmente comprensible por la población y la que se debería intentar de utilizar siempre que fuera posible (5).




Más dinero = mejores resultados en salud... ¿hasta cuándo?


Gráfica extraída de: http://saludconcosas.blogspot.com.es/2012/03/sanidad-publica-y-sostenible.html

Ya hemos comentado varias veces que la esperanza de vida no es una buena variable para medir el desempeño de un sistema de salud, pero la gráfica nos es útil para explicar cómo la "Ley de rendimientos decrecientes" se aplica también a la sanidad.

La gráfica muestra cómo inversiones mayores en salud se relacionan con mayor esperanza de vida hasta llegar a un punto determinado en el que los incrementos  de esperanza de vida cada vez son menores por cada incremento de la financiación, hasta llegar un momento en el que seguir metiendo dinero en el sistema sanitario no se relacionaría con incrementos en la esperanza de vida Esto es lo que Victor Fuchs vino a llamar "la parte plana de la curva"  y nos enseña que hay que recelar de las afirmaciones del tipo "más financiación en X = mejores resultados en Y" que presenten dichas relaciones como algo lineal.

Concluyendo.
La estadística es, cada vez más, una herramienta imprescindible para la comunicación de información en salud; conocerla a fondo nos convierte en relativamente inmunes a los engaños y mentiras de aquellos interesados en que no comprendamos bien lo que esconden los números.

Textos como "Helping doctors and patients make sense of health statistics" y presentaciones como la que se puede ver a continuación (hecha a partir del texto anterior -y otras referencias-) son un primer paso para adentrarse en este mundo.




[habrá más posts sobre este tema; si tienen dudas sobre algún concepto, pregunten en los comentarios y los abordaremos]

(1) Ades F, Senterre C, de Azambuja E, Sullivan R, Popescu R, Parent F, Piccart M. Discrepancies in cancer incidence and mortality and its relationship to health expenditure in the 27 European Union member stats. Annals of Oncol 2013;00:1-6 [texto completo]
(2) Gigerenzer G, Gaissmaier W, Kurz-Milcke E et al. Helping and doctors and patients make sense of health statistics. Psychological science in the public interest;8(2):53-96 [texto completo]

Nota final: Como se comenta en el artículo, El País acudió al congreso en el que se presentó el citado trabajo invitado por la empresa farmacéutica Boehringer. Sin comentarios.

2.10.13

La copagabilidad de un fármaco

Hace un par de semanas el Ministerio de Sanidad (Servicios Sociales e Igualdad) anunció que iba a instaurar un copago del 10% en 42 medicamentos de dispensación hospitalaria (con un tope por fármaco de 4.2€).
Las consideraciones técnicas y jurídicas están muy bien explicadas en el post de Miguel Ángel Máñez "Haciendo caja: el nuevo copago", así como el porqué de su difícil aplicación en el corto plazo.
Unos días más tarde ya han aparecido diversas noticias que hablan de retrasar la introducción de este copago hasta 2014 o sine die, pero queremos aprovechar esta medida para plantear algunas reflexiones cuya ausencia en el debate público nos ha sorprendido...

La "copagabilidad" de un fármaco.

Si definiéramos la "copagabilidad" como la capacidad de un fármaco para que se instaurara un copago determinado sobre él, deberíamos preguntarnos qué características intrínsecas y extrínsecas de dicho fármaco son las que determinan esta variable.

En términos generales, un copago puede establecerse por dos motivos (a grandes rasgos): para incrementar la recaudación o para disminuir el uso del medicamento -en teoría, el uso inapropiado, aunque eso daría para otros miles de artículos-. Decir que se introduce un copago por afán recaudatorio es difícil de vender de cara a la opinión pública en una sanidad financiada por impuestos, porque da la sensación de que no se está realizando una correcta gestión de los ingresos fiscales y que se busca complementarlos mediante un impuesto a la enfermedad (recordemos que el copago de medicamentos no deja de ser un impuesto sobre la enfermedad, que puede ser más o menos dañino según su diseño); por ello, lo más habitual -y lo que han hecho en los últimos años nuestros gobernantes- es decir que existe un consumo desmesurado de medicamentos ("un abuso") por parte de la población y que por ello se han de imponer copagos para disminuir el consumo. [algunos comentarios sobre los efectos de los diferentes copagos sobre el consumo de medicamentos y las consecuencias de las -atolondradas- decisiones del gobierno en materia de política farmacéutica los podéis encontrar en el texto "Desbarajuste farmacológico"]

En la situación actual, los copagos establecidos sólo se aplican a los medicamentos dispensados en las oficinas de farmacia, de modo que el lugar de dispensación es un factor clave para que un fármaco sea copagable o no. La reacción en los medios de comunicación, las sociedades científicas y las redes sociales alrededor del copago planteado por el gobierno ha sido la de rechazarlo porque "se va a hacer pagar el tratamiento a pacientes con cáncer".

Es ahora cuando nos hacemos algunas preguntas (1):

¿por qué es más copagable la insulina que el diabético compra en la oficina de farmacia que el quimioterápico de dispensación hospitalaria para consumo ambulatorio? ¿más allá del argumento "cancer-like" qué justifica que el copago se establezca en función del lugar de dispensación en vez de en función de la renta del individuo? ¿somos conscientes de que generalmente el paciente que consume medicamentos de dispensación hospitalaria también toma medicación copagable en la oficina de farmacia?

Es comprensible que haya quien vea en esta medida una "apertura de puerta" para la entrada de nuevos copagos en los puntos de asistencia, pero si pensamos las oficinas de farmacia como unos agentes más del sistema sanitario, lo que deberíamos temer realmente es que los copagos en general -con independencia de su lugar de aplicación- introduzcan inequidades que lleven a la disminución de la adherencia a los tratamientos, al empobrecimiento de la población que se ve sometido a ellos y a la conversión de la enfermedad en un factor de inestabilidad económica añadida (más allá de las dificultades laborales que pueda suponer per se).

Los copagos gravan la enfermedad, ya sea la dispensación del medicamento en el hospital o en la oficina de farmacia. Algunos copagos pueden hacer que se disminuya el consumo de ciertos medicamentos de bajo valor terapéutico y cuyo no consumo no tendría efectos negativos en la población (en la línea de los llamados "copagos evitables"; recomendamos ver los vídeos que colgamos hace unos años en este post).


Los copagos de fantasía.

Cuando el ministerio de sanidad y el gobierno catalán comenzaron a plantear copagos de diferentes tipos hace unos años, nos dio por lanzar en twitter la etiqueta #copagosdefantasia ... a continuación os pongo algunos de los que salieron en aquel momento (la lista completa la podéis consultar aquí)... recordad que lo que un día es humor al día siguiente puede ser una brillante idea de una AnaMato cualquiera.













(1) Hemos leído algunos argumentos del tipo "es que los tratamientos que se usan en el hospital suelen ser más caros" -el copago tiene un tope, así que ese aspecto no es generador de inequidad extra por si mismo- o "es que costaría más ponerlo en marcha que lo que se recaudaría" -eso se arregla incrementando la cuantía del copago (jeje)- que no nos han acabado de convencer como argumentos de oposición a este copago concreto.





7.9.13

El impacto en salud de celebrar unos Juegos Olímpicos.

Hoy sabremos si Madrid celebrará los Juegos Olímpicos del año 2020; además del  gran desembolso (en infraestructuras y promoción -lo llamaremos "promoción"-) que esto supone, se esperan unos teóricos beneficios económicos que no parecen estar muy claros... pero... ¿y qué pasa con la salud? ¿beneficia la celebración de unos Juegos Olímpicos a la población que los alberga? Repasemos qué dice la literatura disponible al respecto...

Juegos Olímpicos y promoción del ejercicio.


Uno de los argumentos más repetidos en relación al legado de la celebración de los JJOO en relación con la salud es la promoción de la práctica del deporte, disminuyendo el sedentarismo de la población. Esta afirmación parece no tener demasiados argumentos en la literatura que la avalen. Según una revisión publicada en el BMJ (1) en 2013, no hay evidencia suficiente como para afirmar que la celebración de los JJOO en una localidad incremente el la actividad física o deportiva de la población que los alberga. Así mismo, otra variables como la disminución del número de hospitalizaciones o suicidios durante los JJOO y en los meses posteriores tampoco tienen datos que los confirmen (2,3).


Juegos Olímpicos y modelo de ciudad.


La celebración de un evento de la magnitud de los JJOO puede suponer un cambio importante en muchos aspectos de una ciudad. Como dice David Harvey en su libro "Ciudades Rebeldes" (4), la configuración de nuestras ciudades es la muestra de las sociedades que queremos tener.


Según un texto publicado en el European Journal of Public Health antes de la celebración de los JJOO de Londres (5), la inversión en el sistema de transportes preveía un incremento de las vías habilitadas para el uso de la bicicleta; sin embargo, la evaluación de impacto en salud del plan de transporte para los JJOO de Londres concluía que no existían datos suficientes para afirmar que esta teórica mejora de los transportes fuera a redundar en una mejora de la salud de la población.

Uno de los efectos más inmediatos sobre la salud en relación con el cambio del patrón de transporte suele se la disminución de la contaminación y, consiguientemente, de los episodios de descompensación de los pacientes con enfermedad respiratoria. En el caso de los JJOO de Pekín, el plan de transportes diseñado para disminuir la polución y facilitar el transporte colectivo redundó en una disminución de los episodios de crisis de asma en adultos (6), aunque hay que contar con el efecto confusor del buen tiempo que hizo durante la celebración de esos JJOO.

En el caso de Madrid, sumida en un pozo de deuda que no parece tener fondo, es probable que las mejoras en los planes de transportes y zonas verdes vayan más encaminados a superar el paso puntual de los JJOO, más que a crear un modelo que fomente el transporte público y ciclista; decimos esto basándonos en el hecho de que aunque los JJOO puedan suponer una oportunidad para mejorar estos aspectos, el eterno partido en la alcaldía de Madrid no ha mostrado en los últimos años ningún apego por ellos.


Juegos Olímpicos e impacto global en salud.



Otro de los aspectos que deben tenerse en cuenta al hablar de la influencia de albergar unos JJOO en términos de salud es su repercusión sobre los Determinantes Sociales de Salud. La creación de puestos de trabajo y el incremento de la actividad económica son argumentos muy repetidos; sin embargo, como se comenta en el artículo "Los dudosos beneficios de albergar unos Juegos Olímpicos", del blog Nada Es Gratis, el efecto real (más allá del discurso de muchos políticos y medios de comunicación) es el contrario; por ello, el efecto esperado sobre los determinantes de salud correspondientes a la esfera económica (empleo, principalmente) no es tal.


Por otro lado, es cierto -y se ha visto en múltiples experiencias- que los JJOO, así como los grandes eventos en general, suponen una oportunidad para la instauración de políticas que mejoren la salud de la población (7), así como son un buen momento para el impulso de programas de promoción de la salud (siempre y cuando se pretenda seguir dotando de medios a estos programas una vez terminados los JJOO) (8). La celebración de los JJOO de Pekín supuso una oportunidad para el endurecimiento de las leyes antitabaco, pudiéndose mantener tras la celebración de los JJOO (9).

Por último, no debe olvidarse el impacto sobre a salud de los trabajadores que pueden tener as condicione de seguridad asociadas a la construcción de grandes infraestructuras. Madrid ya atravesó algunos problemas a este respecto durante las obras del soterramiento de la M-30 (bueno, los problemas los atravesaron los trabajadores, en realidad), y en Grecia también se identificaron durante la construcción de las infraestructuras necesarias para la celebración de los JJOO de Atenas (10).


El impacto global de los JJOO en la salud de la población que alberga su celebración no parece claro, no solo por la falta de pruebas sólidas al respecto, sino también por la existencia de beneficios y perjuicios claramente identificables. Dado que los JJOO suponen una fuerte inversión económica cabría preguntarse "¿es la celebración de unos JJOO eficiente -coste/efectiva- para la mejora de la salud de la población que los organiza?"; dado el importante coste y los inciertos resultados en salud, la respuesta parece ser que, desde un punto de vista de impacto en salud, la celebración de los JJOO no es eficiente.


Como dice el texto de McCartney previamente citado (2), "no está claro cómo los costes de un macro evento deportivo pueden estar justificados en términos de beneficios para la población que los alberga". Si no estaba claro para una ciudad como Londres, tal vez esté más claro para una ciudad como Marid y un país como España, donde las inversiones se harán a costa del presupuesto para servicio públicos básicos y que cuenta entre los "financiadores" y caras públicas de la candidatura con empresarios de la construcción imputados por corrupción urbanístico-financiadoradepartidospolíticos.


1. Mahtani KR et al. Can the London 2012 Olympics "inspire a generation" to do more physical or sporting activities? An overview of systematic reviews. BMJ Open 2013;3(1). doi: 10.1136/bmjopen-2012-002058


2. McCartney G, Thomas S, Thomson H et al. The health and socioeconomic impacts of major multi-sport events: systematic review (1978-2008). BMJ 2010;340:c2369

3. Weed M, Coren E, Fiore J, et al. A systematic review of the evidence base for developing a physical activity and health legacy from the London 2012 Olympic and Paralympic gaes. London: Department of Health. 2009.

4. Harvey D. Ciudades rebeldes. Editorial AKAL.

5. McCarthy M, Ravelli RJ, Sinclair-Williams M. Health impact assessment of the 2012 London Olympic transport plans. Eur J Public HEalth 2010;20(6):619-24

6. Li Y, Wang W, Wang J, Zhang X, Lin Y, Yang Y. Impact of air pollution control measures and weather conditions on asthma during the 208 Summer Olympic Games in Beijing. Int J Biometerol 2011;55(4):547-54

7. Shipway R. Sustainable legacies for the 2012 Olympic Games. J R Soc Promot Health 2007;127(3):119-24

8. Soteriades ES et al. Health promotion programs related to the Athens 2004 Olympic and Paraolympic games. BMC Public Health 2006;6:47


9. Yan L. Olympic games in China -- a catalyst for smoke-free environments. Tob Control 2008;17(4):217



10. Katsakior P, et al. Factors attributed to fatal occupational accidents in a period of 5 years preceding the Athens 2004 Olympic Games. Int J Occupational Safety and Ergonom 2008;14(3):285-92