[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]
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23.2.14

Cómo apoyar a la mujer que amamanta (o a quien hace cualquier otra cosa)


Estos días hemos leído un artículo difundido por las redes sociales acerca de cómo apoyar (de verdad) la lactancia materna. Alabo la intención general del artículo, en la que se menciona la necesidad de no hacer críticas constantes, no entrometerse en el modo de hacer las cosas de cada madre y (sobre todo) dar apoyo "indirecto" en vez de criticar. 

Sin embargo en el mensaje de promoción de la lactancia materna (y me salgo de este texto en concreto, viniéndome a la cabeza decenas de textos, clases universitarias y otros eventos), algo me chirría. La imposición disfrazada de mensaje de ánimo. El trasfondo de "si eres buena madre darás el pecho" que aboca inevitable a "¿y si no lo doy? ¿y si no quiero darlo? ¿soy inevitablemente una mala madre entonces?". La constante homogeneización de la mujer durante la maternidad, en la que parece que todas han de sentir lo mismo, todo gozo y maravilla, todo animal e instintivo, todo pura felicidad. Recuerdo que como ciudadana (al ver niños nacer en mi entorno) y como estudiante de medicina me tragué esa mentalidad y contribuí a difundirla. Generalicé sobre "lo que quieren las madres", "lo que sienten las madres", "lo que necesitan las madres". Y fue al empezar a trabajar en una red de salud mental, donde llega todo aquello tildado de "fuera de la norma" cuando me caí del caballo y me pregunté qué carajo había estado haciendo.

En mi trabajo como psiquiatra ((DJ)residente) he atendido, tanto de urgencia como en el centro de salud mental a muchas madres recientes. Muchas de ellas agotadas, ojerosas, extenuadas, cuestionadas hasta la saciedad por sus propias madres o suegras o hermanas o cuñados o amigos/as o tías o ginecólogas o pediatras o vecinas o ________ [inserte subtipo de brasas]. La mayoría de ellas añadía al agotamiento una profunda tristeza, una sensación de incapacidad y de menosprecio ajeno y (peor aún) propio, y una incapacidad para asumir el rol de madre gozosa e incansable que se esperaba de ellas. Una cantidad no desdeñable de estas mujeres quería morirse, desolada por su suspenso en maternidad. La inmensísima mayoría daba el pecho a sus hijos. Indefectiblemente, en todas aquellas que alimentaban a sus hijos con lactancia artificial inmediatamente se disparaba una justificación y una mirada huidiza. Una disculpa por no estar cumpliendo con su obligación.

En aquellas mujeres, recientemente madres, agotadas y hundidas, en las que consideré (y ellas estuvieron conformes) que la sintomatología podía mejorar al introducir medicación ansiolítica/antidepresiva siempre planteé la misma pregunta. ¿Quieres que te ponga un fármaco compatible con la lactancia o uno que la contraindique y así puedes dejarlo y decir que es culpa mía? En todas y cada una de ellas percibí alivio al hacer esa pregunta. Porque alguien las estaba dejando escoger, sin imponer "la opción buena vs la opción egoísta". La mater amantissima contra la egoísta desnaturalizada. Alguien estaba preguntándole por su opinión. Sin promoción, sin avasallamiento (por muy dulce y sonriente que sea el avasallamiento).

Hago constar que en este blog estamos totalmente de acuerdo con que la lactancia materna es una oportunidad espléndida para el vínculo madre-hijo, la opción óptima nutricionalmente para el bebé, la más saludable para éste y además la más barata y asequible. Y por si fuera poco la que más fastidia a la Industria Farmacéutica, lo cual ya nos genera un (plus de)Goce que nuestros lectores habituales se medio imaginan. Defendemos también que la crianza es una etapa crucial en la que lo idóneo es que participen ambos progenitores por igual, en el que tengan el máximo apoyo familiar posible y al que debe dar un respaldo social e institucional.

Lo que en MédicoCrítico nos repatea, escuchando a muchas pacientes, a muchos compañeros, a muchos medios de comunicación y al mundo en general, es la cosificación de los individuos por causa X. En este caso la anulación de las mujeres como individuos con sentimientos y criterios propios al convertirse en madres. Una opción buena y nutricionalmente óptima puede convertirse en una tortura si la mujer de cuyo cuerpo depende esa lactancia está viviéndola como algo aborrecible. Cualquier opción, si es porque sí, corre el riesgo de atragantarse y generar sufrimiento. La madre extenuada y culpabilizada porque no hace las cosas como la Liga de la Leche dice, no puede vincular bien con su bebé por mucho que le ponga al pecho X horas al día. Repito, estamos más que acostumbrados a leer una ristra de cosas que sienten "las madres" (la sensación más maravillosa del mundo, un enamoramiento único con tu bebé que pasa a ser lo único que te importa en el universo, unos instintos animales que te enseñan lo que debes hacer (cito literal)), como si fueran un sólo organismo sincitial e indiferenciado, en el que todas por ser madres experimentaran, opinaran y desearan lo mismo. Pues no, miren, no. Las madres siguen siendo personas. Unas tienen unas sensaciones maravillosas, otras están acojonadas por lo que se les ha venido encima y otras no paran de rumiar en todas las cosas que pueden estar haciendo mal, y así hasta varios miles de millones de "formas de pensar de madre", tantas como mujeres con hijos hay. Y todas ellas pueden hacer un vínculo estupendo con su bebé.

Pero en lo que sí nos atrevemos a generalizar es en que si alguien está sintiéndose desgraciado, es difícil que pueda disfrutar de una experiencia. Y las mujeres tienen derecho a disfrutar de su maternidad sin que una matrona, una pediatra, una ginecóloga, un marido, una suegra, tres cuñadas, un hijo mayor y por supuesto 17 psiquiatras le digan lo que Debe hacer. Particularmente si existen otras opciones perfectamente buenas, aunque en la teoría no sean las óptimas. Una lactancia artificial disfrutada siempre nos parecerá mejor que una lactancia materna sufrida. La parentalidad responsable no necesita pasar por el sufrimiento, por más que nos vengan reminiscencias judeocristianas.

La mayoría de las mujeres a las que planteé esa pregunta escogieron un fármaco compatible con la lactancia. Pero lo hicieron sonriendo (lo poco que podían) y muchas me agradecieron de forma explícita el que les brindara esa opción. A veces cuando uno tiene alguien agotado delante sólo tiene que hacerle preguntas abiertas. A lo mejor hace mucho que no escuchan una. Otras escogieron la medicación contraindicada, terminaron con la lactancia materna y yo jugué mi papel de mala de la película. Pudieron descansar, desatragantarse del brete en el que se hallaban metidas y empezar a disfrutar del rato de alimentación del bebé, en vez de sufrirlo. Creo sinceramente que todas eran "buenas madres", preocupadas por el beneficio del bebé, pero con distintos caminos para poder llegar a prestar el sustento y apoyo que un hijo necesita.

A lo mejor la forma de apoyar a las mujeres que lactan y a las que no, a los hijos, a los padres, y en general a todos los individuos que conforman cualquier comunidad es concentrar las exigencias en las instituciones y en la sociedad, y respetar la variedad de opciones dentro de los individuos. En este caso exigir buenos programas de obstetricia y neonatología diseñados para beneficio de los usuarios; sancionar a los establecimientos que tratan de impedir que se lacte en público, etc etc, pero no inundar la cabeza de ninguna persona con vías únicas.

Al fin y al cabo Salomón encontró un método brillante para discernir buenas y malas madres. Pero igual a ninguno de nosotros nos corresponde ser Salomón.  

19.4.12

3 (gustos + disgustos + dudas + temores)

Ayer tuvo lugar la reunión del Consejo Interterritorial de Sanidad del que salieron las medidas que vamos a comentar a continuación tras la lectura detallada de varias fuentes, pero principalmente a partir de las palabras del propio Ministerio de Sanidad a través de la nota de prensa que sacó.



Gustos.
  • La eliminación del copago de los medicamentos por parte de los desempleados que no estén recibiendo ninguna prestación. En la situación de desempleo actual y siendo la población desempleada una población que, a largo plazo, goza de un peor nivel de salud [a corto plazo las diferencias en el enfermar son más discutidas], mantener el copago era incrementar -aún más- una situación injusta.
  •  Si la actuación que se pretende llevar a cabo con la regulación y agilización de la facturación a terceros países en el tema del turismo sanitario va encaminada a, como dice la nota de prensa "evitar que haya ciudadanos extranjeros con solvencia económica que puedan, mediante lagunas administrativas o recurriendo a la picaresca, beneficiarse para acceder sin derecho y gratis a los servicios sanitarios de España", no podemos sino mostrarnos de acuerdo. Aún así, este punto nos genera algunas dudas que comentaremos posteriormente.
  • La creación de una central de compras de medicamentos parece, en principio una buena idea. Habrá que ver si el ahorro estimado es correcto (dudas), pero ahí queda un voto de confianza.

Disgustos.
  • Los sistemas informáticos en el mundo sanitario español han conseguido algo impensable: unir a todos los profesionales sanitarios en su contra. Cuesta pensar que un país en el que cada Comunidad Autonomía lidia con un programa incompatible con la comunidad vecina y donde las tareas clínicas se ven retrasadas por problemas de software un día tras otro se vaya a poder dar una solución correcta al entramado burocrático que presentan las nuevas medidas del ministerio de sanidad. Si no me fallan las cuentas se han generado 7 diferentes intervalos de pago (desempleados sin subsidio, activos que no pagan IRPF, activos de renta anual menor a 100.000€, activos de renta anual superior a 100.000€, pasivos "con menor poder adquisitivo", pasivos "con renta baja" y pasivos estándar). cuyo pago deberá controlarse según tarjeta electrónica que tendrá la información fiscal del paciente. A esto hay que unir que España es el país donde los empleados declaran rentas superiores a autónomos y empresarios. Si no tienes un sistema fiscal justo, no puedes pretender que sean justas las medidas que se basen en él.
  • Aumento de la burocracia; se habla de que los pensionistas que durante 3 meses consecutivos paguen por encima del límite establecido para su condición podrán solicitar el reintegro de la diferencia. Esto supone implementar una estructura de reclamación y ejecución de la devolución correspondiente. ¿tardarán esas devoluciones tanto como los pagos a los proveedores? En otros países los reintegros en materia de prestaciones farmacéutica son ágiles, pero en otros países no tienen los impagos a proveedores que tenemos en España, por lo que no es extraño pensar que lo de pagar por servicios ya prestados/recibidos no se nos da muy bien.
  • El establecimiento de tres categorías de la cartera de servicios hace que se dejen fuera de la cartera básica común prestaciones como el servicio sanitario no urgente; esta medida que a alguno le podría parecer lógica al grito de "es que se utilizan las ambulancias como si fueran taxis" puede suponer que haya pacientes en tratamiento con diálisis que no puedan desplazarse al hospital a poco que vivan en una localidad distinta (o que estén aquejados de alguna barrera para la movilidad como puede ser la obesidad mórbida, trastornos de la marcha,...) o, lo que viene a ser lo mismo, aislar sanitariamente a pacientes habitantes de poblaciones mal comunicadas. Utilizar malos usos de prestaciones necesarias para eliminarlas de la cartera de servicio no parece propio de alguien que pretende ejercer una labor de gobierno "equitativa" y "justa" (palabras que se dicen una y tres veces respectivamente en la -escueta- nota de prensa).
Dudas.
  • Pensar que de las medidas adoptadas se va a derivar un ahorro de 7.000 millones de euros parece excesivamente optimista (o engañoso). Sin aclarar qué tecnologías/fármacos podrían salir de la subvención pública (pero asignando a ese apartado un ahorro estimado de 500 millones de euros) y obviando que el principal responsable del gasto sanitario es la farmacia hospitalaria (aspecto que no se ha tocado más que en el punto de adquisición de los medicamentos -central de compras- pero no en su utilización, que es el punto principal) y el aumento desmesurado de recetas de nuestro sistema sanitario.
  • No entendemos bien qué quiere decir "apostar por los genéricos", básicamente porque no entendemos bien cómo se puede apostar por los genéricos más que lo que ya se apuesta. A día de hoy, una vez vence la patente de un medicamento y salen los genéricos al mercado, el precio queda fijado a la baja, de tal forma que los fármacos de marca se adaptan al precio marcado por el resto de las marcas de genéricos (a grandes rasgos). En España disfrutamos de unos precios razonablemente bajos (no hay más que mirar al resto de países de nuestro entorno), especialmente cuando hablamos de medicamentos que tienen un genérico compitiendo con ellos. En los periodos previos al vencimiento de la patente no puede "apostar por los genéricos", por lo que esta frase parece más encaminada a ganarse a la opinión pública, que parece que asocia lo de "genérico" con "ahorro racional" que otra cosa.
  • ¿Qué umbral es el que determina cuándo se pasa de un pasivo con menor poder adquisitivo a un pensionista con renta baja? ¿y cuál el que diferencia a un "extranjero con solvencia económica" de un "extranjero sin solvencia económica" (porque, para los que no lo sepan, hay una tremenda escala de grises entre la jet set alemana que se opera de cataratas en las poblaciones de la costa del Mediterráneo y el subsahariano que malvive entre los parques, albergues e invernaderos de los pueblos de Almería). Esos mares de indefinición presentes en la nota de prensa (y que curiosamente afectan a las medidas que mejor podrían ser interpretadas por la opinión pública) le quitan credibilidad a las decisiones tomadas.
Temores.

  • Nos aterra escuchar a la ministra de sanidad de que saldrán de la financiación pública aquellos fármacos "de utilidad superada". Habiendo términos tan exactos como "relación coste-efectividad incremental" no entendemos por qué ha tenido que hablar de "utilidad superada", porque: 1) La utilidad por si sola no entraña ningún tipo de valoración económica. 2) La frase en sí parece dejar ver que los fármacos nuevos son siempre mejores que los viejos [cosa que ya insinuó Ana Mato hace unas semanas en una entrevista en prensa cuando dijo que se dejarían de financiar los fármacos viejos para los cuales ya había fármacos nuevos que eran mejores], olvidando que la mayor parte del aumento interanual del gasto sanitario se produce por la introducción -en muchas ocasiones inadecuada, atolondrada y precoz- de tecnologías y novedades farmacológicas que no aportan nada a lo que ya tenemos. ¿Se le ocurrirá a alguien decir que el ácido acetil salicílico tiene una utilidad superada por el clopidogrel? ¿o que el ibuprofeno tiene una utilidad superada por el dexibuprofeno? ¿o la amiodarona por la dronedarona?
  • Las medidas anunciadas no dejan de sonarnos a provisionales. Por dos motivos: 1) porque algunas de ellas ya dijo el Gobierno hace menos de medio año que no las iba a tomar de ningún modo (imposición de copago farmacéutico a pensionistas, repercusión de las medidas sobre los ciudadanos de forma directa,...). 2) porque en la situación económica en la que se encuentra España en el caso de que el Banco Central Europeo (BCE) acabara realizando un rescate a nuestro país, todas estas medidas quedarían en nada y la soberanía nacional se sostendría (más aún) en manos del mercado y el BCE (el 1%, vaya)
  • Miedo a lo que no se dice. No se habla del tipo de gestión (pública, privada o mixta) que se pretende como base del sistema sanitario. No se menciona nada acerca de la desgravación fiscal de los seguros privados de salud, que ya se ha emprendido en la Comunidad Balear y que vendría a atacar frontalmente los principios de equidad y solidaridad del sistema sanitario público. Se ha evitado hablar de cuáles serían las líneas de actuación en caso de no conseguir el ahorro previsto con las medidas anunciadas (aunque a lo mejor esto es porque como nos hemos encomendado a la acción de transmitir confianza uno no puede anunciar su "plan B"). 

En la corriente social empeñada en quitar el significado a las palabras se consiguió que el copago fuera un lobo al que temer en vez de un concepto que comprender (además de saber que ya había un copago en marcha), es por ello que nos causa cierta inquietud que socialmente el "no va a haber que pagar por ir cada minuto y medio al médico" incremente la anestesia social que vivimos, en vez de (in)formarnos y alzar la voz más allá de palabras de significado conjugado en pasado.

Seguiremos monitorizando el devenir de nuestra sanidad, de los que la dirigen y de los que la padecen y disfrutan. Monitorizando, trabajando, reclamando y movilizándonos.

28.3.11

Médico auto-y-heterolítico, digo crítico, crítico.

Algo empieza a oler a podrido detrás del espejo del salón (by adrastea_quiesce)

Hay algo perverso en todo lo que hacemos. O igual no, pero es mi frase favorita del mes. Interrumpo la postorrea de mi querrrido javithink para compartir ésta mi sensación de hastío, al menos en la forma que le he dado esta semana.

Por todas las veces que en la (t)Urgencia he sentido que defendía mi trinchera a tiro limpio contra los otros especialistas (boxólogos, internistas, traumas, largoetecé) jugando al bádminton con el paciente mientras éste tenía el culo al aire en tierra de nadie; por todas esas veces que he escuchado en torno a una mesa (de un servicio, de un bar, de un aula) despotricar de Los Otros, por todas las veces que me he preguntado si tenía que darme por aludida al oír “los especialistos”, por todas las veces que he hecho un chiste gremial (“dos traumas mirando un electro”) sin darle más implicación que el puro humor (única notocorda fiable), comed, comeos esta buaaambulancia. Adrastea la che Quiesce, azote de lectores habituales.

Por el fastidio al escuchar la (ya)cantinela de que si no eres generalista es porque no te gusta la Medicina, porque no te gustan las personas o porque no te interesa acompañarlas; por la repulsión que he tenido siempre al normativismo (vete-a-decirle-a-tu-madre-lo-que-tiene-que-hacer-y-a-mí-déjame-en-paz- ,-tonto-a-las-tres), por la náusea hacenotantashoras al escuchar que debía aspirar a encargarme de todo y no parcelar, “como hacen los veterinarios, que curan y operan y lo hacen todo ellos”. Eso, dí que sí, cuando precisamente lo que le hace falta a nuestra profesión es humildad a paladas. Qué atroz, entonces, ¡qué perversión!, reconocer mis límites* y cimentar mi trabajo en un trabajo en equipo. Otra cosa ya es que en lo que a coordinación respecta funcionemos como el ventilador de una letrina, pero eso es otro cantar, del que ya protestamos todos los días.

Me especializo porque me fascina un campo concreto del conocimiento, y más aún las personas de las que brota ese campo del conocimiento. Me especializo porque al gustarme más y sentirme más capaz, creo que puedo dar lo mejor de mí ahí, y creo que ése es el motivo de verdad de todos los que escogen su especialidad, sea familia y comunitaria, sea neurología, sea psiquiatría o sea maxilofacial. No me especializo, señores fundamentalistas, porque sea cachitóloga, porque sea un cíclope, o porque no me importen las personas. Insisto en que lo hago porque creo que todos, dando lo mejor de nosotros, podemos ofrecerle en conjunto algo a los pacientes, para que estos decidan si lo cogen o no (al menos yo entiendo que la medicina ha digievolucionado a ese rol en estos tórpidos tiempos).

O igual no, igual me aburro de escuchar historias de personas (¿¡!?), igual es que me he creído en exceso el aforismo psiquiátrico que esputa “cada uno es el terapeuta que lleva dentro y aquí nadie es mejor que otro”, igual fue delirante mi Sobrecogimiento en los quirófanos al ver entrar gente-hecha-un-guiñapo y salir cuasi-renacida (y la S mayúscula la ponía el paciente, no la técnica), igual es sobrevalorada mi idea de que cuando Locardo coja su cirugía de cinturón-negro-en-concreción lo hará porque quiere ayudar a los que tumbe bajo ese foco y no por jugar a la wii (que para eso le habría salido más fácil comprarse la ídem), igual infravaloré el amor teórico a la fisiopatología pura de los UCIólogos y pensé que de verdad escogían ese camino por pelear con la señora de guadaña que iba a llevarse un nombre y apellidos con biografía concreta y no por lo que molan los iones (porque insisto, si se hacen UCIólogos por devoción a sisinio de castro, igual les renta más comprarse un maniquí de esos para el ECOE y dejarse de personas con vómitos fecaloideos...)

Me arde el teclado y se me cansa la vista, la reflexión seria me envejece, he de frenar. Sólo un disclaimer, únicamente os aturro porque a ratos nos oigo el discurso de siempre y algo me resuena a “palabra de dios” y demás cantinela de sacerdotes, y no de científicohumanos-a-coro que es lo que pretendemos ser.

(Fíjate, yo, que siempre he sospechado que para querer hacer endocrino hay que haber sufrido abusos en la primera infancia, o que nunca hay suficientes chistes sobre alergólogos. Si eso sale del humorbanal y se cuela a mi quehacer habitual, y si a los demás les pasa deduzco que a mí también, al final el jodido será el paciente, y no, eso no, a quemarse la mano y vendársela de negro tocan, Amaranta Buendía.)


*nada que ver con los límites de la expresión “hay que poner límites”. En futuros posts, cómo matar a poquitos a una punki cada vez que le haces ver a un paciente paidopsiquiátrico...






En ocasiones ladeo la cabeza cuando me apelan y digo que (by javithink)


Cuando con un hemisferio piensas una cosa lo más probable es que haya parte de realidad en ese pensamiento. También puede ser que el otro hemisferio no haya hecho que sus argumentos sean bien comprendidos por el primer hemisferio.

Como ya hemos comentado, el pasado fin de semana estuve en unas jornadas en Granada (estuvimos, tanto Adrastea como servidor). En los lugares en los que se Piensa dentro de las aulas y salas de reuniones ese pensamiento suele amplificarse aún más en los bares y reuniones extraoficiales.

Uno de esos pensamientos, ya comentado últimamente por Adrastea hacia mi persona, es la percepción de que entre los médicos de familia "activistas" (que llamaremos), especialmente en la blogosfera sanitaria, se proyecta (proyectamos) una imagen de los especialistas hospitalarios como unos seres despreciables que sólo se preocupan por su ego, su bolsillo y acumular cuotas de poder (cuanto más tecnificado y despersonalizado mejor); todo ello alejados del paciente/individuo/ciudadano (y no hablemos ya de la población/comunidad/colectividad) posible...

y cierto puede ser que esa sea la imagen que se transmita, aunque creo que la que realmente se quiere transmitir es la de la crítica a la organización sanitaria en lo que se refiere al reparto de presupuestos sanitarios (y autoridades implícitas) entre la atención primaria y la atención hospitalaria. Hay tantos discursos políticos sobre la importancia de la atención primaria como base del sistema como presupuestos aprobados en los que a la atención primaria se destinan las migajas de un sistema sanitario que hipertrofia la atención hospitalizada, alejando al sistema sanitario de aquellos que lo sustentan: los ciudadanos.

En ocasiones podemos parecer la persona desengañada sentimentalmente que opina que todas los seres del género opuesto son execrables; eso suele ocurrir después de escenas de "demostración de poder" tales como la instauración de tratamientos científicamente dudosos (pero comercialmente indudables) o utilizaciones del médico de cabecera como secretario personal ("las recetas ya se las hará su médico de cabecera").

No cabe ninguna duda de que la generalidad de los médicos de la atención hospitalaria (2º o 3er nivel) se pre-ocupan por sus pacientes, les exploran, meditan sus decisiones, blablabla,sí, eso está claro, y si alguna vez pareció que no lo estaba, dicho queda.

De lo que a mi tampoco me cabe duda es de que cuando uno elige plaza en el MIR una de las cosas que hace es elegir entre que el centro de su práctica sea el conocimiento sobre la enfermedad o el conocimiento sobre el paciente ("elegir" no quiere decir que lo otro no te importe, sino que potenciarás más una cosa...). Una cosa no excluye la otra, pero la especialidad elegida (y el medio en el que se ejerza) determina la predominancia de una cosa o de la otra. El que elige enfermedad también conoce paciente. El que elige paciente también conoce enfermedad. Pero si partimos de la base de "no existen enfermedades sino enfermos" comprenderán que muchos a veces nos horroricemos ante la ignorancia del sujeto aunque sea con gran dominio del objeto...

Así que, a partir de ahora, amigxs especialistas hospitalarios (o periféricos), sabemos que estamos juntos en esto. Como también estaríamos juntos, esperamos, en lo otro, que es lo que muchos queremos que sea, un sistema sanitario en el que los acentos se pongan en "la base del sistema sanitario"... los acentos de facto, no los acentos de discurso, claro...

[no son más que pensamientos a-bote-pronto... seguiremos autocriticomedicando...]