[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]
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20.12.11

Flatoril, Almirall, Google y mis pacientes

En Almirall no son nada modernos ni dospuntocero ni nada de eso. Por más que he buscado en su página web no he conseguido encontrar su cuenta de twitter o facebook o similar (aunque no descarto que haya sido por mi idiocia post-guardia).

Si fueran un poco más (post-)modernos sabrían que si uno busca "Flatoril" en Google lo que verá es lo siguiente:

Sí, un medicamento de esos que no se vende por la ciencia que hay detrás sino por ser una dolencia habitual y sobre la cuál se habla en la cola de la frutería de forma que este medicamento puede salir a colación como quien recomienda tomar un zumo de naranja para el resfriado [misma efectividad] puede ver su nombre manchado por una entrada de un blog titulada "Fármacos sobreutilizados que no tomaría ni borracho".

Yo, un escéptico de las repercusiones que puede tener escribir algo en un blog he tenido oportunidad de utilizar este hecho en la consulta para que una paciente dejara de tomar tres cápsulas diarias del dichoso fármaco de forma crónica simplemente diciéndole:

"usted busque en internet, ya verá cómo lo primero que aparece es el prospecto -que de poco le sirve porque lo tiene en las 500 cajas que ha debido comprar- y después en seguida puede encontrar algo hablando de sus efectos secundarios"

Al final lo de la reputación en internet y esas palabras que me dan ganas de vomitar sangre como "personal-branding" y tal van a servir de algo...

[que la siguiente página que aparezca en google sobre los efectos adversos del flatoril sea de Intereconomía nos llena de satisfacción],

13.7.11

Del e-patient al p-patient... o el periplo del error de foco

El p-patient (poor-patient) es un tipo de paciente muy frecuente en nuestras consultas del centro de salud y hospitales, pero lo será mucho más en los próximos años. El tipo de consultas más frecuentes en el p-patient suelen estar relacionadas con afecciones cardiovasculares, trastornos por somatización y consultas encuadrables dentro del ámbito de lo psicosocial.

El p-patient no demanda relacionarse con su médico por correo electrónico ni que la consejería de salud de su comunidad autónoma se gaste chorrocientos mil euros en redes sociales de pacientes o plataformas virtuales que lo empoderen. En realidad el p-patient en muchas ocasiones no sabrá siquiera deletrear la palabra “empoderar”.

Al p-patient no se le organizan congresos o jornadas, no se le escriben libros y ninguno de ellos se convertirá en un conferenciante de éxito. Lo más que logrará algún p-patient será encontrar un médico que entienda qué es lo que se esconde detrás de sus dolencias (e incluso delante). Lo más que se logrará para los p-patients será bajar la tasa de paro, remodelar edificios de 8 plantas sin ascensor o subir el salario mínimo interprofesional.

¿Que hay que prestarle atención también al e-patient (paciente que usa internet)? No me cabe duda, pero las diferentes atenciones que se le prestan a unos pacientes (e-patients) y a otros (p-patients) me hacen ver que seguimos fomentando un modelo de sistema sanitario que tapa más a quien menos frío tiene.