[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

2.3.13

El espíritu crítico como forma de confrontar una medicina que está podrida

Ayer tuve la suerte de participar en la mesa "La realidad del ejercicio profesional" junto con Vicente Baos y Antonio Monreal

A continuación dejo la presentación que utilicé y en los días siguientes iré colgando parte de la bibliografía en algún artículo en el que explique más detenidamente alguna parte de la charla...

La ponencia comenzó con los párrafos del libro Bad Pharma, de Ben Goldacre, que podéis ver aquí


28.2.13

Evaluando un año de medidas farmacológicas a base de mentiras

Y un año después habló.

Ayer Ana Mato, la ministra de sanidad, compareció en la Comisión de Sanidad del Congreso para decir que todo lo que habían hecho había sido maravilloso a la vez que decía que no querrían haberlo hecho y que todo era culpa del gobierno anterior...

Pero más allá de que lo dicho fuera previsible, llama la atención una afirmación:


Y es que Ana Mato no deja pasar una oportunidad para mostrar que, científicamente (ya sean ciencias sociales o experimentales), es una profunda analfabeta. ¿Por qué hacemos esta afirmación?

Por un lado, porque aunque políticamente pueda buscar la frase tajante, la simplificación de problemas complejos es un insulto para la población, especialmente si se trata de temas de salud; pero especialmente porque la bibliografía sobre los efectos de los copagos en el consumo de medicamentos es abundante y contradice la frase de la ministra. 

Uno de los artículos más claros al respecto es el que publicaron Goldman, Joyce y Zheng en JAMA en el año 2007, titulado "Prescription drug cost sharing" [enlace al texto completo]. En el texto podemos observar cómo se afirma que incrementos en los copagos de medicamentos se han asociado con una disminución de la toma de los mismos; estiman que un incremento del 10% en el precio redunda en una disminución entre el 2% y el 6% del gasto en medicamentos de prescripción.

Por otro lado, en el artículo de Tamblyn et al publicado también en JAMA bajo el título de "Adverse events associated with prescription drug cost-sharing among poor and elderly persons" [enlace al texto completo] se afirma que el incremento del copago en medicamentos en personas mayores se asocia con una disminución de la toma de medicamentos fundamentales para el tratamiento de dichos pacientes, un incremento de la aparición de eventos adversos (por cese de la toma de medicación) y un aumento de las visitas a los dispositivos de urgencias.

Las medidas en materia de medicamentos las hemos comentado en este blog (especialmente en el artículo "Sacando medicamentos de la financiación pública sin ton ni son") y en un reciente editorial de la revista AMF. Si tomamos unas medidas más-que-imperfectas en un contexto de crisis económica y destrucción de las redes de protección social, es lógico pensar que los efectos que hemos comentado previamente se hagan más evidentes.

Si uno quiere nadar argumentalmente contra la corriente establecida por la evidencia empírica, lo mejor es que lo haga cargado de datos, no de eslóganes.

Algo de bibliografía:

1. Goldman, D. P., & Joyce, G. F. (2007). Prescription Drug Cost Sharing. JAMA 2007;298(1).[enlace]
2. Tamblyn R et al. Adverse events associated with prescription drug cost-sharing among poor and elderly persons. JAMA 2001;285(4). [enlace]
3. Padilla J. Desbarajuste farmacológico (editorial). AMF 2012;8(9):482-3. [enlace]
4. Stuart B, Grana J. Ability to pay and the decision to medicate. Med Care 1998;36(2):202-11 [enlace]



25.2.13

Matando lo que funciona. Versión prisión de Villabona.


Ése podría simplemente ser un titular más. Otra cruz que añadir a la lista de los recortes. Incluso puede haber quien piense que "puestos a recortar, mejor hacerlo con quienes han hecho algo para merecerlo (y, con ese pensamiento, cerrar toda posibilidad de debate -por incomparecencia del pensamiento racional, digo).

Pero para nosotros no se trata de un titular más. cuando hace casi dos años tuvimos la oportunidad de visitar la Unidad Terapéutica y Educativa de la cárcel de Villabona nos quedamos impresionados porque logramos entender que, aún teniendo en cuenta todo lo que Foucault nos muestra sobre las prisiones como concepto en su libro "vigilar y castigar", la reinserción era un concepto abordable desde una óptica relativamente horizontal y colectiva.

Después de esa visita escribimos esto: "¿Y si las cosas sirvieran para algo? Llamémoslo Villabona".
Tras conocer durante mucho tiempo esta unidad el gran Rafa Cofiño ha ido publicando algunos posts en su blog:
1) Salud y prisión: "esta revolución es vuestra"
2) Un espacio de libertad en salud: agentes de salud en la prisión.
3) (XIX) Salud Comuntiaria en Imágenes, por Lázaro Blanco.

El sistema se rompe, y lo hace por los lugares más débiles... presos, inmigrantes indocumentados, desahuciados, personas con enfermedad mental,...

Si se destruyen las cosas que funcionan habrá que empezar a pensar que hay ciertas cosas cuyo éxito y correcto funcionamiento son un estorbo para el modelo de sociedad que algunos buscan.

Asco. Algo de pena, pero fundamentalmente Asco.

"Los enemigos internos de la sanidad pública..." en Agenda Pública


El mantenimiento del sistema sanitario público precisa del reconocimiento de sus puntos flacos para su mejora. El establecimiento de procesos de evaluación y reforma continua no ha de ser visto como una amenaza sino como una fortaleza. En este artículo vamos a intentar identificar algunos de esos puntos débiles que pueden comprometer la sostenibilidad interna y externa de nuestro sistema sanitario.

Así empieza el artículo que nos publican hoy en "Agenda Pública", de eldiario.es. Porque un requisito imprescindible para trabajar por un sistema sanitario público de calidad y sostenible es ser conscientes de qué aspectos del mismo pueden hacer que muera de éxito.

22.2.13

Los sistemas que cambian las redes

No sólo está amenazada la provisión pública de los servicios sanitarios, sino que, de forma más general (y consecuencia directa de la entrada de intereses económicos en la prestación sanitaria) está amenazada una concepción de cómo debe funcionar un sistema sanitario para maximizar su efecto sobre la salud de la población.

Para explicar esta frase inicial vamos a hacer uso de un esquema que ya hemos utilizado en ocasiones anteriores.


En un sistema sanitario en el que se quiera dar responsabilidad a los pacientes, sus entornos y comunidades, es necesario caminar hacia la construcción de redes distribuidas (la de la derecha del dibujo) donde la sectorización y subdivisión de los diferentes nodos favorezca la relación entre diferentes unidades funcionales, el intercambio de ideas, proyectos y recursos.

El paradigma de este tipo de asistencia (o lo que debería serlo) sería la asistencia sanitaria basada en la comunidad (tanto la medicina de familia como las unidades de salud mental comunitaria).

Que cada centro sanitario pase a depender de una empresa privada (con ánimo de lucro -Capio style- o sin ánimo de lucro -tipo Entidades de Base Asociativa-) incrementa las posibilidades de que la gestión de estos centros se lleve a cabo desde una perspectiva del proveedor, lo cual puede entorpecer, en cierto modo, la creación de redes distribuidas, pasando hacia un modelo de descentralización (el del medio del dibujo) o centralización (el de la izquierda).

Hay modelos de gestión que favorecen los centros frente a las periferias... y cuando el modelo de gestión se basa en el negocio es uno de esos casos. Moribundos, yonkis, prostitutas, locos (estos últimos pueden ser, incluso locas prostitutas yonkis moribundas) no encajan en modelos que cortan el fino hilo del que penden los recursos específicos de los que pueden depender para su atención.

[esto surge a partir de algunas cosas escuchadas ayer en las XIX Jornadas de la Asociación Madrileña de Salud Mental, donde participé en una mesa. Os dejo la presentación que utilicé.]




13.2.13

Nos engañan con datos envueltos en humo

Uno de los problemas para la toma de decisiones sanitarias está en la falta de datos útiles y en la incapacidad de transmitir a la población y a los trabajadores sanitarios los porqués de dichas decisiones.

Parte de culpa de estas dificultades la tiene el lenguaje en el que nos manejamos cuando hablamos de sanidad. Durante años hemos hipertrofiado un sistema de estadísticas basado en las variables de estructura (número de TAC / 100.000 habitantes, número de camas hospitalarias / 1.000 habitantes, número de XXX...) atrofiando nuestro vocabulario en términos de resultados (mortalidad evitable, número de reingresos hospitalarios, distribución por clases sociales de los resultados de la actividad del sistema sanitario,...).

Antes de utilizar variables como el número de aparatos de Resonancia Magnética (RM) por millón de habitantes para definir la calidad de un sistema sanitario deberíamos responder a una pregunta: ¿es mejor un sistema sanitario por el hecho de tener más aparatos de RM? o, formulado de otra forma menos ambiciosa pero más fácilmente estudiable, ¿existe relación entre tener más aparatos de RM y tener una mejor salud?

Si acudimos a las estadísticas que publica la OCDE [todos los datos disponibles aquí] podemos ver cuántos aparatos de Resonancia Magnética tienen los países miembros de la OCDE (cuyos datos estén disponibles) y compararlos con alguna variable de resultados en salud; en nuestro caso hemos elegido la variable "Esperanza de vida a los 65 años (hombres)". Al poner los resultados en una gráfica obtenemos lo siguiente:

Elaboración propia a partir de datos de la OCDE (2010)
El coeficiente de correlación que obtenemos del análisis de ambas variables de forma conjunta es de 0,342, lo cual indica que el número de aparatos de RM por millón de habitantes y la esperanza de vida a los 65 años se correlacionan de forma muy débil.

Dos ejemplos de la sobreutilización de variables de estructura para analizar la calidad de los servicios sanitarios los tenemos en: 1) Un artículo del blog de Juan Ramón Rallo (del año 2006), que es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando uno se mete a hablar de cosas de las que no tiene ni idea, intentando demostrar la superioridad del sistema sanitario estadounidense basándose exclusivamente en indicadores de infraestructuras. 2) La información transmitida por los medios de comunicación del informe anual que la FADSP publica comparando los sistemas sanitarios de las diferentes comunidades autónomas. (Un ejemplo: Madridiario haciéndose eco únicamente de indicadores relacionados con las infraestructuras)

Otro ejemplo de manejo parcial y sesgado de la información lo tenemos en la siguiente noticia:


El Ministerio de Sanidad (encarnado por la mismísima Ana Mato) ha dicho lo que podemos observar en el titular de arriba, comparándolo con los datos de 2008, año en el cual sólo el 68% calificaba la sanidad como buena o bastante buena...

Pero si ampliamos la lectura vemos lo siguiente...


Ocultación (chapucera) de datos por parte de la Ministra de Sanidad (que es muy de no enterarse de las cosas)

Y para no terminar en negativo, podríamos preguntarnos ¿qué variables podríamos utilizar para medir realmente la calidad de los sistemas sanitarios? Esa pregunta la dejaremos para otro artículo, pero como muestra dejamos la comparación entre "Gasto sanitario público per capita" y "Esperanza de vida a los 65 años" (coeficiente de correlación 0.545; correlación moderada... mejor que la anterior).
Elaboración propia a partir de datos de la OCDE (2010)

5.2.13

Los "sobres" que reciben los médicos

En el campo de la medicina los sobres que llevan dinero negro en otro ámbito aquí se transforman en otro tipo de corruptelas.
Un ejemplo lo tenemos en la página de inscripción del próximo congreso de la Asociación Española de Pediatría, que tendrá lugar dentro de unos meses en Sevilla. Dentro de las casillas del registro se guarda una casilla específica para "Laboratorio (rellenar si el registro es gestionado por empresa)".


Parece que tenemos claro que está mal (ética y legalmente) que una empresa privada pague dinero a un político a cambio de que luego éste tome decisiones que, mediante el uso de dinero público, favorezcan a dicha empresa...

...pero...

¿qué pasa si cambiamos algunas palabras?

"Una empresa privada -farmacéutica- paga dinero -en forma de inscripciones a congresos- a un médico a cambio de que..."

¿a cambio de qué?

En un estudio llevado a cabo por Andrés Fernández, Enrique Píriz y Javier Padilla (esto es, yo), y que esperamos que pronto se publique en alguna revista científica, tratamos de analizar la percepción de médicos y pacientes acerca de cómo la relación entre los médicos y la industria farmacéutica influye en la prescripción médica...

Los resultados que vamos a mostrar ahora son acerca de la opinión de los Médicos Internos Residentes (tamaño muestral n=99) sobre la influencia que esta relación médicos-industria tiene sobre ellos y sobre el resto de compañeros de profesión.



A la luz de estos datos sólo podemos concluir que "hay que ver cómo son los demás que son muy fáciles de corromper mientras que a mi no me influye nadie".

Ya hemos comentado en este blog (y en otros) nuestra postura acerca de las relaciones entre médicos e industria farmacéutica [Recomendamos encarecidamente (¿re?)leer el artículo "Relaciones con la industria farmacéutica; ¿se puede estar en la trinchera sin llenarse de barro hasta las rodillas?" co-escrito por un servidor, June Udaondo y José Valdecasas], pero parece claro que existen ciertas incompatibilidades (éticas y tal vez legales) en el establecimiento de relaciones ¿comerciales? mientras el ejercicio clínico se desempeña con dinero público.


31.1.13

Las transparentes conexiones de los "nuevos modelos de gestión"

En todos los textos que hemos podido leer en los últimos meses sobre la gestión privada de la sanidad pública de acuerdo a otras experiencias internacionales siempre se remarcaba una característica como variable imprescindible: TRANSPARENCIA.

Esa transparencia que desde el NHS británico se dijo que faltaba en los contratos entre el gobierno valenciano y las empresas del Modelo Alzira; esa misma transparencia que empezaba a escasear en las fórmulas de gestión privada de Suecia [Ver "Nos miramos en espejos rotos"].

En España lo de la transparencia nunca fue nuestro punto fuerte y además percibimos que así es (a la cabeza de Europa cuando se trata de pensar que nuestro país es corrupto, como muestra el "Corruption Perception index" de 2012 publicado por Transparency.org).

Hoy, día de sobres y escándalos, el Periódico Diagonal apunta a la Luna y no al dedo señalando:
"Las constructoras de los papeles de Bárcenas tienen cinco concesiones de hospitales en Madrid" (enlace a la noticia)
 Tal vez antes de mirar a costes y resultados tenemos otros aspectos a los que prestar atención... de ética y estética.

29.1.13

La sinceridad oculta sobre las urgencias rurales

Llevamos unos meses andándonos con rodeos, recortando unas prestaciones u otras, intentando que pase desapercibido, pero ha llegado el momento de decirlo claramente: "Personas que vivís en pueblos: morid o emigrad".
En un sistema que basa su gasto público (y privado, la mayoría de las veces) en tratar convertirlo todo en una economía de escala, tener a unos cuantos ciudadanos viviendo desperdigados en pueblos pequeños (especialmente si se trata de personas mayores, que ni siquiera aportan nada a la sociedad más que gasto de pensiones, medicamentos y asistencia sanitaria -menos mal que les quitamos la prestación de la dependencia-) supone un lastre para nuestra economía. Y aquí lo primero es la economía (como ente abstracto, nada concreto), lo de las personas va después (especialmente, ya lo hemos dicho, si se trata de viejos).
Primero nos centramos en tratar de destruir las escuelas rurales; lo mejor para que no haya ancianos viviendo en los pueblos es que se marchen de allí siendo jóvenes; pero vimos que hay que esperar mucho tiempo hasta que esa medida se note en nuestras cuentas de resultados (y aquí de lo que se trata es de sacar beneficio a cuatro años), así que hemos tenido que meter mano en la asistencia sanitaria...
Sabíamos que sería complicado. Primero dijimos que teníamos estudios que decían que no era eficiente tener abiertos los centros que íbamos a cerrar, pero en realidad era broma; los estudios nos los hemos inventado después y ahora tenemos un papel que dice que mantener esos centros es un despilfarro. Por último, nos dedicamos a decir que los médicos y enfermeros que trabajan en esos centros de urgencias de los pueblos no hacen otra cosa que dormir y, de vez en cuando, atender algún catarrillo.
No es nada personal contra la sanidad o contra la educación, no en este caso; es, simplemente, que tener a la gente viviendo de forma que no suponga un máximo de eficiencia económica según nuestras (no) leyes de mercado no nos gusta, y tenemos que evitarlo por las buenas o por las malas.

Atentamente
Sus gobernantes.

No sería de extrañar que una carta así apareciera en los buzones de las casas de los pueblos con menos de 5.000 habitantes. Uno sabe que los recursos sanitarios hay que disponerlos con cuidado, táctica y estrategia para maximizar los beneficios que la población (la sociedad en su conjunto) extraiga de ellos; sin embargo, eso está reñido con la descalificación continua a los trabajadores de los servicios sanitarios [quien haya trabajado haciendo guardias en un pueblo perdido sabe que se encuentra vendido ante la variedad de problemas sanitarios de gravedad que pueden sobrevenirte en cualquier momento].

En el blog Regimen Sanitatis 2.0 podemos leer una entrada imprescindible sobre el tema de "Urgencias santiarias rurales"; no se trata solo de eficiencia de un dispositivo concreto de urgencias, sino de la eficiencia global del sistema, en la cual entra la equidad en el acceso a la asistencia sanitaria y la justicia al meter mano a unos dispositivos considerados "un derroche" mientras los asesores de los cargos de un gobierno autonómico aumentan en número y remuneración.

"No puede haber un centro médico de urgencias en cada pueblo", afirman algunos iletrados funcionales (disfuncionales, mejor dicho), tratando de convertir el problema en algo que no es. Quien conoce las urgencias rurales sabe que puede haber puntos suprimibles y otros imprescindibles; también sabe que un pueblo que tenga el centro de urgencias más cercano a 45 minutos costará vidas o migraciones. 

25.1.13

Una huelga de idiotas, un trabajo de políticos.

- Buenas noches.
- ¿Aún por aquí?
- Ya ves, pensé que la noche sería corta y mira...
- ¿Quieres otra? 
- Sí por favor. Estoy helado de llorar.

Todo empieza como en esas noches en que no tienes pensado salir. Sales a la calle sin esperanza. Sales del portal con timidez, sintiéndote feo, mal peinado y con idea de madrugar al día siguiente. Ciertamente su huelga fue antes que nuestro trabajo (aquí no hay huevos-gallinas-huevos). Ellos, los idiotas, comenzaron su huelga hace tiempo, mucho mucho tiempo. Nosotros decidimos echarnos al trabajo hace poco más de un mes. Decidimos comenzar a trabajar sin sospechar que la noche sería larga y nos cogió con apenas unas monedas en el bolsillo.Quizá tu no lo sepas, pero las palabras fueron falseadas este mes. Repetidas como los pares craneales, como el credo de la prevención y como el mantra de los gays promiscuos. Durante todo el mes se ha repetido que los médicos estábamos de huelga mientras que los políticos trabajaban. Algunos, más agudos y correctos, sentenciaban: “ esta es una huelga apolítica” Como siempre, las palabras, cinceles y barrotes, suaves y transparentes, nos esculpen y amordazan.

Todo fue justo al revés de como se contó:
Son nuestros gobernantes los que desde hace tiempo hacen huelga. Una huelga de “moda”, de las apolíticas. Huelga sin servicios mínimos y sin pactar; lo que llamamos una huelga salvaje. Cada cuatro años, la mesa de negociación les entrega otros cuatro años de derecho a huelga salvaje, de desgobierno de lo público. Nuestros gobernantes son hoy más que nunca seres profundamente apolíticos. Entendiendo política: “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.” (9ª acepción de la RAE para política/co). Hace tiempo que abandonaron el interés por lo público virando todo su trabajo a construirse ( literal) un ostentoso, privado y personal futuro. Quizá alguno, con razón diga que llamarlos apolíticos es ser benévolo; que ésta es una actitud política de signo confeso. Estaré de acuerdo, insisto en su apoliticidad en tanto someten el interés general al suyo personal.
Idiota como recuerda F. Savater en Política para Amador es aquel que renuncia a participar de la organización de la vida pública, un egoísta dedicado sólo al interés privado. Parece difícil poder encontrar un mejor ejemplo de ciudadano que abandona la vida pública en beneficio del lucro privado que un gobernante español del S.XXI.
Entenderás que estando así las cosas, de aquí en adelante me refiera a los huelguistas como políticos y a nuestros gobernantes como idiotas. Con todo el respeto y con el único afán de emplear el lenguaje con exactitud.

Hasta ahora habíamos empleado nuestro tiempo en pasear el lado cómodo del fonendo de tórax en tórax. Ahora nos tocaba explicarles a los del lado frío (del fonendo) que hoy no tocaba escuchar su tórax, que teníamos algo mejor que hacer. Trabajar como políticos, emplearnos en la actividad pública. Así comenzamos a informarnos sobre leyes, organización del sistema sanitario, evidencias en modos de gestión sanitaria etc. Sin darnos cuenta, sintiéndonos tremendamente apolíticos (nos los repetían día tras días) fuimos los seres más políticos de la comunidad de Madrid.
Sanitarios venidos a políticos chocamos con la realidad. Creíamos que hacer política era hablar en plata y decidir sobre el oro. Hablar, ejecutar y besar las pastas orgánicas de la Constitución sintética. Esperábamos cambios, esperábamos que aquello que para nosotros era obvio lo fuera también para nuestros gobernantes. Muy al contrario nos prescribieron mentiras y desprecio a dosis de choque. Nos sorprendió sentir en nuestras carnes lo que ya todo un país llevaba sintiendo años. Nos sorprendió gritar frente a frente contra la policía, ser empujados y pisados. Tuvimos que ponernos a distancia de beso, hostia o multa. Y ya se sabe, de un tiempo a esta parte la policía no besa. No necesitábamos ver el periódico para ver cómo acabó aquella huelga. Ahora los radicales éramos todos menos ellos, los idiotas. Wellcome to the hell.
No fuimos una leyenda y como tal erramos. El primero fue pensar que todo comenzó en Octubre, en Madrid. Mesianismo destilado, centralismo histórico. Algunos clínicos repasaron el historial clínico de España. Con cara de poker nos recordaron que desde 1997 somos un país seropositivo en nuevas formas de gestión. También nos equivocamos al pensar que este problema era órgano específico. Pensar que nuestras luchas nada tenían que ver con maestros, mineros y desahuciados fue una vez más reírnos de Lalonde M.
Incluso reconocimos en nuestros hospitales y centros de salud estructuras podridas con carencias en vitaminas D y T. Democracia y transparencia. Habrá que ver si alguien le coge la vía al niño o lo dejamos crecer con el raquitismo que nos caracteriza.
Por suerte no hemos hecho sino empezar. Ha llegado el momento de no ser médico ni enfermero. Tampoco estudiante ni licenciado. Ni siquiera del partido. Esta huelga es una crisis más, muy grave, de una enfermedad sistémica. España es un país gobernado por idiotas.

Estoy seguro de que cambiaremos nada, todo o un poco. Quizá nos juguemos el futuro, pero yo de ese no tengo certeza. El que cada día se juega en este país es el presente, el presente de los idiotas. Y yo al menos prefiero vivir siendo un ciudadano político a un idiota (apolítico).

- ¿ Una pinta de huelga apolítica como siempre?
- No, esta vez no.
- ¿Entonces?
- Hoy un doble de utopía politizada.
- Tsss .. Sabes que no me dejan servir eso. No está en el Anexo IV de participación ciudadana.
- Esta noche ya no deciden ellos, llena.
- Hacía tiempo que soñaba con abrir esta botella juntos ...

PD: La narración comenzó a petición de la revista Oido Interno donde ha sido publicada. (estudiantes de la U.C.M.).




23.1.13

Recortes que SÍ afectan a la calidad asistencial: el juego de los huecos

Hace casi cuatro meses publicamos un artículo llamado "Los recortes no afectarán a la calidad asistencial. Toma 2304".

Ayer, gracias a un amigo (MIR de medicina familiar y comunitaria) podemos ver cómo la minimización de los efectos en salud de los recortes en sanidad se produce gracias al sobreesfuerzo realizado por las personas que trabajan en nuestro sistema sanitario.


Sí, el hecho de que aparezcan 4 pacientes citados a la misma hora bajo el epígrafe de "demanda clínica" quiere decir que entre las 15.00 y las 15.05 en teoría deben ser vistos, atendidos, historiados, explorados, diagnosticados y tratados cuatro pacientes (1'15'' por paciente).

Bajadas de sueldo, precarización de los contratos eventuales, repetición del discurso de que hay que hacer más con menos,..., mientras se repite el mantra de "Los recortes no afectarán a la calidad asistencial" incrementan la distancia entre los trabajadores y los dirigentes sanitarios.

Cuadruplicar huecos de cita (cuando el tiempo por paciente es de 5 minutos, tema para tratar aparte) no creemos que se encuadre en ningún plan de mejora y sostenibilidad, y es un claro ejemplo de que "los recortes SÍ afectan a la calidad asistencial"

[nota: aunque este fenómeno de la multiplicidad de citas a la vez no es nuevo, su incremento responde, en parte, al cese de contrataciones para sustituciones y otros menesteres; nos consta que es un signo más de la marca España, así que no vamos a delimitarlo a una Comunidad Autónoma en concreto]

22.1.13

La miope visión de nuestra economía al hablar de la longevidad


El ministro de finanzas japonés, Taro Aso, sobre los ancianos: 'Que se den prisa y se mueran' (22/01/2013)

La viceconsejera de Asistencia Sanitaria de Madrid: '¿Tiene sentido que un crónico viva gratis del sistema?' (23/01/2012)

No son solamente metidas de pata de dos cargos públicos con evidentes limitaciones para el ejercicio de un cargo público que exija la comunicación con la población, sino que es la traducción de un pensamiento que a la hora de mirar la economía desatiende por completo el valor de la vida y sólo se limita a mirar los costes de vivirla.

"Lo más barato para el sistema sanitario es dejar morir a un paciente" FALSO. Quien argumente con esa afirmación demuestra no haber comprendido en absoluto cómo se ha de regir una institución pública a la hora de tomar decisiones en economía de la salud. La perspectiva social (de la cual hemos hablado aquí en múltiples ocasiones) que debe tomar una institución pública ha de tener en cuenta los costes y los beneficios de las decisiones dentro de un contexto global; los años que dejen de ser vividos por una persona son un coste para la sociedad; un coste que es complicado resumir en una cifra de euros, pero que queda claramente representado en algunos trabajos como el recientemente publicado en el British Medical Journal a propósito del tabaquismo y el coste que éste supone para la sociedad [enlace al texto completo].

El envejecimiento de la población puede suponer (y supondrá) un reto para la sostenibilidad de algunos de nuestros servicios de provisión social, pero como se puede observar en el informe de La Caixa de noviembre de 2010 "Sanidad y Salud" no es el envejecimiento de la población el factor que más influye en el aumento del gasto sanitario en los países de nuestro entorno [recomendamos recordar este post de hace unos años].

Tenemos un sistema que piensa que la longevidad es un problema, habiendo voces que instan a abolirla -o al menos abordarla-, bajo el discurso de que no hay alternativas para repensar la forma en la que consideramos los beneficios y los costes en nuestros servicios públicos...

...si este pensamiento sale a la luz cuando hablamos de servicios públicos... ¿se imaginan qué pasaría si estos fueran privados?... pues eso.

17.1.13

¿De verdad "le puede pasar a cualquiera"?

Hoy Soraya Saenz de Santamaría ha protagonizado un vídeo, cuanto menos bochornoso, en el que para ilustrar la honda preocupación del gobierno de la nación con el asunto de los desahucios ha dicho "esto le puede pasar a cualquiera".



Esa frase de "esto le puede pasar a cualquiera" tiene su correlato en el mundo de la salud con la tan manoseada afirmación de "la enfermedad iguala a ricos y pobres".

Pues no, lo siento mucho pero no es así. La creencia de que la adversidad (social, económica o de salud) afecta por igual a más ricos y más pobres trata de negar de forma frontal el papel que el nivel socioeconómico tiene sobre diferentes aspectos de la vida.

El cáncer de pulmon, ¿"le puede pasar a cualquiera"?... pues sí, claro, pero si vemos la distribución del tabaquismo entre empleados y desempleados a lo mejor podemos deducir que a unos les puede pasar más que a otros.

La obesidad (y las complicaciones de salud que se puedan derivar de ella) ¿"le puede pasar a cualquiera"?


Evidentemente sí, pero hay ciertos determinantes sociales que van a favorecer que a unos les pueda pasar más que a otros.

¿Y la muerte? La muerte está claro que le va a pasar a cualquiera... pero...


Incluso para morirnos parece que "unos son más iguales que otros", según diversos factores socioeconómicos.

Así que, frente el discurso que tiende a negar la existencia de clases sociales es cuando hay que hacer explícitos los datos que muestran que para las cosas que verdaderamente importan las clases sociales suponen una influencia capital.

[recomendamos la lectura del artículo "Social inequalities in health measuring the contribution of housing deprivation and social interactions for Spain" de Rosa M Urbanos, publicado en el International Journal for equity in health]

16.1.13

Sobre gasto sanitario a golpe de tweet



El otro día estuvimos comentando cuatro cosas sobre hacia donde nos lleva el Programa de Estabilidad 2012-2015 en términos presupuestarios sanitarios...
































15.1.13

De centros, periferias y recortes

Cuando alguien sufre una gran hemorragia su organismo se las arregla para redistribuir el flujo de sangre haciendo que ésta se dirija a las zonas que con mayor prioridad deben recibir oxígeno. De esta forma, en una situación de hipovolemia (bajo volumen sanguíneo circulante) nuestro cuerpo priorizará que el oxígeno llegue al cerebro o al corazón antes que al dedo gordo del pie derecho.

Si cambiamos "cuerpo" por "sistema sanitario" y "hemorragia" por "pérdida de financiación", entonces tenemos el reto ante el que se enfrenta nuestro sistema sanitario en la actualidad. Hay dos maneras de interpretar esta analogía:

1- Interpretación morfológica.

Hay quien piensa que los organos principales de nuestro sistema sanitario se encuentran en los hospitales y que los centros de atención a pequeñas poblaciones (especialmente sus puestos de urgencias) serían aquellos órganos accesorios cuya falta de oxigenación tampoco traería muchas consecuencias. En virtud de esta concepción en la cual lo central es lo hospitalario y lo periférico es la atención primaria (y más concretamente la que se provee en las poblaciones rurales) lo lógico sería redistribuir la financiación hacia lo central, cerrando dispositivos de asistencia periféricos sin que estos cierres se deban a sesudos estudios de coste-efectividad o respondan a modelos de diseño urbano-rural, sino por el mero hecho de que son periféricos, están alejados del centro.
Esto es lo que ha hecho el gobierno de Castilla La Mancha al cerrar 21 centros de atención continuada en poblaciones rurales debido a la baja afluencia de pacientes a esos centros (sin presentar otros informes de dispersión geográfica, cronas de llegada a otros centros que permanezcan abiertos,...)

2- Interpretación cualitativa.

Esta forma de interpretar la analogía con la hemorragia del cuerpo humano nos diría que lo que tendría que hacer el sistema sanitario es redistribuir la financiación hacia aquellos lugares que aporten salud a la población tras el análisis de algo más allá que el número de pacientes atendidos al día o la población asignada a dicho centro; que tenemos un sistema sanitario notablemente hospitalocéntrico y alejado de la población en el cual tal vez habría que trabajar más por ver cómo acercar la asistencia sanitaria a la población conjuntamente con otros servicios de protección social a la par que dejamos de utilizar la construcción de hospitales como si de una línea de tren AVE se tratara (donde cada municipio quiere el suyo con independencia de que esto tenga algún sentido según cualquier estudio de planificación).

Más allá de las dos interpretaciones.

Desde hace tiempo hemos comentado en este blog que el problema del gasto sanitario parecía más un tema cualitativo (mucho dinero utilizado en cosas que añadían poco a la salud de la población) que cuantitativo. Sin embargo, parece que el actual gobierno nos quiere hacer cambiar la visión. Como se observa en esta imagen extraída del plan de estabilidad 2012-2015 la financiación sanitaria va a sufrir un recorte espectacular en términos cuantitativos, de modo que posiblemente pasemos a los puestos de cola de la OCDE.


Dedicando un 5.1% de nuestro menguante Producto Interior Bruto a sanidad nos empezará a dar igual la parte cualitativa del gasto porque incluso maximizando la utilidad de ese 5.1% los recortes en las prestaciones sanitarias se antojan monstruosos.

Yo me manifiesto claramente creyente en las periferias, como magistralmente expresó Roberto Sánchez en alguno de sus textos, porque los sistemas basados en periferias tienen una mejor capacidad de redistribución de los recursos y de afrontamiento de las dificultades mediante la generación de redes distribuidas (la opción C del siguiente dibujo -tomado de este post de @querolus-).

Aunque tal vez los recortes y la forma de llevarlos a cabo no responden a este tipo de reflexiones y planteamientos, sino que simplemente tienen que ver con cómo se toman las decisiones en materia de salud pública [ahora es cuando haces click aquí y lees lo que Rafa Cofiño dijo al respecto en su blog y que sirve para entender más cosas de las que querríamos]