[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]
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25.1.13

Una huelga de idiotas, un trabajo de políticos.

- Buenas noches.
- ¿Aún por aquí?
- Ya ves, pensé que la noche sería corta y mira...
- ¿Quieres otra? 
- Sí por favor. Estoy helado de llorar.

Todo empieza como en esas noches en que no tienes pensado salir. Sales a la calle sin esperanza. Sales del portal con timidez, sintiéndote feo, mal peinado y con idea de madrugar al día siguiente. Ciertamente su huelga fue antes que nuestro trabajo (aquí no hay huevos-gallinas-huevos). Ellos, los idiotas, comenzaron su huelga hace tiempo, mucho mucho tiempo. Nosotros decidimos echarnos al trabajo hace poco más de un mes. Decidimos comenzar a trabajar sin sospechar que la noche sería larga y nos cogió con apenas unas monedas en el bolsillo.Quizá tu no lo sepas, pero las palabras fueron falseadas este mes. Repetidas como los pares craneales, como el credo de la prevención y como el mantra de los gays promiscuos. Durante todo el mes se ha repetido que los médicos estábamos de huelga mientras que los políticos trabajaban. Algunos, más agudos y correctos, sentenciaban: “ esta es una huelga apolítica” Como siempre, las palabras, cinceles y barrotes, suaves y transparentes, nos esculpen y amordazan.

Todo fue justo al revés de como se contó:
Son nuestros gobernantes los que desde hace tiempo hacen huelga. Una huelga de “moda”, de las apolíticas. Huelga sin servicios mínimos y sin pactar; lo que llamamos una huelga salvaje. Cada cuatro años, la mesa de negociación les entrega otros cuatro años de derecho a huelga salvaje, de desgobierno de lo público. Nuestros gobernantes son hoy más que nunca seres profundamente apolíticos. Entendiendo política: “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.” (9ª acepción de la RAE para política/co). Hace tiempo que abandonaron el interés por lo público virando todo su trabajo a construirse ( literal) un ostentoso, privado y personal futuro. Quizá alguno, con razón diga que llamarlos apolíticos es ser benévolo; que ésta es una actitud política de signo confeso. Estaré de acuerdo, insisto en su apoliticidad en tanto someten el interés general al suyo personal.
Idiota como recuerda F. Savater en Política para Amador es aquel que renuncia a participar de la organización de la vida pública, un egoísta dedicado sólo al interés privado. Parece difícil poder encontrar un mejor ejemplo de ciudadano que abandona la vida pública en beneficio del lucro privado que un gobernante español del S.XXI.
Entenderás que estando así las cosas, de aquí en adelante me refiera a los huelguistas como políticos y a nuestros gobernantes como idiotas. Con todo el respeto y con el único afán de emplear el lenguaje con exactitud.

Hasta ahora habíamos empleado nuestro tiempo en pasear el lado cómodo del fonendo de tórax en tórax. Ahora nos tocaba explicarles a los del lado frío (del fonendo) que hoy no tocaba escuchar su tórax, que teníamos algo mejor que hacer. Trabajar como políticos, emplearnos en la actividad pública. Así comenzamos a informarnos sobre leyes, organización del sistema sanitario, evidencias en modos de gestión sanitaria etc. Sin darnos cuenta, sintiéndonos tremendamente apolíticos (nos los repetían día tras días) fuimos los seres más políticos de la comunidad de Madrid.
Sanitarios venidos a políticos chocamos con la realidad. Creíamos que hacer política era hablar en plata y decidir sobre el oro. Hablar, ejecutar y besar las pastas orgánicas de la Constitución sintética. Esperábamos cambios, esperábamos que aquello que para nosotros era obvio lo fuera también para nuestros gobernantes. Muy al contrario nos prescribieron mentiras y desprecio a dosis de choque. Nos sorprendió sentir en nuestras carnes lo que ya todo un país llevaba sintiendo años. Nos sorprendió gritar frente a frente contra la policía, ser empujados y pisados. Tuvimos que ponernos a distancia de beso, hostia o multa. Y ya se sabe, de un tiempo a esta parte la policía no besa. No necesitábamos ver el periódico para ver cómo acabó aquella huelga. Ahora los radicales éramos todos menos ellos, los idiotas. Wellcome to the hell.
No fuimos una leyenda y como tal erramos. El primero fue pensar que todo comenzó en Octubre, en Madrid. Mesianismo destilado, centralismo histórico. Algunos clínicos repasaron el historial clínico de España. Con cara de poker nos recordaron que desde 1997 somos un país seropositivo en nuevas formas de gestión. También nos equivocamos al pensar que este problema era órgano específico. Pensar que nuestras luchas nada tenían que ver con maestros, mineros y desahuciados fue una vez más reírnos de Lalonde M.
Incluso reconocimos en nuestros hospitales y centros de salud estructuras podridas con carencias en vitaminas D y T. Democracia y transparencia. Habrá que ver si alguien le coge la vía al niño o lo dejamos crecer con el raquitismo que nos caracteriza.
Por suerte no hemos hecho sino empezar. Ha llegado el momento de no ser médico ni enfermero. Tampoco estudiante ni licenciado. Ni siquiera del partido. Esta huelga es una crisis más, muy grave, de una enfermedad sistémica. España es un país gobernado por idiotas.

Estoy seguro de que cambiaremos nada, todo o un poco. Quizá nos juguemos el futuro, pero yo de ese no tengo certeza. El que cada día se juega en este país es el presente, el presente de los idiotas. Y yo al menos prefiero vivir siendo un ciudadano político a un idiota (apolítico).

- ¿ Una pinta de huelga apolítica como siempre?
- No, esta vez no.
- ¿Entonces?
- Hoy un doble de utopía politizada.
- Tsss .. Sabes que no me dejan servir eso. No está en el Anexo IV de participación ciudadana.
- Esta noche ya no deciden ellos, llena.
- Hacía tiempo que soñaba con abrir esta botella juntos ...

PD: La narración comenzó a petición de la revista Oido Interno donde ha sido publicada. (estudiantes de la U.C.M.).




26.11.12

Huelga decir que...


Dirán que lo haces para cuidar tu plaza fija (como si eso fuera un mal motivo), mientras adjudican concursos a empresas en las que trabajan sus hijos.
Dirán que eres un joven sanitario que sólo aspira a ser funcionario. Eso te lo dirán funcionarios de toda la vida, claro está.
Dirán que en realidad te da igual que sea público o privado, que lo que te pasa es que tienes miedo al cambio, cuando si eres joven es posible que este año hayas firmado más de 40 contratos... lo que tienes miedo es a que el cambio no llegue...
Dirán que al paciente le da igual si el que le administra la quimioterapia es un centro de un tipo u otro, sin pensar qué otras cosas le dan igual al paciente
Dirán que no hay motivos para la huelga. Lo dirán los que representan los motivos para la huelga.
Dirán que nuestro sistema sanitario no es sostenible, mientras al juntarse con sus amigotes les dicen que ahí hay un gran botín.

Motivos hay, y tal vez los tuyos serán distintos que los de tu compañero de al lado, pero lo que defendéis es algo que os afecta a todos por igual.

Los que os miramos desde la distancia os seguimos desde cerca.

22.10.12

De huelgas "de clase" con mentalidad global. Toma 1.




La sectorización de las movilizaciones, cuando se comparten agresiones comunes a distintos colectivos, siempre me han parecido un signo inequívoco de debilidad. Una misma acción aplicada a diez grupos de trabajadores a la vez puede dar lugar a diez movilizaciones distintas con menor fuerza que una movilización unitaria y más fácilmente acallables (dado que siempre es más fácil contentar a un 20-30% que al total).

Esta semana tiene lugar en Andalucía una huelga de médicos , reclamando una aplicación negociada (y no unilateral por parte de la administración) del incremento horario (la famosa jornada de 37.5 horas semanales) en dicho colectivo. Aún teniendo la idea de que la unión de la clase trabajadora o, al menos, de todos los trabajadores sanitarios, es el único camino para la horizontalización de las relaciones laborales, pongo aquí algunos motivos por los que animo a todos los compañeros médicos de Andalucía a participar en esta huelga:

1. El papel del sistema sanitario público como herramienta de protección social de la población es innegable y fundamental en un país que aspire a que el Estado juegue un papel de redistribución de la riqueza y lucha contra las desigualdades. Defender la calidad de la sanidad pública es trabajar por la sociedad en su conjunto.

2. Maneras de cambiar un sistema sanitario hay muchas; la que suele estar siempre en boca de los colectivos implicados es la privatización de la provisión de los servicios, pero hay una forma más sencilla y menos obvia: querer que los trabajadores públicos quieran dejar de serlo y prefieran trabajar en el sector privado. Dañar las condiciones laborales de los trabajadores públicos es una forma más de dañar los servicios públicos (ya lo dijimos aquí). Defender la calidad laboral (y formativa) de los trabajadores sanitarios del sistema público de salud es trabajar por la sociedad en su conjunto.

3. Uno puede tener motivaciones para ir a la huelga que trasciendan los motivos por los cuales el sindicato en cuestión la convoque. El cambio del modelo del sistema sanitario, el parón de la contratación de profesionales sanitarios abocando a muchos médicos jóvenes al paro o la emigración, la exclusión del sistema sanitario público de los inmigrantes indocumentados o los mayores de 26 años que no hayan cotizado,... Hay motivos para alzar la voz contra la gestión del dinero público y el rumbo con el que se dirige el sistema sanitario que seguramente sean más importantes que la forma de aplicar las 10 horas mensuales más de jornada laboral, pero esto no debe ser un motivo para no secundar la huelga, sino un estímulo para que la unión, las movilizaciones y la presión se prolonguen más allá de esta medida puntual que tendrá lugar el martes. Parar la espiral de precarización de los trabajadores sanitarios es trabajar por la sociedad en su conjunto.

4. A título individual, como médico joven, según están las condiciones de contratación actualmente es imposible tener planteamientos de futuro porque tus contratos, como máximo, durarán hasta el mes que viene (y serán de un 75%, para que cotices menos). Cada vez tenemos menos que perder porque cada vez son menos las condiciones laborales dignas que nos quedan. Cuanto menos haya que perder menos miedo tiene que darnos plantarnos delante de los que dirijen esto... Saber defender nuestras líneas rojas es una forma de trabajar por la salud en su conjunto [aunque, personalmente, habría deseado que la línea roja de la mayoría estuviera más cerca de dejar a sus conciudadanos sin sanidad que de quedarse sin 10 horas de salario].


Ya lo dijo Javier Gallego en su -difunto- programa de radio "Carne Cruda": "Un hombre jodido al que no puedes joder más es un hombre jodido muy jodido de controlar".

Disfruten de la huelga, pero piénsenla y siéntanla con la mente abierta y la visión ensanchada.


[artículo co-pensado con cierta pediatroblasta de Sevilla que mañana huelgueará]